Maria Bashkirtseff es, por su
talento artístico y su trágica vida, una de las figuras más románticas del
siglo XIX.
Muerta prematuramente, luchó con
todas sus fuerzas durante toda su vida contra todos los obstáculos que la
impedían llevar adelante su vocación artística.
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Autoretrato |
Un talento inusual
La ucraniana, de nacionalidad
rusa, María Bashkirtseff (1858-1884) fue escritora, pintora, escultora,
pianista y cantante, disciplinas todas ellas que dominó con éxito.
María nace en el seno de une familia de la baja nobleza de
Imperio ruso, pero va a vivir siempre en el extranjero, viajando constantemente
con su familia materna, lo cual va a favorecer su conocimiento de idiomas,
hablaba correctamente, además de ruso, francés, inglés, alemán, italiano y
latín.
Desde niña denota una gran pasión por el conocimiento, lo que
la conduce a estudiar con ahínco a los autores clásicos y contemporáneos. Pero
no se detiene ahí. Dotada de un talento
multifacético, se inclinó primeramente por la música y luego por las artes
plásticas.
Tocaba el piano, el arpa, la
guitarra y la mandolina. Obsesionada desde adolescente por alcanzar la gloria
artística, proyecta una carrera de cantante. Una faringitis crónica, primer
signo de la tuberculosis que la llevaría tempranamente a la muerte, desbarata
esas aspiraciones. Entonces, María decide ser una pintora profesional.
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El encuentro |
Cuando está viviendo en París decide estudiar pintura, una elección casi escandalosa para una chica en la época en
que vive, sin embargo, para realizarse, María estaba dispuesta a transgredir
las reglas sociales al precio que fuera.
Se inscribe en la Académie Julian, una de las pocas en Europa
que aceptaba estudiantes mujeres y donde los profesores de la Escuela de Bellas
Artes les proporcionaban las mismas enseñanzas que a sus condiscípulos
masculinos. Además, quienes estudiaban allí podían trabajar directamente en
desnudos del natural (se podía
encontrar allí a jóvenes alumnas venidas incluso de los Estados Unidos).
María sorprenderá a sus maestros por su técnica y su
temática. Opta por un mundo personal y
original, ella será la pintora de la calle y de sus miserias.
Desarrolló una meteórica carrera
en la pintura y dio unos primeros pasos en la escultura, a la que consideró su
verdadera vocación. Sin embargo, según algunos expertos, su talento innato
estaba en la escritura.
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El taller de Julian |
A los 15 años, María Bashkirtseff comienza a escribir su
diario íntimo, redactado en francés, al que le debe mucho de su celebridad. Las
diferentes ediciones del Diario publicados entre 1887 y 1980, fueron muy
edulcoradas por la familia. Sin embargo, se publicó una edición fiel en 1995
por el « Cercle des amis de Marie Bashkirtseff », también en francés,
terminándose de imprimir en 2005, sumando 16 volúmenes de aproximadamente 300
páginas cada una (también se está traduciendo al español).
Además de su diario, bajo el pseudónimo Pauline Orrel, ella
contribuye con varios artículos a la revista La Citoyenne de Hubertine Auclert
en 1881.
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El paraguas |
Una mujer incansable
Lo que escribe en su Diario, día
tras día (censurado cuidadosamente por su familia en las primeras versiones),
son todas sus emociones, impulsos, gestos y hasta sus deseos. En un momento en
el que las jóvenes no podían hablar más que de su corazón, María habla también
de su cuerpo. []Así,
detrás de la heroína angelical y soñadora, subyace también una mujer que grita
sus deseos, que no se resigna a su trágico final y que se sabe prisionera de su
tiempo.
Tuvo belleza y talento, pero además fue una mujer incansable
e inevitablemente feminista, aseguran sus estudiosos, en una época de
sometimiento para la mujer en que no existían muchos más caminos que el
matrimonio. Protestó amargamente y luchó contra todos los obstáculos para
llevar adelante su vocación artística.
