El
rinoceronte de Durero es un dibujo con pluma y tinta realizado en 1515,
actualmente en el Museo Británico, cuyo ejemplar no llegó a ver el pintor
alemán nunca.
Para
realizar el dibujo Durero se basó en una descripción escrita y un boceto,
realizados ambos por un artista desconocido, de un rinoceronte indio llegado a
Lisboa en los primeros meses de 1515.
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Rinoceronte de Durero
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Un animal mitológico
Este
rinoceronte, que acabaría siendo pintado por Durero, sería el primer ejemplar
vivo visto en Europa desde los tiempos del Imperio romano y no volvería a se visto otro
hasta la llegada de un segundo ejemplar de la India a la corte española de
Felipe II en 1579.
Por
aquellas fechas, los rinocerontes eran prácticamente criaturas
míticas, tan fabulosas como los unicornios, y el conocimiento
que de ellos tenían los europeos se limitaba a descripciones de autores
clásicos como Plinio el Viejo.
La
odisea de Ganda
A principios
de 1514 el Sultán Muzafar II regaló a Alfonso de Alburquerque, por aquel
entonces gobernador de la India portuguesa, un rinoceronte como parte de un
intercambio de regalos diplomáticos. El gobernador decidió reenviar el regalo a
Manuel I, rey de Portugal (era normal que los gobernadores de estos países
enviaran a sus monarcas animales exóticos para sus “casas de fieras”).
En enero
de 1515 el rinoceronte, al que habían puesto el nombre de Ganda, y su cuidador,
Ocem, partieron en el Nossa Señora da Ajuda rumbo a Lisboa escoltado por
dos buques cargados de especias a
través del Océano Índico, bordeando el Cabo de Buena Esperanza, y después hacia el norte a través del Atlántico, Tras
ciento veinte días de travesía arribaron finalmente al puerto lisboeta de Belem
el 20 de mayo de ese mismo año.
Al rinoceronte se le tenía por una especie de
criatura legendaria por lo que su llegada causó una enorme expectación. Los
rumores se habían propagado como la pólvora entre la población, y todo
el mundo hablaba sobre una bestia fantástica que había llegado a Lisboa en las
entrañas del barco llegado de la India.
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Rinoceronte de Durero
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El
revuelo que causó aquel portentoso animal fue tan sonado, que las noticias
sobre su existencia recorrieron toda Europa, alimentando la imaginación de la
gente.
El
exótico animal fue alojado en la "casa de fieras" del rey Manuel I en el Palacio de Ribeira de Lisboa, separado de los elefantes y
otras grandes criaturas.
Meses
después, Manuel I decidió regalar el curioso animal al papa León X,
como forma de congraciarse con él y ganarse su favor y su apoyo para defender
sus intereses coloniales.
Así, en
diciembre de 1515 el rinoceronte Ganda volvió a embarcar (junto con otros
obsequios preciosos) rumbo al Vaticano. De camino, el animal siguió asombrando
a los curiosos que llenaban los puertos a los que arribaba, e incluso el rey
Francisco I de Francia aprovechó su paso por Marsella para ver aquella
increíble bestia con sus propios ojos el 24 de enero.
Pero tras reemprender su viaje, el
barco naufragó en una tormenta que estalló de improviso cuando pasaba junto a
al estrecho de
Portovenere al norte de
La Spezia, en la costa de
Liguria. El rinoceronte, encadenado y sujeto por
grilletes a la cubierta, murió ahogado.
Su
cadáver fue recuperado
y enviado
de vuelta a Lisboa donde fue disecado y de allí partió otra vez hacia Roma
donde llegó en febrero de 1516 y fue exhibido (pintado por
Giovanni da Udine y por
Rafael) aunque esta vez ya no tendría la misma
expectación que cuando estaba vivo.
El
destino del rinoceronte disecado se desconoce. Pudo haber sido trasladado a
Florencia por
los
Médici, o quizá pudo haber sido destruido en el
saqueo de Roma de 1527.
Su historia inspiró a muchos artistas, como al mismísimo Lawrence Norfolk quien la plasmó en su novela El rinoceronte del Papa.
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Rinoceronte de Burgkmair
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El
dibujo de Durero
La
historia de Ganda también llegó hasta la ciudad alemana de Núremberg. Se cuenta
que un mercader moravo llamado Valentim Fernandes, que se
encontraba en Lisboa en el momento de la llegada del rinoceronte, escribió una
detallada carta a uno de sus amigos de Núremberg, relatando numerosos
pormenores del suceso (la carta original en alemán no ha perdurado, pero en la
Biblioteca Nazionale Centrale de Florencia se encuentra una copia en italiano).
Posteriormente, una segunda carta, esta vez
de un autor sin identificar, fue enviada de Lisboa a Núremberg, en la
que se adjuntaba un boceto realizado por un artista desconocido.
El
relato y el boceto de la segunda carta llegó también a oídos de
Alberto Durero,
que acabaría dando forma al animal en uno de sus grabados más famosos sin haber
tenido ocasión de contemplar aquel rinoceronte en primera persona (hizo dos
dibujos a tinta,y del segundo hizo un grabado, añadiendo un breve texto
detallando la historia de Ganda).
A pesar
de las imprecisiones anatómicas, el grabado de Durero tuvo una gran éxito en
Europa y fue copiado en muchas ocasiones durante los tres siglos siguientes. De
hecho, hasta el siglo XVIII estuvo considerado una representación fiable de un
rinoceronte. Sobre el grabado de Durero
se ha dicho que: «Probablemente ninguna otra pintura de un animal ha ejercido
una influencia tan grande en las artes».
Otro
importante artista alemán Hans Burgkmair, realizó su propia versión del rinoceronte por la mismas fechas, creando un
grabado mucho más exacto que el de su colega, sin embargo, no llegó a alcanzar nunca
la fama del de Durero.