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EL NÚMERO PI: UN VIAJE A TRAVÉS DE LA ETERNIDAD MATEMÁTICA

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 El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas.  ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d

COURBET, UN PINTOR INCÓMODO Y PROVOCADOR DE ESCÁNDALOS

Courbet fue el "inventor" de la técnica del  Realismo francés en la pintura de mediados del siglo XIX.

No sólo fue un artista resueltamente antiacademicista sino abiertamente revolucionario que participó en el gobierno de la Comuna de París de 1871. 

El sueño
 Un pintor incómodo

En sus comienzos, el artista francés Gustave Courbet, (1819-1877) pinta sobre todo paisaje, especialmente los bosques de Fontainebleau, y retratos, ambos con rasgos románticos. Pero a partir de 1849 se inclinará decididamente por el realismo.

Courbet fue siempre contrario al academicismo. Sin embargo, en 1855 (también lo hizo en 1867) expuso algunas de sus obras en el Palacio de las Artes de la Exposición Universal de París. Pero cuando comprobó el rechazo que tenían algunas de sus obras por parte del jurado tomó la decisión de inaugurar una exposición individual (como alternativa al Salón de Paris) a la que bautizó con el nombre de "Pabellón del Realismo". Courbet es de hecho el «fundador» y a quien se le atribuye la invención del termino “realismo”, movimiento pictórico que se dio en Francia a mediados del siglo XIX.


En el “Pabellón del Realismo” expuso su obra El taller del pintor, considerada el manifiesto del nuevo estilo, que provocó un sonoro escándalo en los medios artísticos por su anti-academicismo y su crudeza, que se calificó de obscena.

Autorretrato
Los principios estéticos del Realismo pictórico suelen coincidir con los del literario, es decir, compromiso con las clases desfavorecidas y los movimientos políticos de izquierda (conectaría con la vertiente más comprometida socialmente del realismo literario: el naturalismo de Émile Zola).

  
De esta forma, Courbet, que afirmaba que el arte debía plasmar la realidad, escogerá para sus obras temas y personajes de la realidad cotidiana, sin caer en el «pintoresquismo» o «folclorismo», reivindicando el sacrificio del proletariado

No obstante, los especialistas consideran que su mayor innovación es la elección de temas costumbristas como motivos dignos de los grandes formatos, que hasta entonces se reservaban a «temas elevados»: religiosos, históricos, mitológicos y retratos de las clases altas.


Courbet influirá en los primeros impresionistas franceses.

El taller del pintor
Un pintor provocador

Courbet afirmaba que «si dejo de escandalizar, dejo de existir», pero algunos críticos le achacaron que provocaba escándalos sólo por efectismo para entretener a las clases poderosas, pero que, en realidad, su arte se mantenía fiel a cierta “formalidad”. También en este sentido se le cuestionó que introducía detalles ”innecesarios” en sus obras.

Su realismo se hace patente en sus desnudos femeninos, donde se va a alejar de la figuras irreales del neoclasicismo para plasmar mujeres más carnales y convencionales, e incluir el vello púbico sin remilgos, que habitualmente se omitía en los desnudos académicos, como en su obra “El origen del mundo”. Otras obras con este carácter serán:  Las bañistas (1853), o El sueño (1866) obra donde muestra una muy probable escena lésbica, con una carga erótica evidente.

Las bañistas
Pero sin duda, la obra más explícita y escandalosa de Courbet fue El origen del mundo (1866), donde muestra en primer plano el pubis femenino con un notable grado de realismo, lo que reforzaba su carácter erótico.

La pintura de Courbet suponía toda una novedad, sobre todo por la forma en la que "fragmenta" el cuerpo femenino, cortando brazos, piernas y cabeza de la mujer, centrando el punto de interés en el vello púbico.

Pero esta obra (un pequeño óleo de 46X55 centímetros) nunca fue vista por el público de su época, ya que fue creada para el disfrute personal del diplomático turco Khalil Bey que vivía por aquel entonces en París (al parecer este también le encargó la pintura El sueño).

Este cuadro, tras cambiar varias veces de manos(en la Segunda Guerra Mundial fue robado por los nazis, y más tarde pasó a manos del ejército soviético) se encuentra en la actualidad en el parisino Museo de Orsay, donde sigue causando asombro a los visitantes y provocando en ellos diversas reacciones.

Algunos historiadores del arte, empeñados en conocer la identidad de la modelo de El origen del mundo, nunca tuvieron manera de demostrar que esta  fue  Joanna Hifferman, amante del pintor Whistler, y con quien el artista galo tuvo también una relación amorosa. Sin embargo, parece que en esta primera década del siglo XXI ciertos indicios parecen haberles dado la razón. No en vano a todas estas cuestiones a Courbet se le llamó “el apóstol de lo feo”-

Courbet causó con sus obras no poco revuelo, y no tardó en convertirse en adalid del antiacademicismo. Tampoco dudó en criticar la hipocresía de la pintura academicista que veía con buenos ojos las obras de carácter erótico (e incluso pornográfico) siempre que retrataran un tema mitológico, pero que sin embargo criticaba las pinturas con desnudos realistas.

El origen del mundo
Un pintor revolucionario

A pesar de sus polémicas, Courbet fue un pintor de éxito. Se le otorgó la medalla de la Legión de Honor, que rechazó al afirmar que quería morir «como hombre libre, sin depender de ningún poder ni religión», y se le invitó a formar parte del gobierno de la Comuna de París de 1871.

Courbet admitió su compromiso con el socialismo y con el realismo afirmando que “No solo soy socialista, sino que también soy republicano, y en una palabra partidario de cualquier revolución –y por encima de todo realista... realista significa también sincero con la verdadera verdad”. 

Durante la Comuna se le encargó la administración de los museos de París.Tras caer esta, el nuevo gobierno le formó un consejo de guerra (se le acusó de la destrucción de la columna Vendôme dedicada a Napoleón Bonaparte) condenándolo a seis meses de prisión y a pagar 300.000 francos.

Al salir de la cárcel escapó a Suiza (1873) para evitar que el Estado le obligara a pagar la multa (era tan elevada que debía ser liquidada a lo largo de 30 años). Allí moriría (La Tour du Peilz) cuatro años después víctima de una cirrosis producida por su alto consumo de alcochol.





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