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EL CID: LA VERDADERA HISTORIA DETRÁS DEL LEGENDARIO GUERRERO ESPAÑOL

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Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como El Cid Campeador, es una de las figuras más emblemáticas y fascinantes de la historia medieval de España. Su vida, que se sitúa entre los siglos XI y XII, ha sido objeto de múltiples interpretaciones, tanto en el ámbito histórico como en el literario. Mientras que la leyenda lo presenta como un caballero invencible, noble y justo, la investigación histórica ha revelado facetas más complejas de su carácter y su contexto político.  Los orígenes de Rodrigo Díaz de Vivar Rodrigo Díaz de Vivar nació en torno al año 1043 en Vivar, una pequeña aldea cercana a Burgos, en el Reino de Castilla. Pertenecía a la nobleza menor o infanzonía, lo que lo situaba en una clase social relativamente alta, pero no en los círculos más poderosos de la aristocracia. Su padre, Diego Laínez, y su madre, Teresa Rodríguez, pertenecían a una familia noble pero no destacada en la corte. El título de "Cid" proviene del término árabe "Sidi", que significa &q

TERESA DIEZ: UNA PINTORA MEDIEVAL NO ANÓNIMA PERO OLVIDADA

Teresa Díez, data de los primeros años del siglo XIV y se puede considerar la primera gran pintora de la historia del arte español.

Durante la Edad Media las artes eran consideradas “oficios”, estaban realizadas mayoritariamente por hombres y escasamente iban firmadas. Pero Teresa Diez fue una excepción, no sólo osó colarse en oficio de varón, sino que además firmó su obra.

Aparición de Cristo a la Magdalena
La controversia

Hay algunos especialistas del arte que siguen negando categóricamente que Teresa Diez fuera pintora, y se afanan en decir que sólo era mecenas de esas obras. Estos se basan  en el escudo de armas bajo la firma de Teresa Díez y que era poco usual que se incluyeran directamente en las obras las firmas de los autores, pero sí los de los mecenas.

En el lado contrario, los defensores de que estas obras fueron realizadas por Teresa Díez consideran, con respecto a este dato, que muy probablemente Teresa Díez proviniera de una familia pudiente, y que por tanto, fuera ella misma la que efectivamente costeara las obras y además las pintara.

Por otro lado, los firmes partidarios de que Teresa Díez fue la pintora de sus obras y no la mecenas aducen que no tiene sentido que firmara estos “frescos” como gratitud al lugar donde hubiera debido ser enterrada puesto que no figura su tumba en ninguna de las iglesias o conventos en los que pintó.

Ciclo Catalina de Alejandría
Los pintores de la época, considerados “artesanos” (ya que trabajaban con las manos) que no artistas, en incontables ocasiones no firmaban su obra, mientras el promotor correspondiente se congratulaba en hacerlo debido a que este último pertenecerá al estamento privilegiado y su mérito de mecenazgo. 

Pintura gótica de autor

Teresa desarrolló su actividad en los primeros años del gótico en Salamanca. Artísticamente, sus obras las realizaba mediante la técnica del "fresco seco" y corresponden cronológicamente a la fase del llamado gótico-lineal o franco-gótico.

Sus obras, como en el resto de obras de otros autores de la época, no tienen perspectiva,  las figuras sólo tienen dos dimensiones y, cuando se tiene que representar muchas figuras la dificultad de inserirlas en un marco reducido se resuelve recurriendo a la isocefalia y a la perspectiva escalonada.

Adoración de los Magos de Oriente
Pero en las pinturas de Teresa Díez predomina el naturalismo, e incluso cierta ternura en sus figuras y proximidad a la vida cotidiana y a la realidad histórica del momento. Ella, en su condición de mujer dotaba a sus obras de una sensibilidad de la que carecían las obras masculinas de sus contemporáneos.

Se adecuó, evidentemente, a las normas artísticas de su época, pero como mujer hizo guiños en sus murales, donde se aprecia un claro predominio de mujeres, y a las que dedicó el grueso de su obra, como puede comprobarse en su obra donde Cristo se aparece a Magdalena. Escogió el momento crucial en el que es una mujer a la que primero se le aparece Jesús resucitado, pero es que además, detrás, no es San Jorge el que está matando al dragón, sino Santa Marta.

También se puede apreciar como eligió a Santa Catalina de Alejandria para uno de sus ciclos no tanto por ser una santa sino una mujer sabia que desde pequeña se dedicó al estudio de las artes liberales (es la patrona de aquellos y aquellas que se dedican a la filosofía), es decir, por haber disfrutado de lo que en la época medieval se le negaba a las mujeres, la educación académica. Las santas a las que dedicó su pincel destacaron por ser más que santas.

Dando por sentado que eran sus obras, la autora firmaba con el título: "TERESA DIEÇ ME FECIT" (Teresa Díez me hizo).

Su firma y escudo
 Sus obras

Es autora del ciclo de pinturas murales góticas del coro del Real Monasterio de Santa Clara de Toro (Zamora), el ciclo pictórico dedicado a Santa Catalina de Alejandría. También  en la Colegiata y en la iglesia de San Pedro, de la misma población, además de la cabecera del templo de La Hiniesta y de los murales de los pies de la iglesia de Santa maría la Nueva de Zamora, con el ciclo de San Juan Bautista, escenas relacionadas con la vida de Cristo; Epifanía, representaciones de varios santos; y una gran figuración de San Cristóbal de la que sólo se conservan dos piezas, siendo en este conjunto donde aparecerá la frase: “Teresa Diez me feçit” (datado este en torno a 1316).

En 1962 todos los murales de la iglesia de las clarisas fueron pasados a lienzo y restaurados y actualmente se encuentran en la Iglesia de San Sebastián de los Caballeros (Zamora).

También algunas de estas pinturas han sido reproducidas en catálogos de exposiciones de "Las Edades del Hombre". Sin embargo, estas obras no figuran en el apartado de pintura medieval española de muchos de los libros y manuales dedicados al estudio de la historia del arte de este período.


Teresa Díez fue descubierta en 1955 con motivo de las obras de restauración en el Real Monasterio de las Clarisas de Toro.

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