Felipe II conocerá a Tiziano en Milán en diciembre de 1548,
y volverá a encontrarse con é, en Augsburgo en 1551 mientras posaba para su
retrato de cuerpo entero con armadura que le hizo el pintor.
El rey español, gran mecenas de las artes, ya admiraba la
obra de Tiziano antes de conocerle debido a su profundo conocimiento de las
colecciones reales.
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Danae |
Un rey amante del arte
Felipe II fue un príncipe del Renacimiento, y como tal, un gran erudito y de
gusto artístico refinado.
Sus viajes por Europa y su conocimiento de las ”colecciones
reales” le convirtieron en un gran mecenas de las artes, gracias a lo cual la
colección de obras heredada de su padre aumentó considerablemente.
Fue
precisamente Felipe II quien empezó a valorar la
Colección Real como un tesoro a preservar, adscribiéndola a la Corona como
patrimonio indivisible. Este rey reunió numerosas pinturas compradas por su
padre y otras heredadas de su abuela Juana y de su tía María de Austria. Pero
añadió también importantes obras a las colecciones reales, como pinturas de El
Bosco o Tiziano. Sus pintores oficiales fueron: Antonio Moro, Alonso Sánchez
Coello, Juan Fernández de Navarrete, Sofonisba Anguissola y Juan Pantoja de la
Cruz.
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El rapto de Europa |
La promoción de artistas y la infinidad de encargos que
realizo Felipe II durante su reinado formarán más tarde la importante base de
la colección de arte del Museo del Prado.
Cuando Felipe conoce a Tiziano en 1548 este tiene 20 años y
aún es príncipe, mientras que el pintor es ya un hombre maduro y una cotizada
figura del arte italiano y europeo.
Tiziano
se trasladó a Augsburgo en dos ocasiones: en la primera realizó el retrato
ecuestre de “Carlos V en Mühlberg” y
en la segunda pintó un retrato de Felipe II, todavía heredero de la Corona.
Sobre esta obra cuentan los expertos la anécdota de que el joven príncipe no
salió muy satisfecho del encargo. Aunque se desconoce el motivo, posiblemente
pudo ser el no estar habituado a una pincelada tan suelta como la del maestro
italiano o por no convencerle el parecido.
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Perseo y andrómeda |
Sin
embargo, esto no impidió que el artista y el futuro monarca mantuvieran con
posterioridad excelentes relaciones. Su relación se prolongará durante
treinta años, hasta la muerte del pintor, una relación entre ambos que, además,
también fue epistolar, y de la que se conservan más de quince cartas.
Sin embargo, Felipe II, al igual que les había sucedido a
otros monarcas y papas (incluido su padre Carlos I), no consiguió que Tiziano
se estableciera en su corte. Aún así el artista se convirtió en “primer pintor”
del rey de España, consiguiendo de él una gran cantidad de cuadros.
de
las que saldrán obras tan famosas como la Dánae o la Religión
socorrida por España. Vemos a Felipe II de pie, vistiendo una magnífica media
armadura que aún se conserva en la Armería del Palacio
Real de Madrid. Tras él se encuentra una mesa cubierta con
un tapete de terciopelo rojo en la que se coloca el casco y los guanteletes. La
luz procedente de la izquierda ilumina el rostro del joven príncipe y resbala
por la armadura, provocando excelentes reflejos metálicos. El fondo neutro
sobre el que se recorta la figura hace que adquiera mayor fuerza.
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Venus y Adonis |
"Las poesias” de Tiziano
El primer encargo de Felipe II a Tiziano fueron diez lienzos
de gran formato, algunos de temas mitológicos, realizados entre 1553 y 1562. A
cambio, el pintor recibió una generosa pensión.
“Las poesías”
es el nombre que dio el propio Ticiano a esta serie de pinturas. Los asuntos representados fueron: Dánae y la
lluvia dorada, Venus y Adonis, Perseo y Andrómeda, el rapto de Europa, Diana y
Calixto y Diana y Acteón. La historia de Medea y Jasón no llegó a realizarse
(aunque según algún autor se conserva el dibujo preparatorio).
Todos estos lienzos son de tema amatorio y estaban
destinados a los aposentos privados del rey. Estas pinturas estaban inspiradas
en la “Metamorfosis” de Ovidio, e influidos por los “ Amores de Júpiter” de
Correggio.
Los temas elegidos por el artista para estas obras estaban interpretados
para deleite de los sentidos y para demostrar la capacidad de la pintura para
transmitir emociones.
