Entrada destacada

EL NÚMERO PI: UN VIAJE A TRAVÉS DE LA ETERNIDAD MATEMÁTICA

Imagen
 El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas.  ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d

GODOY: UN COLECCIONISTA DE ARTE EXCEPCIONAL

Manuel Godoy fue el hombre más poderoso de su tiempo. Pero además de poder político, acumuló una gran colección de arte con más de 1.100 pinturas entre las que se contaban “La Venus del espejo” de Velázquez, y de las dos “majas” de Goya, entre otras.  

Pero en 1808 estalló el motín de Aranjuez, en plena Guerra de Independencia napoleónica, y Godoy fue derribado y su colección se confiscó, pasando sus fondos a formar parte hoy día de las colecciones del Prado, la Academia de San Fernando o la National Gallery.
  
Godoy por Goya. Academia de San Fernando
Un superministro mecenas de las artes

Es realmente muy poco conocido que Manuel Godoy (1767-1851), el superministro de Carlos IV, a parte de temas políticos, llevó a cabo durante su mandato una relevante labor científica y cultural que le llevó a fundar la primera escuela de Veterinaria, una Escuela Superior de Medicina en Madrid, el Cuerpo de Ingenieros Cosmóografos, el Jardín Botánico de Sanlúcar, el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, el Depósito Hidrográfico, el Observatorio Astronómico, la Escuela de Sordomudos, el Instituto Pestalozziano, etc, así como su mecenazgo de la Arqueología española (la iniciación de excavaciones en Duratón, Segóbriga, Sagunto o Mérida se debieron a su iniciativa así como la restauración de la Torre de Hércules, la creación de la figura del "juez conservador de antigüedades" o el haber auspiciado la primera legislación de alcance nacional para la protección de Antigüedades). 

También fue para el arte un gran mecenas, protegió a Goya, Meléndez Valdés o Moratín entre otros, pero también se le considera un moderno coleccionista de arte ya que su colección no provenía de herencia alguna, sino de su afán por reunir arte, de acuerdo con lo que iba a ser la tendencia del coleccionismo a lo largo del siglo XIX



 Para hacerse una idea aproximada de la dimensión de la colección de arte que poseía Godoy, más de 1.100 pinturas, sólo habría que mencionar que el Museo Nacional del Prado tiene en exposición actualmente 1.300 obras.

Cristo crucificado de Velázquez. Prado
El poderoso ministro, que ostentaba un gran poder político y económico, llegó a reunir numerosas casas y posesiones, y sólo en Madrid era dueño de tres palacios (el llamado Palacio de Godoy, situado en la plaza de la Marina Española; la Casa de recreo del II Conde del Campo Alange (en Carabanchel); y el Palacio de Buenavista) a todos los cuales les dotó, y revistió sus paredes y techos, con su colección de arte.
  
Pero en 1808 se produjo su caída, exilio y confiscación de todos sus bienes. Sus palacios y posesiones, tras el “motín de Aranjuez”, fueron objeto de rapiña por parte de las turbas asaltantes. No obstante, también el Estado se hizo con la posesión de muchos de tales bienes, así como el duque de Wellington (regalados por Fernando VII) parte de las cuales pueden contemplarse en Apsley House o en la National Gallery, o fueron botín de las tropas napoleónicas.

El encono de Fernando VII contra Godoy, el nuevo rey tras la Guerra de Independencia, fue manifiesto. Le obligó a renunciar a sus títulos nobiliarios y e confiscó todos sus bienes, sin dar razón de causa alguna.

Posteriormente, Isabel II le devolvió sobre el papel a Godoy todos sus bienes. Le fueron reintegrados los honores, cargos militares y títulos, salvo los de "príncipe de la Paz", "generalísimo" y "gran almirante", pero Godoy, ya octogenario, no volvió nunca más a España. Murió en Paris, con la que se dice, una modesta pensión concedida por Luis Felipe de Orleáns (el último rey francés).



 Pero en el momento de la muerte de Godoy sus bienes aún no le habían sido entregados, continuando sus herederos las reivindicaciones. Pero en tiempos de la Primera República (1873) el presidente Emilio Castelar declaró la nacionalización de todos los bienes de Godoy, pese a que éste tenía sobre ellos los títulos de propiedad y las sentencias judiciales a su favor que declaraban como expoliación ilegal las confiscaciones que había sufrido desde 1808.

