De su entusiasmo por los enciclopedistas adquirió la afición
por la crítica mordaz contra la política y la religión y se burló de los
privilegios.
Sus cuentos más subidos de tono fueron compuestos al estilo
de las Fábulas eróticas de Jean de la Fontaine. Por estos escritos y otros de
índole anticlerical, sufrió la persecución de la Inquisición.
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Samaniego |
Un hombre de la Ilustración
Felix María de
Samaniego (Laguardia, Álava, 1745-idem 1801),
quizá por el contacto que tuvo con los ilustrados franceses, cuando estudió
allí, estaba convencido de que la educación era la puerta del progreso y
de la transformación de la sociedad.
A resultas de ello,
participó en la creación de la Sociedad Bascongada de Amigos del País, con el
fin primordial de promover la cultura, y el Real Seminario Patriótico
Bascongado, donde se patrocina una
formación moderna en la que cabían las humanidades, las lenguas modernas, las
ciencias, el dibujo, la instrucción religiosa, la música, el aseo, el trato de
gente y las habilidades sociales. No olvidaba tampoco Samaniego la formación de
los alumnos con la lectura y estudio de Esopo, Fedro y La Fontaine, maestros
para el adiestramiento literario y moral, según su criterio.
La Sociedad, de la
cual participaba Samaniego, también gestionó
la creación de un Seminario o Casa de educación para Señoritas, que se
iba a establecer en Vitoria, con la intención de que promoviera la formación de
la mujer. El proyecto fue bien visto en la corte.
Esta actividad la compartirá Samaniego con su profesión de
escritor. En 1777 había acabado ya su colección de “Fábulas en verso
castellano” (la colección definitiva de las fábulas está formada por 157
composiciones agrupadas en nueve libros) que envió a Madrid a su amigo Tomás de
Iriarte el cual dio un informe favorable de las mismas. En el "Prólogo" indicaba que estas
composiciones estaban escritas para los alumnos del Seminario de Vergara,
destinatarios de sus enseñanzas morales.
El éxito fue total: buenas reseñas en la prensa, excelentes
ventas.
Como
poeta, fue autor de fábulas y de un manual educativo, obras que se convirtieron
en un excelente vehículo para la transmisión de su ideario reformista de la
sociedad, la política, la moral y la literatura de su tiempo.
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Iriarte |
Crítico mordaz
En sus fábulas, Samaniego ridiculiza los defectos humanos,
imitando a los grandes fabulistas Fedro, Esopo y La Fontaine, pero su finalidad es didáctica. Estas están llenas
de críticas veladas pero implacables contra personajes relevantes, hábitos
sociales y actitudes políticas de dudosa integridad. Entre sus principales
fábula están: La paloma, Congreso
de ratones, La Cigarra y la hormiga, El perro y el cocodrilo y La zorra y
las uvas.
Relatos eróticos
Su afán formativo mediante la
escritura de las fábulas, contrasta sin embargo con sus cuentos picantes en
verso, tendencia igualmente inspirada en la mentalidad ilustrada, donde el
libertino convive con el moralista.
Sin embargo, los poemas quedaron inéditos hasta que
empezaron a publicarse de manera parcial en varias colecciones decimonónicas.
Habrá que esperar hasta el siglo XX para que Joaquín López Barbadillo lo
editara con el nombre de El jardín de Venus (Madrid,
1921).
Estas composiciones
siguen la tradición de la literatura erótica europea con referencias a las
historias de Boccacio, y otros maestros italianos, así como a colecciones de
autores franceses y en particular de los famosos Contes et nouvelles en vers de La
Fontaine,. Samaniego mezcla y combina estas historias ya conocidas con otras de
nueva creación pero al hilo de los modelos anteriores.
Los cuentos y poemas
eróticos de Samaniego son procaces pero utilizando el tono humorístico, lo cual suaviza el texto. nos descubren un
mundo vitalista y divertido.
