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EL NÚMERO PI: UN VIAJE A TRAVÉS DE LA ETERNIDAD MATEMÁTICA

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 El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas.  ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d

TERTULIAS Y CAFÉS LITERARIOS QUE INSPIRARON A ARTISTAS E INTELECTUALES DEL ROMANTICISMO

Las tertulias de los cafés literarios del romanticismo tienen su origen en las academias y los salones del Siglo de Oro.

El Romanticismo fue la época en la que más  proliferaron y se popularizaron los cafés literarios.

Tertulia del Pombo. Gutiérrez Solana
Sociedades literarias

Se considera que en España la tertulia (reunión informal y periódica de gente interesada en un tema o en una rama concreta del arte, la ciencia o la filosofía, para debatir e informarse o compartir y contrastar ideas y opiniones) tiene sus orígenes en las llamadas academias literarias del Siglo de Oro (reuniones de poetas donde se dedicaban a departir sobre temas literarios y humanísticos y en general se proponía un tema para que los miembros compusieran poesías sobre el mismo para la próxima reunión), aunque también estas reuniones pudieron también tener sus comienzos en las que realizaban los críticos al acabar una pieza teatral en la zona de los corrales de comedias denominada tertulia. De cualquier modo, ambas teorías no tiene por qué ser excluyentes.




 Lo cierto es que la costumbre arraiga en el siglo XVIII y no sólo en España.

En Francia la tertulia es una costumbre que se lleva a cabo en los salones literarios en los siglos XVII y XVIII. Era una reunión celebrada en la residencia de un anfitrión, generalmente un noble, de quien tomaba el nombre. Su finalidad era disfrutar de compañía amena y ampliar conocimientos mediante la conversación y la lectura. Estos salones tuvieron también sus homólogos en otros lugares fuera de Francia. En España, la Duquesa de Alba y la Marquesa de Santa Cruz presidieron sendos salones a finales del siglo XVIII en Madrid y en Cádiz fueron famosas las tertulias de Javiera Ruiz de Larrea, madre de la escritora romántica Cecilia Böhl de Faber.

Tertulia del Levante. Alenza.
Como instituciones de carácter formal, las tertulias se desarrollan también en el siglo XVIII en Inglaterra, en los denominados clubs, al igual que en Italia tendrán lugar de forma más solemne en las academias de carácter renacentista (en España la más famosa sería la Academia de Mantuana donde Lope de Vega era un habitual). 

En España las tertulias tienen desde sus comienzos un perfil más informal y estrictamente oral. El establecimiento de Sociedades Económicas de Amigos del País a fines del siglo XVIII, en casinos, ateneos y liceos, facilitó la creación de este tipo de asociacionismo. La finalidad de estas Sociedades consistía en difundir las nuevas ideas y conocimientos científicos y técnicos de la Ilustración (nacieron en el reinado de Carlos III) así como la difusión de la prensa dando lugar al comentario de las noticias y su debate.

Cafés literarios del romanticismo

Una de las primeras reuniones de café surgió en Madrid hacia 1770. Fue la Tertulia de la Fonda de San Sebastián, fundada por Nicolás Fernández de Moratín en un local de la plazuela del Ángel donde se congregaban asiduamente artistas y escritores de la talla de Iriarte y Samaniego, Jovellanos, o el mismo Francisco de Goya.


En los primeros años del siglo XIX surgen los cafés literarios propiamente dichos (cuyos antecedentes son las botillerías donde se vendía vino, aloja, hipocrás o licores y que después derivan en la venta de café), lugares que se convirtieron en centros de reunión y discusión y que acaban convirtiéndose en verdaderos clubes con gran influencia en la opinión pública y en los Gobiernos (en ellos los liberales van a encontrar el espacio propicio para defender sus ideas).

El Parnasillo. Esquivel
Dos locales adquieren especial relieve en esta época y se convierten en círculos de poder políticos: el Café Lorenzini, (en la Puerta del Sol) y La Fontana de Oro (Carrera de San Jerónimo).

