Manuel
Godoy fue el hombre más poderoso de su tiempo. Pero además de poder político,
acumuló una gran colección de arte con más de 1.100 pinturas entre las que se contaban “La Venus del espejo” de Velázquez, y de las dos “majas” de
Goya, entre otras.
Pero
en 1808 estalló el motín de Aranjuez, en plena Guerra de Independencia
napoleónica, y Godoy fue
derribado y su colección se confiscó, pasando sus fondos a formar parte hoy día
de las colecciones del Prado, la Academia de San Fernando o la National
Gallery.
|
Godoy por Goya. Academia de San Fernando |
Un superministro mecenas de las artes
Es realmente muy poco conocido que
Manuel Godoy (1767-1851),
el superministro de Carlos IV, a parte de temas políticos, llevó a cabo durante
su mandato una relevante labor
científica y cultural que le llevó a fundar la primera escuela de Veterinaria,
una Escuela Superior de Medicina en Madrid, el Cuerpo de Ingenieros
Cosmóografos, el Jardín Botánico de Sanlúcar, el Cuerpo de Ingenieros de
Caminos, el Depósito Hidrográfico, el Observatorio Astronómico, la Escuela de
Sordomudos, el Instituto Pestalozziano, etc, así como su mecenazgo de la
Arqueología española (la iniciación de excavaciones en Duratón, Segóbriga,
Sagunto o Mérida se debieron a su iniciativa así como la restauración de la
Torre de Hércules, la creación de la figura del "juez conservador de
antigüedades" o el haber auspiciado la primera legislación de alcance
nacional para la protección de Antigüedades).
También fue para el arte un gran
mecenas, protegió a Goya, Meléndez Valdés o Moratín entre otros, pero también
se le considera un moderno coleccionista de arte ya que su colección no provenía de herencia alguna,
sino de su afán por reunir arte, de acuerdo con lo que iba a ser
la tendencia del coleccionismo a lo largo del siglo XIX
Para hacerse una idea aproximada de la dimensión de la
colección de arte que poseía Godoy, más de 1.100 pinturas, sólo habría que
mencionar que el Museo Nacional del Prado tiene en exposición actualmente 1.300
obras.
|
Cristo crucificado de Velázquez. Prado |
El
poderoso ministro, que ostentaba un gran poder político y económico, llegó a
reunir numerosas casas y posesiones, y sólo en Madrid era dueño de tres
palacios (el llamado Palacio de Godoy, situado en la plaza de la Marina
Española; la Casa de recreo del II Conde del Campo Alange (en Carabanchel); y
el Palacio de Buenavista) a todos los cuales les dotó, y revistió sus paredes y
techos, con su colección de arte.
Pero
en 1808 se produjo su caída, exilio y
confiscación de todos sus bienes. Sus palacios y posesiones, tras el “motín de Aranjuez”,
fueron objeto de rapiña por parte de las turbas asaltantes. No obstante,
también el Estado se hizo con la posesión de muchos de tales bienes, así como
el duque de Wellington (regalados por Fernando VII) parte de las cuales pueden contemplarse
en Apsley House o en la National Gallery, o fueron botín de las tropas
napoleónicas.
El
encono de Fernando VII contra Godoy, el nuevo rey tras la Guerra de
Independencia, fue manifiesto. Le
obligó a renunciar a sus títulos nobiliarios y e confiscó todos sus bienes, sin
dar razón de causa alguna.
Posteriormente, Isabel II le
devolvió sobre el papel a Godoy todos sus bienes. Le fueron reintegrados
los honores, cargos militares y títulos, salvo los de "príncipe de la
Paz", "generalísimo" y "gran almirante", pero Godoy,
ya octogenario, no volvió nunca más a España. Murió en Paris, con la que se
dice, una modesta pensión concedida por Luis Felipe de Orleáns (el último rey
francés).
Pero en el momento de la muerte de Godoy sus bienes aún no le habían sido entregados, continuando
sus herederos las reivindicaciones. Pero en tiempos de la Primera República (1873) el presidente Emilio Castelar declaró la
nacionalización de todos los bienes de Godoy, pese a que éste tenía sobre ellos
los títulos de propiedad y las sentencias judiciales a su favor que declaraban
como expoliación ilegal las confiscaciones que había sufrido desde 1808.
|
La venus del espejo de Velázquez. National Gallery. |
Un coleccionista
compulsivo
Cuando Carlos IV confió a Godoy todo su poder político, este
sólo contaba veinticinco años de edad, y ya para entonces fue manifiesto su
interés por las obras de arte, tanto pinturas como otros objetos.