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Diana y Calisto |
Los dos primeros encargos entregados fueros” Dánae” y “Venus
y Adonis”. Ambos cuadros estaban estaban concebidos para colgase juntos y se
complementaban entre sí. Esta “Danae” estaba influida por la Dánae de
Correggio, pero Tiziano va a sustituir en su obra el Cupido por una “dueña” que
recoge la lluvia de oro en su delantal.
Felipe II recibió la “Danae” en 1553 y permaneció en la colección real
española, primero en el Alcázar y después en el Buen Retiro, hasta que, tras la
Guerra de la Independencia, Fernando VII se la regaló al duque de Wellington.
Años
más tarde, en 1565, Tiziano pintó la Dánae que se conserva en el Prado con una
factura más deshecha y una extraordinaria calidad, resultado del elevado precio
que debió pagar su comitente, posiblemente Francesco Vrins, mercader flamenco
residente en Venecia. Velázquez compró esta obra durante su primer viaje a
Italia y la vendió a Felipe IV con destino al Palacio del Buen Retiro, pero más
tarde, en 1666, sustituyó a la Dánae de Felipe II en las "bóvedas de
Tiziano" en el Alcázar, emparejándola con Venus y Adonis.
Tiziano
pintó el primer “Venus y Adonis”,
perdido y conocido por copias, a finales de la década de 1520. Tiziano retomó el asunto veinte años
después en varias composiciones, una de las cuales fue el punto de partida de
la conservada en el Prado.
“Perseo y Andrómeda” (1562) y “El rapto de Europa” (1559-1562). De nuevo se
trata de dos obras concebidas para colgar juntas, cuyos elementos en común son
la presencia del mar y la composición, marcada por una diagonal. Los temas son
opuestos: mientras que “Perseo y Andrómeda” narra la liberación de la joven
antes de ser devorada por el monstruo marino, en “El rapto de Europa” a manos
de Zeus, convertido en toro, se representa esa misma escena. “El rapto de
Europa” está considerada una de las obras más brillantes del genero.
Sobre la ubicación de estas seis “poesías”, que tardaron
varios años en estar todas reunidas en manos de Felipe II, se cree que
estuvieron colgadas en el palacio de Aranjuez, posiblemente destinadas a un
"camerino" personal, pero no se sabe si este lugar tuvo una
existencia real. Si se sabe que en el siglo XVII se encontraban en el llamado
"cuarto bajo de verano" del Alcázar de Madrid, lugar privado de
Felipe IV al que éste se retiraba después de comer.
Hoy
día las “poesias” que encargó Felipe II al maestro italiano están
repartidas por el mundo: Dánae (Londres, Apsley House), Venus y Adonis (Madrid,
Museo del Prado), Perseo y Andrómeda (Londres, Wallace Collection), Diana y Adonis y Diana y Calisto (Edimburgo, National
Gallery/Londres, National Gallery) y El rapto de Europa (Boston,
Isabella Stewart Garden Museum).
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Ofrenda de Felipe II |
Otros encargos a Tiziano
A
principios de la década de 1570, Tiziano pinta dos grandes alegorías para
Felipe II: “La Religión socorrida por España” y la “Ofrenda de Felipe II”.
Ambas escenas fueron enviadas a Madrid en septiembre de 1575 (un año antes de
la muerte del pintor).
Para
realizar “La Religión...” el pintor se aprovechó de un viejo lienzo mitológico
comenzado casi 40 años antes. En él, sin embargo, hizo algunos cambios. A la
izquierda aparece España -como una matrona- con una lanza seguida de sus
tropas, representadas por mujeres. A la derecha se ve a la Religión, casi
desnuda y abandonada, mientras al fondo se ve a Neptuno vestido de turco en una
clara alusión al poderío naval otomano.
La victoria de Lepanto lograda el 7 de octubre de 1571 y el
nacimiento del heredero, en diciembre del mismo año, colmaron la felicidad de
Felipe II lo que propició el encargo de la obra “Ofrenda de Felipe II”. Así en
ella se aprecia como el monarca español ofrece a su hijo al cielo, sujetándolo
en el aire. En la parte superior, se ve un ángel portador de la palma y en la
zona baja se muestra a un turco encadenado, símbolo de la derrota del poder
naval otomano observándose la batalla al fondo.
En ambas obras Tiziano se muestra ya como un
pintor claramente revolucionario, preocupado por la luz y el color tan
característicos de la escuela veneciana a
la que pertenece. A pesar de utilizar una pincelada suelta, el artista siempre
se ve preocupado por los detalles.