Pero las hermosas vistas al Mar Negro de esta ciudad del Cáucaso ya enamoró antes a la élite de la Unión Soviética, incluido Stalin, que la eligió como uno de los lugares preferidos de vacaciones.
Stalin ordenó edificar en Sochi una mansión para sus días de descanso y la bautizó como 'Arboleda
verde'.
Sochi, una ciudad de vacaciones
Sochi se sitúa entre las montañas nevadas del Cáucaso y el Mar Negro, con una población de algo menos de 400.000 habitantes.
Sochi se fundó en realidad en 1838 como un fuerte, pero seis décadas más tarde se convertiría en ciudad y a comienzos del siglo XX se hizo muy popular como centro vacacional tras la Segunda Guerra Mundial.
La ciudad es uno de los lugares turísticos más importante de Europa.
Más de cuatro millones de visitantes llegan cada año a los complejos turísticos de Sochi, debido a su clima templado, su vegetación subtropical, las lagunas con minerales (consideradas sanatorias) y a las bellas playas de arena junto al Mar Negro, además de contar con una rica vida cultural.
Existen plantaciones de té, consideradas las más septentrionales del continente y en las cercanías se ubica el Patrimonio de la Humanidad del Cáucaso Occidental.
El deporte es un ámbito importante de la vida de los habitantes de Sochi. La ciudad es también conocida por sus instalaciones deportivas. En las montañas cercanas a Sochi se encuentra algunos centros de esquí más importantes de Rusia, por ello quizás fue elegida como sede de los Juegos Olímpicos de invierno de 2014.
El fantasma de Stalin
El clima cálido, sus frondosos bosques y las hermosas vistas al Mar Negro de la ciudad hicieron de esta ciudad uno de los lugares de vacaciones preferidos por la élite de la antigua Unión Soviética.
Alcanzó tanto prestigio que durante la época de gobierno de Stalin éste instaló su casa de campo favorita en sus cercanías.
El dictador georgiano ordenó edificar una mansión para sus estancias vacacionales en Sochi y la bautizó como 'Arboleda verde'.
Por un precio bastante moderado los turistas pueden visitar esta mansión que parece permanecer congelada en el tiempo. En su interior aún se encuentran el despacho de Stalin (con su figura en cera incluida), una mesa de billar, un tablero de ajedrez, una sala cinematográfica o un lujoso spa del que disfrutaban los altos cargos políticos de la antigua URSS.