La venus del espejo de Velázquez. National Gallery.
Un coleccionista compulsivo

Cuando Carlos IV confió a Godoy todo su poder político, este sólo contaba veinticinco años de edad, y ya para entonces fue manifiesto su interés por las obras de arte, tanto pinturas como otros objetos.

En dieciséis años que duró su ministerio (1792-1808) recopiló obras de la escuela flamenca, española e italiana de los siglos XVI a XVIII que había en España hasta ese momento.

Godoy consiguió su colección de arte de diversas formas, unas veces adquirida por encargo personal a los mejores artistas españoles de la época (principalmente retratos de él mismo y de sus familiares y decoraciones para su palacio madrileño) o comprada, pero otras incautando la obra a algún miembro de la nobleza o al propio clero valiéndose de su poder político y su posición social para conseguir esas obras maestras que anhelaba.

Gracias a tres inventarios se tiene conocimiento del volumen total de aquella fabulosa colección de arte de Godoy. El primero data del 1 de enero de 1808, realizado por el experto francés Fréderic Quilliet, sólo meses antes de que estallara el motín de Aranjuez, llevado a cabo “in situ” en el palacio madrileño del valido de Carlos IV. Este refleja con mayor exactitud el número total de la colección ya que los posteriores (en 1813 y 1814-15) fueron inventarios judiciales posteriores a los acontecimientos que llevaron a Godoy al exilio permanente, y por entonces, la colección ya muy mermada debido a la confiscación de sus bienes por la corona (incluidos los desnudos que incautó la Inquisición) y el saqueo de las tropas francesas.

Condesa de Chinchón por Goya. Prado
También se sabe que el Consejo de Castilla aprobó en ese mismo año de 1808 la creación de un Museo Nacional (adelantándose así en once años al Museo del Prado). Sin embargo, este no pudo hacerse realidad dado lo caótico de la situación en ese momento en España. Si hubiese podido haberse llevado a cabo, sin duda, la antigua colección de arte de Godoy hubiera sido parte de él y esta no se hubiera visto dispersada por las circunstancias y así hoy día España seguiría contando en sus pinacotecas con pinturas mundialmente famosas como ´La venus del espejo” de Velázquez y “La escuela del amor” de Correggio (ambas en la National Gallery de Londres, y adquiridas por Godoy a la XIII duquesa de Alba) Apolo y Marsias, de Ribera (Musées Royaux des Beaux-Arts de Belique, Bruselas); San Pedro con Alejandro VI y Japopo Pesaro, de Tiziano (Kosinsklijk Museum vooor Schone Kunstem, Amberes), y muchas otras obras hoy perdidas o destruidas para siempre.

Tras el saqueo del palacio de Godoy, sólo se pudieron inventariar 381 obras, de las cuales, más o menos un centenar pasó a manos de su primera esposa, María Teresa de Borbón y Villabriga, condesa de Chinchón y sobrina de Carlos IV, en 1813. El resto, fueron cedidas a la Real Academia deBellas Artes de San Fernando en 1816 y forman la base de su Museo (es el mayor grupo de pinturas de la colección que se conserva intacto).

Las obras que fueron de Godoy y que pertenecen hoy al Prado, veinte en total, no llegaron a él de forma directa, sino en circunstancias variadas y escalonadamente en el tiempo. No obstante, entre ellas se cuentan algunas de las pinturas más admiradas del Prado como las dos “majas” y La condesa de Chinchón”, ambas de Goya, o “el Cristo Crucificado” de Velázquez. Otras de menor calado artístico se fueron cedieron en depósito a otras instituciones públicas (“Triunfo de Cibeles” y “El triunfo del amor” de Pieter ven Lint, o “El rapto de las sabinas”, atribuido a Sebastiano Conca) o se perdieron en incendios.

Goya, que contaba con el mecenazgo del poderoso Godoy, es sin duda el artista mejor representado en el Prado por pinturas procedentes de la colección del valido, no en vano este llegó a poseer 26 obras del artista aragonés (Carlos IV; la reina María Luisa; las dos “majas”, casi con seguridad encargos de Godoy; el comercio, la agricultura y la industria; la condesa de chinchón...) de las cuales, actualmente el Prado tiene nueve. 

Entradas populares de este blog

LA REVOLUCIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL: BENEFICIOS, DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS

MARGARET KEANE: LA PINTORA DE LOS OJOS GIGANTES

¿QUIÉNES FUERON LOS ESCRIBAS?