Desde que en Europa occidental se tuvo noticia de la
existencia de la porcelana de oriente y sus delicadas formas en la Edad Moderna,
siempre estuvo interesada en imitarla.
A partir de entonces se inicia una carrera frenética
por conocer el secreto de la composición de estas piezas e iniciar una
producción propia.
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Palacio de Aranjuez |
En busca del arte secreto
Serán Florencia y Venecia en el siglo XVI quienes
inicien el camino de la fundación de fábricas para la elaboración de
porcelanas. Les seguirán en el XVII y XVIII Delft, Proven y Moustiers. Después
vendrían Vincennes y Sèvres que serían las que más se aproximarían a los
productos orientales con las denominadas porcelanas
tiernas o blandas (producto intermedio entre la loza y la porcelana
auténtica).
Sin embargo, existía un problema importante: no se
había descubierto el elemento principal que otorga consistencia a las piezas:
el caolín.
En 1760 Carlos III funda en España la Real Fábrica del Buen Retiro en Madrid, como prolongación de la napolitana de Capodimonte (él había sido rey de Nápoles). De Nápoles se trajo el monarca artesanos especializados, y tres cargamentos con el instrumental necesario y la pasta especial para producir porcelana, de forma que los primeros años del Retiro constituyen una clara continuación del estilo italiano.
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Casita del Príncipe |
La Real
Fábrica estuvo asentada en el Parque del Buen Retiro, cerca del Real Palacio,
en el sitio en el que hoy día se encuentra el Ángel Caído. La manufactura
recibió popularmente el nombre de La China, por la semejanza de sus
productos con los del Lejano Oriente.
Cénit de la
Real Fábrica
Durante casi
cincuenta años la fábrica madrileña produjo objetos decorativos no sólo para
los salones de la realeza sino también para la aristocracia tanto española como
europea.
Su calidad era internacionalmente reconocida, y sus técnicas de fabricación se mantenían como un secreto de estado, consiguiendo objetos de gran calidad que rivalizaban incluso con la porcelana inglesa y la francesa de Sévres.
Su éxito comercial fue tan grande que entre 1804 y 1808, bajo la dirección del maestro Bartolomé Sureda, formado en la escuela de Sèvres, sus ventas se dispararon.
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Palacio Real de Madrid |
El destino de muchas de las piezas fabricadas en los talleres del Buen Retiro fue la decoración del Palacio Real de Madrid (una de sus salas muestra las paredes recubierta por este material procedente de la fabrica madrileña) y los Reales Siitos como el Palacio de Aranjuez (quizá la obra cumbre de esta escuela diseñada y realizada por el equipo de Giuseppe Gricci), así como la Casita del Príncipe de El Escorial (tiene una sala totalmente decorada con esta porcelana al estilo rococó), lugares donde se siguen conservando buenas colecciones.
¿Una
destrucción premeditada?
Aunque
en un principio se señaló a los franceses como los causantes de la desaparición
de la Fábrica del Buen Retiro durante el transcurso de la Guerra de
Independencia, movidos por la calidad de los productos de esta que estaba empezando a hacer daño a la fábrica
francesa de Sèvres, en realidad fueron las tropas británicas, comandadas por
Wellington, las que acabaron con ella puesto que su país tenía intereses
industriales incluso mayores que los franceses.
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Jarrones |
Las tropas francesas se habían
instalado en los jardines del Buen Retiro (1808) y después de saquear la
fábrica la convirtieron en un cuartel militar con tres líneas de defensa. Este,
fue
el pretexto que emplearon las tropas aliadas británicas para destruir la manufactura
real en 1812, tanto las instalaciones como el archivo. En estos años, Madrid
comenzaba a competir seriamente con Londres como mercado artístico de la
porcelana.
Tras la acometida inglesa en la
batalla del Retiro (agosto 1812), el coronel Lefond capituló y se rindió. Lo
que quedaba en pie fue destruido por órdenes del general Hill como parte de los
preparativos de evacuación, incluyendo la voladura de la fábrica y sus
almacenes, sin que las autoridades españolas hicieran nada al respecto para
impedirlo.
Hoy día, además
de en España, se cree que hay repartidas por el mundo unas 1.454 piezas salidas
de los talleres de la Real Fábrica del Buen Retiro, principalmente en Gran
Bretaña, Estados Unidos y Francia.
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Centro de flores |
Esta manufactura
tendrá su continuación, en 1818, en la Real Fábrica de la Moncloa, fundada por
Fernando VII. Sin embargo, los grandes gastos
que supuso la puesta en marcha de la fábrica y el desinterés del público,
hicieron que la fábrica cerrase de manera definitiva a finales del siglo XIX.
No
obstante, muchos expertos abogan por recuperar esta tradición artística y que
sería perfectamente factible como lo ha sido en los casos de Sèvres y Messen,
por ejemplo, que siguen
funcionando rentablemente.