Roces con la Inquisición
El estallido de la
Revolución Francesa en 1789 motivó el recelo de todo lo afrancesado pues se
temía la expansión en nuestro país de las ideas revolucionarias. Se intentó
evitar la entrada de libros franceses, se prohibieron los periódicos salvo los
oficiales, las Sociedades Económicas fueron puestas en cuarentena y, de nuevo,
los conservadores y la Inquisición comenzaron a tomar posiciones. Se truncaron
las libertades de antaño y muchos ilustrados fueron perseguidos (Jovellanos,
Meléndez Valdés), no siendo Samaniego una excepción.
El fabulista fue
denunciado por un vecino al Santo Tribunal en 1793 por tenencia de libros
prohibidos. La Inquisición, no obstante concluye, quizá gracias a la mediación
de las importante amistades de Samaniego, y no sin antes haber registrado su
biblioteca y papeles, que el tribunal "que estaba satisfecho de su
cristiandad y del buen uso que hace de los libros".
Pero poco después el
sacerdote de su pueblo, junto con algunos vecinos, le vuelve a denunciar
acusándole ahora de haber hablado mal de la Inquisición, de haberle oído decir
"que los raptos y éxtasis de santa Teresa eran poluciones", destacan
su anticlericalismo y adjuntan otras recriminaciones que hacían referencia a su
ideología y comportamiento personal. Para evitar la posibilidad de que se
detuviera el proceso en Logroño, los acusadores dirigieron una instancia al
Inquisidor General de Madrid. Samaniego solicitó ayuda a su amigo Llaguno y
Amírola, ministro de Gracia y Justicia, que solucionó el problema ya que el
documento concluye con un lacónico "votado a suspensión".
Cierto es también que
Samaniego es autor del famoso poema anticlerical "Descripción del convento
de carmelitas de Bilbao, llamado el Desierto", muy conocido en la época,
como confirman las abundantes manuscritos conservados, aunque no se publicó. Es
posible que el mismo poeta lo difundiera en Madrid, ya que en él se inspiró
Goya para hacer algunos de sus grabados críticos con la Iglesia.
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Moratín |
Rivalidades entre colegas
Son conocidos los violentos enfrentamientos literarios que
mantuvo con algunos de sus colegas, como Vicente Garciá de la Huerta y Fray Diego González. Pero, sin lugar a
dudas, la más célebre y destacada contienda fue la que durante años sostuvo con Tomás de Iriarte, que
había sido su amigo largo tiempo. Samaniego, que había publicado en 1781 su
primera colección de fábulas, se irritó cuando Iriarte presentó la suya,
publicada al año siguiente, como la «primera colección de fábulas enteramente
originales que se han publicado en castellano». a pesar de que su autor conocía las de Samaniego manuscritas desde 1777
e impresas en la edición de 1781 que le remitió.
Después Iriarte en su
Colección de obras en verso y prosa (Madrid,
1787, 6 vols.)
va a criticar en varias composiciones poéticas a los vizcaínos, en especial una
titulada "A un vizcaíno" donde, sin citarlo expresamente, trataba a
Samaniego de "pollino". El fabulista alavés se enfadó y va a criticar
en varias glosas a Iriarte y sus composiciones como en las "Coplas para
tocarse al violín, a guisa de tonadilla", o en la Apologética del señor Masson (1788),
con el lema "¡Ahora sí que están los huevos buenos!", sacado de la
fábula doce de Iriarte, justamente aquella de la que se afirmaba que se refería
a Samaniego.
Iriarte consiguió que
la Inquisición de Logroño se interesara por el folleto ¿Qué se debe a España?,
de Samaniego, el cual había provocado una encendida polémica en defensa de la
patria. Se le abrió un expediente informativo, pero el asunto fue sobreseído.
Todo ello dio paso a
numerosas polémicas y ataques literarios entre varios autores criticando los
diversos puntos de vista de cada uno y poniéndose en entredicho el estilo de
cada cual. Y así, acabaron de deteriorarse de manera definitiva las relaciones
entre Iriarte y Samaniego.
Estas rencillas también animaron las viejas
polémicas entre casticistas, partidarios del teatro barroco y su continuador el
popular, y los renovadores defensores del teatro neoclásico a las que se va a
apuntar Samaniego. La controversia le enfrentó a varios partidarios de la
modernidad como Joaquín Ezquerra, director del Memorial Literario, Jovellanos,
Iriarte, Forner o Leandro Fernández de Moratín.