El
escritor francés Émile Zola es
considerado el padre y el mayor representante del naturalismo.
Zola se implicó y tuvo un papel muy relevante en la
revisión del proceso de caso Dreyfus, militar
francés, de origen judío, culpado falsamente por espía.
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Zola |
Precursor del "naturalismo"
Zola
(1840-1902) tuvo como compañero de colegio a
Paul Cézanne con quien mantendría una larga y
fraternal amistad, que se tradujo, tiempo después, en un apoyo incondicional a
los pintores impresionistas e incluso haciendo una defensa a ultranza del arte
de estos en sus artículos de crítica de arte. Por ello, criticó duramente los
criterios utilizados en las exposiciones de arte oficiales de París en las que
se rechazaba de forma continuada las nuevas obras impresionistas.
No fue
buen estudiante por lo que, para no ser una carga para su madre viuda, se puso
a trabajar pronto en la librería
Hachette como dependiente.
Durante
ese tiempo, escribió su primer texto y colaboró en las columnas literarias de
varios diarios.
Ya en
1871 empezó a escribir su saga
Les Rougon-Macquart, que concluiría en
1893, obra donde intentaba explicar la influencia de la raza, el medio y la
herencia sobre el individuo.
La obra
consta de veinte novelas y se basan un retrato social siguiendo el esquema del
naturalismo (aunque los datos eran ciertos, sólo fueron producto de su
imaginación), pero con tan altas dosis de violencia y dramatismo y tan
explícitas descripciones que gustó poco en la época.
Es decir, su literatura es una fotografía de la Francia que
le tocó vivir, pero sobre todo del París de su tiempo. A veces, habría de
recibir duras críticas por su forma de exagerar en ocasiones los
acontecimientos.
Su fijación en la sociedad y el detalle con que analiza las
situaciones le convierte en el fundador del “naturalismo”, una tendencia
literaria con que se adentra en la sociedad con el mismo rigor que cualquier
fundamento científico. Se convirtió en el líder de los naturalistas, con quienes también
se relacionó e incluso realizaban grandes veladas.
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Ejemplar de su "Yo acuso" |
Otras
obras de tendencia “naturalista” que suscitaron mucha polémica serían
La tierra y mica: el «Manifiesto de los cinco».
Escribió
otros dos ciclos de novelas más, la gruesa serie de Las tres ciudades, trilogía
compuesta por Lourdes (1894), Roma (1896), París(1898).
La
segunda fue la tetralogía que denominó Los
cuatro evangelios, formada por Fecundidad (1899), Trabajo (1901), Verdad (1903) y la inconclusa Justicia.
Aunque
fue admitido en la Academia francesa, rechazó su nombramiento.
El
“caso Dreyfus”
Zola aparecerá implicada en el famoso “caso Dreyfus” que
conmocionó a la sociedad francesa de aquel tiempo durante doce años (1894-1906),
marcando un hito en el historia del antisemitismo.
El “caso Dreyfus” tuvo su origen en un error judicial sobre
un trasfondo de espionaje y antisemitismo en el que la víctima fue el capital
Alfred Dreyfus, de origen judio-alsaciano.
En este proceso Zola reveló el escándalo y criticó al
gobierno por el hostigamiento contra el oficial judío Dreyfus a través de su
famoso artículo "Yo acuso", que publicó en el periodico
"L`Aurore" (1898). Antes de este ya había escrito varios artículos, donde figura la
frase "la verdad está en camino y nadie la detendrá" (12-1897).
Finalmente publicó su Yo acuso (Carta al Presidente de la República)
que tuvo una tirada de trescientos mil ejemplares, lo que hizo que el proceso
de revisión tuviera un brusco giro.
El artículo de Zola provocó
una sucesión de crisis políticas y sociales inéditas en Francia (revelando
importantes fracturas en la Tercera República) y que dividió profundamente a
los franceses en dreyfusards (partidarios de Dreyfus) y los antidreyfusards
(opositores a Dreyfus). Reveló también la existencia en la sociedad francesa de
un núcleo de violento nacionalismo y antisemitismoEl caso se convirtió en
símbolo moderno y universal de la injusticia en nombre de la razón de Estado.
Al final
se reveló que el verdadero traidor (el que espió) fue el comandante
Walsin Esterházy, que fue denunciado en un
Consejo de Guerra el
10 de enero de
1898, pero sin éxito.
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Alfred Dreyfus |
La
reacción del gobierno a las acusaciones de Zola fue inmediata. Se le procesó
por difamación y se le condenó a un año de cárcel y a una multa de 7.500
francos. Agobiado por la agitación que causó su proceso, Zola se exilió en
Londres, donde vivió en secreto.
En junio
de 1899, con la prosecución del proceso, regresa a su país. Pero Alfred Dreyfus
es condenado, con atenuantes, y Zola le escribe nada más llegar. Zola adquiere
una gran dimensión social y política, pero tiene grandes problemas económicos
(la justicia le embarga bienes) y es puesto en entredicho por medios de
comunicación muy influyentes.
El 29 de
septiembre de 1902 Zola muere en su casa, supuestamente
asfixiado.
Pero existe una segunda hipótesis, cuya investigación se ha reavivado en el
siglo XXI, que considera que Zola fue asesinado por alguien que tapó la
chimenea de una estufa (ya uno de los abogados de Dreyfus, Fernand Labori,
había padecido un intento de asesinato).