Ya en pleno siglo XIX, con el Romanticismo en boga, la tertulia se populariza y se extiende entre la población. Se multiplican los locales donde se celebran este tipo de reuniones, sobre todo en Madrid, epicentro de estos cafés literarios donde artistas, políticos, escritores y toda clase de intelectuales se convertirán en asiduos diariamente.

Los cafés de este periodo van a tener un papel crucial en la creación de movimientos literarios, artísticos, políticos y sociales en España ya que estos funcionaban también como centros de reunión de políticos, revolucionarios, intelectuales, poetas, literatos, artistas, empresarios, conspiradores y aristócratas. En ellos se gestarían obras importantes de nuestra literatura, discursos incendiarios, proclamas, artículos para la reflexión, peleas entre escritores, retos a duelo, e incluso, citas de amores clandestinos.

En este momento fueron famosas, entre otras, la tertulia romántica literaria de El Parnasillo, que se reunía en el Café del Príncipe (Plaza de Santa Ana), la del Café Suizo, de los hermanos Bécquer, o la de escritores realistas del Bilis club en Madrid, integrada por leopoldo Alas "Clarín" y otros escritores asturianos.

Otro café emblemático de Madrid fue el Café de Levante (representado en diversos dibujos por Leonardo Alenza) y el Café y botillería de Pombo (calle Carretas). También el Café Colonial (Puerta del Sol), el Café del Prado (donde acudieron a lo largo de su historia Gustavo Adolfo Bécquer, Ramón y Cajal, Menéndez pelayo, Buñuel y Lorca o el académico Melchor Fernández Almagro), el Gran Café social de Oriente (Glorieta de Atocha)  o el Café Regina, La Granja El Henar o el Café de Fornos, todos ellos en la calle Alcalá:. Por último el famoso Café Gijón (Paseo de Recoletos) al que muy certeramente se ha denominado el último Café literario de Madrid y que en la actualidad sigue acogiendo diferentes tertulias.


A ellos acudieron lo más granado de los integrantes de la llamada Edad de Plata de la literatura española, la Generación de 1898 (Unamuno, Valle Inclán, Azorín o Pío Baroja...), las posteriores generaciones de 1914 (Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez...) y las de 1927 (Federico García Lorca, Dámaso Alonso...), contribuyendo al esplendor  de las tertulias madrileñas. que en nada tendrán que envidiar a las tan encumbradas de Paris como la de el famoso «El Arsenal».

El primer tercio del siglo XX fue muy abundante en tertulias. El centro más importante era el Nuevo Café Levante del que Valle-Inclán, dijo que «ha ejercido más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias». También  el Café del Gato Negro (calle del Príncipe) donde Jacinto Benavente mantenía una tertulia modernista. José Ortega y Gasset tenía la suya en La Granja del Henar y en el Café Marfil (calle Cedaceros) Jacinto Benavente. En el Café León se daban tertulias de eruditos y periodistas.  El Café Español, era frecuentado por los  hermanos manuel Y Antonio Machado. También fueron famosos el Café Europeo y el Café Comercial.

En la Cervecería de Correos comenzaron a reunirse los jóvenes poetas de la Generación del 27 y allí fue donde Lorca se citaba con los escritores y antiguos compañeros de la Residencia de Estudiantes. En el Café Jorge Juan lideraba tertulia José Francés. En el Café de Roma lo hacía Gregorio Marañón y sus pupilos del Ateneo de Madrid. En el Café Lyon  se daban varias tertulias.

El 14 de abril de 1931 (fecha de proclamación de la II República) muchos de los tertulianos se convirtieron en padres de la patria en el Senado o en el Congreso, como en el caso de Manuel Azaña o José Calvo Sotelo.

En otros lugares de España proliferaron también las tertulias de la época.

Tertulias y pintura

Los artistas de la pintura son algunos de los mas destacados intelectuales de la época que acudían, y fueron protagonistas, de las tertulias literarias, pero también fueron ellos los que dejaron constancia de estas plasmándolas en sus lienzos, entre ellos, los Madrazo, los Ribera (padre e hijo), Antonio María Esquivel (que pintó un famoso cuadro con los principales artistas y escritores de la estética romántica), José Gutiérrez Solana o Jenaro Pérez Villamil.

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