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EL NÚMERO PI: UN VIAJE A TRAVÉS DE LA ETERNIDAD MATEMÁTICA

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 El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas.  ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d

LEMURIA: ¿UN CONTINENTE PERDIDO?

Lemuria constituiría un gigantesco continente, anterior a África y a la Atlántida, que habría sido destruido por efecto de terremotos y fuegos subterráneos, y sumergido en el fondo del océano hace algunas decenas de miles de años, dejando sólo como recuerdo suyo varios picos de sus más altas montañas, que ahora son otras tantas islas.

Este extenso continente comprendería Sudáfrica, Madagascar, Sri Lanka (Ceilán), Sumatra, océano Índico, Australia, Nueva Zelanda, extendiéndose hasta gran parte del sur del océano Pacífico.

El continente perdido

Lemuria es el nombre de un supuesto continente, bautizado en el siglo XIX (1864) por científicos franceses, principalmente por el geólogo inglés Philip Sclater, para explicar el hecho de que hubiera lémures (primates endémicos de la isla de Madagascar), o parientes cercanos, tanto en la India como en el sur de África. Formularon que, por los albores de la aparición de la especie humana había un continente en el cual aparecieron y se expandieron los lémures, y que después el continente desapareció en el fondo del océano Índico.




En 1860, William Thomas Blanford, un geólogo y naturalista inglés, encontró similitudes entre los tipos de rocas presentes en el Sur de África y en el Sur de la India. Las rocas correspondientes al Pérmico eran prácticamente idénticas en ambos continentes alejados por más de de 5.000 km. Después de mucho pensar al respecto, teorizó sobre la posible existencia de un desaparecido puente de Tierra que uniera ambos continentes.


Por aquellas fechas, el biólogo darwinista Ernst Heinrich Häckel andaba buscando una explicación a la presencia de lémures de similares características tanto en Madagascar como en Asia. Al enterarse de la teoría de Blanford, la tomó como explicación de cómo dos especies tan similares evolutivamente estaban tan lejos en el espacio. Cuatro años más tarde de la primera teoría de Blanford, el zoólogo Philip Lutley Sclater sugirió el nombre de Lemuria para este hipotético puente de tierra entre ambos continentes, nombre que mantuvo durante el paso de los años.

La teoría de Blanford, Häckel y Sclater explicaba como este puente de tierra habría sido un antiguo continente que por los efectos de terremotos y otros desastres naturales había terminado sumergido bajo las aguas de los océanos. Con ello conseguían explicar las similitudes geológicas, así como teorizaban sobre la un antecesor de los lémures de Madagascar y Asia que habría poblado este continente perdido, manteniendo como válida la Teoría de la Evolución de Darwin.


Placas tectónicas

Sin embargo, el avance de la ciencia ha demostrado, por las pruebas ofrecidas por la tectónica de placas, la imposibilidad de la existencia de un continente perdido.

 Con el comienzo del siglo XX, Alfred Wegener habló por primera vez de la posible existencia de un antiguo supercontinente, Pangea. Pocos años más tarde se propuso la teoría de expansión del fondo oceánico, lo que unido a la existencia de Pangea terminaría desembocando en la Teoría de Placas Tectónicas. Esta teoría sería rápidamente aceptada por la comunidad científica a finales de la década de los 50 y comienzos de la década de los 60, con lo que Lemuria caía en el olvido para la ciencia.


Lo más cercano a esa mítico continente serían los restos asociados a Mauritia un micro-continente desgajado de la placa que incluía a la India y Madagascar, entonces ubicada al sur del Pacífico, cuando se separaron ambos subcontinentes dejaron un micro-continente más pequeño que Madagascar hace 1200 millones de años, propuesto por científicos de la Universidad de Oslo.

La mitología

En el olvido se habría mantenido Lemuria de no ser porque el misticismo que se había creado en la India en torno a este supuesto continente provocó que aún a día de hoy se siga teorizando sobre él.

Por supuesto, toda mitología ha ido reforzándose con el paso de los años con cualquier avance de la ciencia aplicable, e incluso cada vez son más los que identifican a este continente con Mu, el continente perdido de los Mayas, situándolo en el Océano Pacífico, con el único fin de dar sentido a un continente que la ciencia creó para intentar explicar la evolución, y que resultó no ser la respuesta correcta.

Otros continentes perdidos 

Entre muchos de los mitos creados por el hombre están los de los continentes perdidos como Lemuria, Atlántida, Mu o Thule.

Estos se refieren a cataclismos espantosos y al aniquilamiento de razas completas, humanas o humanoides, que habían desarrollado civilizaciones avanzadas.

Los habitantes de mundos habrían tenido entonces "alma humana", aunque sus apariencias quizás hayan sido sólo extraños remedos de la figura humana que conocemos.

La ciencia moderna, sin embargo, no ha encontrado rastro alguno que pueda dar indicios sobre catástrofes tan enormes a partir de la llamada Era Cuaternaria, es decir, la edad geológica y paleológica en la que se desarrollaron los mamíferos y apareció el ser humano. Pero si se produjeron en el cuaternario, cómo es posible que esos cataclismos (si es que ocurrieron) se hayan preservado hasta nuestros días, si faltaban milenios para la llegada del hombre.


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