Rubens tuvo una estrecha relación con
España, pero fue mucho más allá de lo meramente artístico.
Partidario de la paz en los Países Bajos, también fue
diplomático y espía de gran valor para la Corte española.
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Rubens |
Los años de aprendizaje
Con
catorce años Peter Paul (Siegen
1577-Amberes 1640) comenzó a
trabajar como paje para la condesa de Ligne-Arenberg. De estas
forma, entraría en contacto con los ambientes aristocráticos europeos. Además,
fue también la época en la que inició sus
estudios de pintura en los talleres de Tobias Verhaecht, Adam von Noort y Otto
van Veen.
Van Veen, su último maestro, además de arte también le formaría
intelectualmente, lo cual unido a su dominio de varias lenguas y a su paso por
la "corte" de la condesa, le sería de gran utilidad para sus labores
políticas de años después.
Su
primer “encargo” diplomático lo recibió del duque de Mantua, de quién era
protegido, en 1603. Debía
dirigir una
embajada ante el rey Felipe III de
España. Aquel, sería el primer contacto de Rubens
con Españ, donde además de su “misión” también aprovecharía para realizar
diversos e importante encargos pictóricos (como el “Retrato Ecuestre del duque
de Lerma”).
Pasados
unos años (1609) recaló en la corte de los archiduques
Alberto de Austria e Isabel Clara Eugenia (hija de Felipe
II), soberanos de los Paises Bajos españoles, como pintor de corte. Esta
circunstancia sería importante más tarde para su papel de diplomático.
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Los horrores de la guerra. Rubens |
Muerto
el archiduque Alberto (1621) se da por finalizada la etapa de la llamada Pax
Hispánica (1598-1621), periodo hegemónico español en el mundo caracterizado
por su política exterior contemporizadora y pacifista
dando lugar a la Guerra de los Treinta años (1618-1648) librada en la
Europa Central, principalmente Alemania, en la que intervino la mayoría de las
grandes potencias europeas de la época.
Aunque inicialmente se trató de un conflicto religioso
entre Estados partidarios de la reforma y la contrarreforma dentro del propio Sacro Imperio Romano
Germánico, la intervención paulatina de las distintas potencias europeas
convirtió gradualmente el conflicto en una guerra general por toda Europa, por
razones no necesariamente religiosas, sino de hegemonía territorial, política y
por la independencia.
Esta
guerra marcará el futuro del
conjunto de Europa en los siglos posteriores. Con la Paz de Westfalia se da por concluida la supremacía de la Casa
de Habsburgo, comienza el dominio de la Casa de Borbón, se inicia el imperio
sueco, se independizan las Provincias Unidas, se descentraliza el Sacro Imperio
Romano Germánico, desminuye sustancialmente el poder y la influencia de la iglesia
católica....), pero seguirán los conflictos por el dominio de Europa entre
Francia, Inglaterra y España.
En
Flandes se da por finalizada la tregua de los Doce Años con España, tratado de paz (firmado en 1609 entre España y las Provincias Unidas de los Países
Bajos) que supuso un receso pacífico en la guerra de los Ochenta Años que los holandeses mantenían contra el Imperio español desde 1568 para
conseguir su independencia.
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Paz y guerra. Rubens |
El
conflicto bélico pues se desata y se extiende rápidamente en varios frentes
(asolaría Europa Central con el tiempo). Había que buscar las mejores alianzas
para no salir mal parado.
Francia y España comienzan a negociar una alianza ofensiva
contra Inglaterra. España decide entonces ayudar a los galos a aplastar la
rebelión de los
hugonotes en La Rochelle, apoyados por una flota
británica. Los ingleses, en contrapartida, comienzan a apoyar la rebelión de
Flandes contra España. Este apoyo a los “herejes” holandeses, pese a la
alianza, se va a sumar Francia poco después. España, ante jugada gala decide
iniciar los contactos pertinentes con el monarca inglés para repeler el avance
francés.
Rubens,
el diplomático
Y es en
este contexto donde Rubens, convertido al catolicismo en su juventud, jugó un
papel decisivo como mediador. Este contacto con Inglaterra fue posible,
precisamente, gracias al pintor flamenco quien había sabido de la buena disposición para negociar de
Carlos I de
Inglaterra a
través de un embajador del rey de Dinamarca, y enseguida puso al corriente a la
infanta Isabel Clara Eugenia. Ésta, a su vez, informó a Felipe IV de España, su
sobrino.
El
monarca español no dudo en llamar a la corte a Rubens, partidario de lograr la
paz entre los Países Bajos Españoles y las Provincias Unidas, para darle instrucciones de los pasos a
seguir para la negociación con el rey inglés. Y así fue como el pintor viajó por segunda vez a España (donde conoció
y trabó amistad con el también pintor Diego Velásquez), en esta ocasión para
poner al servicio del rey sus dotes como espía-diplomático-negociador.
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El triunfo de la fè. Rubens |
Mientras
tanto, en los ocho años que permaneció en la Corte, el artista también tuvo
tiempo de realizar unas 40 pinturas para distintos clientes, entre ellos el
propio rey.
Finalmente
Rubens partió para Inglaterra para intentar pactar con el rey Carlos I. Una vez
en Londres, Rubens no sólo cosechó la amistad del rey, para quien realizó
también varias obras de arte, sino que
cumplió su tarea, consiguiendo que
el embajador británico Francis Cottington
viajase
a España para firmar el
Tratado de Madrid,
que puso fin a las hostilidades entre ambos países.
Pero el
pintor también realizaría otra acción más en territorio inglés, cumpliendo uno
de los cometidos que el conde-duque de Olivares le había encomendado: entregar 30.000 ducados al representante de los
hugonotes en Francia, dinero destinado a contratar mercenarios
con los que hostigar a Richelieu que estaba ayudando a la rebelión en Flandes
contra España.
Rubens, por supuesto, fue
recompensado por sus misiones diplomáticas. Así en 1624 el
rey de España, Felipe IV, a instancias de Isabel clara Eugenia, Gobernadora de
los Países Bajos, le otorgó patente de nobleza. Isabel Clara Eugenia añadió a
la distinción el nombramiento como gentilhombre de cámara. Posteriormente sería
también ennoblecido por Carlos I de Inglaterra en 1630 (en Inglaterra además la Universidad de
Cambridge le concedió en 1629 un título honorífico de Maestro en Artes).
Por su
parte, el artista nunca dejó de trabajar en sus obras, algunas de las cuales
entregó como presentes tanto al monarca español como al inglés, y que
actualmente se exhiben en sus respectivas pinacotecas nacionales.