En dieciséis años que duró su ministerio (1792-1808)
recopiló obras de la escuela flamenca, española e italiana de los siglos XVI a
XVIII que había en España hasta ese momento.
Godoy
consiguió su colección de arte de diversas formas, unas veces adquirida por
encargo personal a los mejores artistas españoles de la época (principalmente retratos
de él mismo y de sus familiares y decoraciones para su palacio madrileño) o comprada, pero otras
incautando la obra a algún miembro de la nobleza o al propio clero valiéndose
de su poder político y su posición social para conseguir esas obras maestras
que anhelaba.
Gracias a tres inventarios se tiene conocimiento del volumen
total de aquella fabulosa colección de arte de Godoy. El primero data del 1 de
enero de 1808, realizado por el experto francés Fréderic Quilliet, sólo meses
antes de que estallara el motín de Aranjuez, llevado a cabo “in situ” en el
palacio madrileño del valido de Carlos IV. Este refleja con mayor exactitud el
número total de la colección ya que los posteriores (en 1813 y 1814-15) fueron
inventarios judiciales posteriores a los acontecimientos que llevaron a Godoy
al exilio permanente, y por entonces, la colección ya muy mermada debido a la
confiscación de sus bienes por la corona (incluidos los
desnudos que incautó la Inquisición) y el saqueo de las tropas francesas.
|
Condesa de Chinchón por Goya. Prado |
También se sabe que el Consejo de Castilla aprobó en ese
mismo año de 1808 la creación de un Museo Nacional (adelantándose así en once
años al Museo del Prado). Sin embargo, este no pudo hacerse realidad dado lo
caótico de la situación en ese momento en España. Si hubiese podido haberse
llevado a cabo, sin duda, la antigua colección de arte de Godoy hubiera sido
parte de él y esta no se hubiera visto dispersada por las circunstancias y así
hoy día España seguiría contando en sus pinacotecas con pinturas mundialmente
famosas como ´La venus del espejo” de Velázquez y “La escuela del amor” de
Correggio (ambas en la National Gallery de Londres, y adquiridas por Godoy a la
XIII duquesa de Alba) Apolo y Marsias, de Ribera (Musées Royaux des Beaux-Arts
de Belique, Bruselas); San Pedro con Alejandro VI y Japopo Pesaro, de Tiziano
(Kosinsklijk Museum vooor Schone Kunstem, Amberes), y muchas otras obras hoy
perdidas o destruidas para siempre.
Tras el saqueo del palacio de Godoy, sólo se pudieron
inventariar 381 obras, de las cuales, más o menos un centenar pasó a manos de
su primera esposa, María Teresa de Borbón y Villabriga, condesa de Chinchón y
sobrina de Carlos IV, en 1813. El resto, fueron cedidas a la
Real Academia deBellas Artes de San Fernando en 1816 y forman la base de su Museo (es el mayor
grupo de pinturas de la colección que se conserva intacto).
Las obras que fueron de Godoy y que pertenecen hoy al
Prado,
veinte en total, no llegaron a él de forma directa, sino en circunstancias
variadas y escalonadamente en el tiempo. No obstante, entre ellas se cuentan
algunas de las pinturas más admiradas del Prado como las dos “majas” y La
condesa de Chinchón”, ambas de Goya, o “el Cristo Crucificado” de Velázquez.
Otras de menor calado artístico se fueron cedieron en depósito a otras
instituciones públicas (“Triunfo de Cibeles” y “El triunfo del amor” de Pieter
ven Lint, o “El rapto de las sabinas”, atribuido a Sebastiano Conca) o se
perdieron en incendios.
Goya, que contaba con el mecenazgo del poderoso Godoy, es sin duda el
artista mejor representado en el Prado por pinturas procedentes de la colección
del valido, no en vano este llegó a poseer 26 obras del artista aragonés (Carlos
IV; la reina María Luisa; las dos “majas”, casi con seguridad encargos de
Godoy; el comercio, la agricultura y la industria; la condesa de chinchón...) de
las cuales, actualmente el Prado tiene nueve.