Courbet fue el "inventor" de la técnica del Realismo francés en la pintura de mediados del siglo XIX.
No sólo fue un artista resueltamente antiacademicista sino abiertamente revolucionario que participó en el gobierno de la Comuna de París de 1871.
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El sueño |
Un pintor incómodo
En sus comienzos, el artista
francés Gustave Courbet, (1819-1877) pinta sobre todo paisaje, especialmente
los bosques de Fontainebleau, y retratos, ambos con rasgos románticos. Pero a
partir de 1849 se inclinará decididamente por el realismo.
Courbet fue siempre contrario al
academicismo. Sin embargo, en 1855 (también lo hizo en 1867) expuso algunas de
sus obras en el Palacio de las Artes de la Exposición Universal de París. Pero
cuando comprobó el rechazo que tenían algunas de sus obras por parte del jurado
tomó la decisión de inaugurar una exposición individual (como alternativa al
Salón de Paris) a la que bautizó con el nombre de "Pabellón del Realismo".
Courbet es de hecho el «fundador» y a quien se le atribuye la invención
del termino “realismo”, movimiento pictórico que se dio en Francia a mediados
del siglo XIX.
En el “Pabellón del Realismo”
expuso su obra El taller del pintor, considerada el manifiesto del nuevo
estilo, que provocó un sonoro escándalo en los medios artísticos por su
anti-academicismo y su crudeza, que se calificó de obscena.
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Autorretrato |
Los principios estéticos del Realismo pictórico suelen coincidir con los del literario, es decir, compromiso
con las clases desfavorecidas y los movimientos políticos de izquierda
(conectaría con la vertiente más comprometida socialmente del realismo
literario: el naturalismo de Émile Zola).
De esta forma, Courbet, que
afirmaba que el arte debía plasmar la realidad, escogerá para sus obras temas y
personajes de la realidad cotidiana, sin caer en el «pintoresquismo» o «folclorismo»,
reivindicando el sacrificio del proletariado
No obstante, los especialistas
consideran que su mayor innovación es la elección de temas costumbristas como
motivos dignos de los grandes formatos, que hasta entonces se reservaban a «temas
elevados»: religiosos, históricos, mitológicos y retratos de las clases
altas.
Courbet influirá en los primeros
impresionistas franceses.
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El taller del pintor |
Un pintor provocador
Courbet afirmaba que «si dejo
de escandalizar, dejo de existir», pero algunos críticos le achacaron que
provocaba escándalos sólo por efectismo para entretener a las clases poderosas,
pero que, en realidad, su arte se mantenía fiel a cierta “formalidad”. También
en este sentido se le cuestionó que introducía detalles ”innecesarios” en sus
obras.
Su realismo se hace patente en sus
desnudos femeninos, donde se va a alejar de la figuras irreales del
neoclasicismo para plasmar mujeres más carnales y convencionales, e incluir el
vello púbico sin remilgos, que habitualmente se omitía en los desnudos
académicos, como en su obra “El origen del mundo”. Otras obras con este
carácter serán: Las bañistas
(1853), o El sueño (1866) obra donde muestra una muy probable escena
lésbica, con una carga erótica evidente.
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Las bañistas |
Pero sin duda, la obra más
explícita y escandalosa de Courbet fue El origen del mundo (1866), donde
muestra en primer plano el pubis femenino con un notable grado de realismo, lo
que reforzaba su carácter erótico.
La pintura de Courbet suponía toda
una novedad, sobre todo por la forma en la que "fragmenta" el cuerpo
femenino, cortando brazos, piernas y cabeza de la mujer, centrando el punto de
interés en el vello púbico.
Pero esta obra (un pequeño óleo de
46X55 centímetros) nunca fue vista por el público de su época, ya que fue
creada para el disfrute personal del diplomático turco Khalil Bey que vivía por aquel entonces en
París (al parecer este también le encargó la pintura El sueño).
Este cuadro, tras cambiar varias veces de manos(en la Segunda Guerra Mundial fue robado por los nazis, y
más tarde pasó a manos del ejército soviético) se encuentra en la actualidad en el parisino
Museo de Orsay,
donde sigue causando asombro a los visitantes y provocando en ellos diversas
reacciones.
Algunos
historiadores del arte, empeñados en conocer la identidad de la modelo de
El
origen del mundo, nunca tuvieron manera de demostrar que esta fue
Joanna Hifferman,
amante del pintor
Whistler,
y con quien el artista galo tuvo también una relación amorosa. Sin embargo,
parece que en esta primera década del siglo XXI ciertos indicios parecen
haberles dado la razón. No en vano a todas
estas cuestiones a Courbet se le llamó “el apóstol de lo feo”-
Courbet causó con sus obras no
poco revuelo, y no tardó en convertirse en adalid del antiacademicismo. Tampoco
dudó en criticar la hipocresía de la pintura academicista que veía con buenos
ojos las obras de carácter erótico (e incluso pornográfico) siempre que
retrataran un tema mitológico, pero que sin embargo criticaba las pinturas con
desnudos realistas.
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El origen del mundo |
Un pintor revolucionario
A pesar de sus polémicas, Courbet
fue un pintor de éxito. Se le otorgó la medalla de la Legión de Honor, que
rechazó al afirmar que quería morir «como hombre libre, sin depender de
ningún poder ni religión», y se le invitó a formar parte del gobierno de la
Comuna de París de 1871.
Courbet admitió su compromiso con
el socialismo y con el realismo afirmando que “No solo soy socialista, sino que
también soy republicano, y en una palabra partidario de cualquier revolución –y
por encima de todo realista... realista significa también sincero con la
verdadera verdad”.
Durante la Comuna se le encargó la
administración de los museos de París.Tras caer esta, el nuevo gobierno le formó
un consejo de guerra (se le acusó de la destrucción de la columna Vendôme
dedicada a Napoleón Bonaparte) condenándolo a seis meses de prisión y a pagar
300.000 francos.
Al salir de la cárcel escapó a
Suiza (1873) para evitar que el Estado le obligara a pagar la multa (era tan elevada
que debía ser liquidada a lo largo de 30 años). Allí moriría (La Tour du Peilz)
cuatro años después víctima de una cirrosis producida por su alto consumo de
alcochol.
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