El Museo de Antropología de Madrid
fue el primero de este carácter que se creó en España y que ofrece al visitante
una visión global de la cultura de diferentes pueblos del mundo.
Sin embargo, y pese a lo curioso
de su contenido, lo es más si cabe su origen y su singular creador: el doctor
Velasco.
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Museo Nacional de Antropología |
El origen del museo
Este museo fue inaugurado el 29 de abril de
1875 por el rey Alfonso XIII, con el nombre oficial de «Museo
Anatómico». En la actualidad pretende ofrecer
una visión global de
las distintas culturas existentes en el planeta, con colecciones de gran
importancia y valor antropológico que cubren los cinco continentes.
Hoy es
de titularidad estatal, pero su fundación se debió a la iniciativa privada y
personal del médico segoviano Pedro González Velasco (1815-1882).
Este singularísimo hombre nació en
nació en Valseca, un pueblo de Segovia, en el seno de una
familia de origen muy humilde, posiblemente labradores. Se dice que el pequeño
Pedro realizaba labores de porquerizo pero que pronto destacó por su inteligencia
y que cuando tuvo ocasión de viajar a Segovia, donde profesó órdenes religiosas
menores, aprendería latín y conseguiría algún dinero ejerciendo como soldado.
En 1837, una vez muertos sus
padres, decide ir a Madrid a estudiar. Aquí trabajó como criado, y alguna que
otra dura labor, mientras de noche estudiaba medicina. Tres años después de su
llegada consigue la plaza de practicante y cinco años después obtiene el título
de cirujano.
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Doctor Velasco |
Ya como médico, estudió en varias
universidades europeas, llegó a ser catedrático de operaciones en la Facultad de Medicina de
Madrid y tenía plaza como doctor en el Hospital San Carlos (hoy Museo Reina
Sofía).
El
dinero obtenido en su labor médica le permitió viajar a menudo y con ello
empezó a coleccionar piezas de antropología y etnografía. Igualmente, decidió
construirse en 1873 , un palacete como residencia (diseño del Marqués de Cubas)
y que es el que hoy día alberga el Museo Nacional de Antropología.
En esta
mansión, el doctor Velasco depositó las piezas que fue adquiriendo en sus
viajes al extranjero y con ello creó el museo en su propia residencia,
concibiéndolo como un gabinete de anatomía, sufragándolo de su bolsillo,
siguiendo el modelo europeo de los gabinetes de curiosidades, típico entonces
de las grandes metrópolis. Su museo representaba los tres reinos de la
naturaleza, animal, vegetal y mineral, y destacó por su atrevida política de
adquisiciones antiguas y objetos etnográficos.
Su
inauguración, el 29 de abril de 1875, fue presidida por el rey Alfonso XII.
La leyenda
El museo
del exitoso doctor Velasco fue un importante punto de encuentro para el pensamiento liberal de la
época, con una sala dedicada específicamente al estudio del Hombre y su
relación con el cosmos. Además, contaba con un amplio repertorio de conchas de
mar, plantas o esqueletos.
Pero un acontecimiento en su vida personal iba a ensombrecer y trastocar su
trayectoria. Su única hija, Concha, fallecía en 1868 a los quince años de edad
cuando él mismo, cansado de los tratamientos del doctor Benavente (padre del
escritor Jacinto Benevante) que la trataba desde hacía años de un caso grave de
tifus sin ningún resultado aparente, le administró un purgante que pensó que la
curaría.
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Retrato hija del doctor Velasco |
El Dr.
Velasco, al parecer, nunca se recuperó de la pérdida. Antes de que su hija
Concha fuera enterrada, la embalsamó, y según cuenta la leyenda exhumó sus
restos del cementerio de San Isidro e instaló el cuerpo en una vitrina de la
casa-museo cuando este se concluyó. Y no sólo eso. En los mentideros del Madrid
de la época se contaba que, preso de devoción
por la difunta hija, a la que idolatraba, su
padre ordenó que la vistieran, maquillaran, peinaran y adornaran con las más
exclusivas joyas. El doctor Velasco, se decía, hablaba con ella, la sentaba a la mesa y hasta la llevaba a
pasear en calesa por el Paseo del Prado y que incluso la llevó a su propio
palco en el teatro.
Algunos expertos niegan absolutamente estos hechos y aseguran que Concha está enterrada en el
cementerio de San Isidro, que todo fue una “vendetta” política fruto de envidias
profesionales y por persecución ideológica.
La momia de la
Facultad de Medicina
Al cabo
de los años, la presión familiar sobre el doctor Velasco hizo que, finalmente,
se le diera sepultura a Concha.
Pero el
asunto no estaba zanjado. Ciertas versiones situaban
el cuerpo de la hija del doctor en una sala de la Facultad de
Medicina de la Universidad Complutense de Madrid con una etiqueta que
decía
«543, momia de la hija del Dr. Velasco». ¿Cómo llegó hasta
allí?.
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Momia de la Facultad de Medicina de Madrid |
Sobre
esto, en la Facultad de Medicina hay versiones contradictorias. Unas aseguran
que esa momia se la confundió probablemente con una niña muerta por una tisis
pulmonar, que se momificó por las
características químicas de un arroyo que pasaba junto al cuerpo. y que fue
entregado al Dr. Velasco para su investigación, y de ahí el equívoco con la
etiqueta. Otras, dicen que nunca estuvo allí y que
todo lo que rodea a la hija del doctor es fruto de las
supersticiones y de una leyenda, y que en cualquier caso era
una historia para asustar a los
estudiantes.
El museo hoy
Tras la
muerte del doctor Velasco (1882) el Estado compró el edificio y todas sus
colecciones a su viuda (aunque los contactos ya se habían iniciado en vida del
doctor), colecciones que luego se fueron ampliando con el paso de los fruto de
expediciones, viajes, donaciones, compras, etc. Tiene calificación de Bien de
Interés Cultural con categoría de
monumento histórico-artístico.
Estas colecciones abarcan los cinco continentes y cuentan con algunas piezas de
excepcional importancia y valor antropológico, (como el Gigante de Extremadura,
un joven pacense que llegó a medir 2,35 metros). En total comprenden más de
21.000 fondos museográficos.
Además,
el museo posee la mejor biblioteca antropológica de España y cuenta con una
colección de revistas científicas única en Europa, según sus responsables.
El Antropológico recibe cada
año unos 60.000 visitantes.