Su Diario, al que Simone de
Beauvoir consideró «un modelo en su género» publicado en 1887 y rápidamente
convertido en best seller a nivel mundial, permite seguir la trayectoria
de su breve existencia consagrada a las artes, que no fue más que el prólogo a
una vida creativa que no tuvo lugar y su voluntad inquebrantable
ante una enfermedad que, por entonces, conducía irremisiblemente a la muerte,
la tuberculosis.
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Joven leyendo |
Pasó la última cuarta parte de su
vida sabiéndose condenada a muerte, pero no se resignó nunca. Fue, en ese
sentido, durante la primera mitad del siglo XX, un paradigma universal de vida
y de valor ante la muerte.
Murió de tuberculosis a los
veinticinco años, cuando sus pinturas ya le concedían la celebridad. Está
enterrada en el cementerio de Passy, en París.
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Otoño |
Su legado pictórico
A pesar
de su corta existencia, María Bashkirtseff tuvo tiempo suficiente para dejar
huella en el arte. Produjo una importante cantidad de cuadros realistas entre
óleos, pasteles y dibujos.
Dos o tres años antes de su muerte
sus pinturas y su nombre comenzaron a ser conocidos por el público, y artículos
sobre sus trabajos comenzaron a aparecer tanto en Francia como en Rusia.
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primavera |
En 1885, la Asociación de Mujeres
Pintoras y Escultoras de Francia organizó una exposición póstuma en dos salas
del Palacio de la Industria, en la que se exhibieron doscientos veinticuatro de
sus obras (cien pinturas, seis pasteles y ciento dieciocho dibujos). Tras ello,
el Estado francés adquirió su pintura «Le meeting» para el museo de Luxemburgo.
En 1886, después de una exposición de sus obras en Amnsterdam, el gobierno
holandés adquirió su óleo «Portrait de Alexandrine» para el Rijksmuseum de
Amsterdam.
Pese al renombre que había
adquirido en Francia, el estado imperial ruso no se interesó por la obra de
Marie Bashkirtseff. En 1908, tras las infructuosas tentativas de la madre de
Maria para que el museo Alexandre III (hoy Museo Ruso) adquiriese sus obras,
esta les termina donando un centenar de pinturas, tres escultura y más de cuarenta
dibujos de la herencia artística de su hija.
En 1929, ya siendo Unión
Soviética, la mayor parte de sus trabajos fueron trasladados a los museos de
Ucrania. Todas ellas desaparecieron durante la evacuación de las ciudades rusas
ante la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra
sólo quedaban en territorio soviético cerca de veinte pinturas y un pequeño
número de dibujos de Marie Bashkirtseff.
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Una joven |
En la actualidad podemos encontrar
las obras de Marie Bashkirtseff en los distintos museos de Europa: museo Ruso
de San Petersburgo; museo Jules Chèret de Niza; museo del Louvre; museo
d’Orsay; museo del Petit Palais; en diversos museos de Ucrania (Soumy, Kharkoy,
Dnepropetrovsk) y en la galería estatal rusa Tretiakoff, además de en la
biblioteca Newberry de Chicago, el museo Soutzos de Atenas, el museo de bellas
artes de Argel o la galería de arte Hamilton en Notario (Canadá). Sin embargo,
muchas de sus obras se conservan en colecciones particulares.
Sus cuadros más conocidos son:
Le meeting, representando a niños de los barrios pobres de París. 1884 (Museo d'Orsay,
Paris).
El Atelier Julián (sus compañeras artistas durante el trabajo).
Retrato de su prima Dina
(futura condesa de Toulouse-Lautrec), 1833 (Museo d'Orsay, Paris.
Retrato de mujer joven, 1884, pastel (Museo d'Orsay, Paris).
La Douleur de Nausicaa, escultura en bronce (Museo d'Orsay, Paris).
Autorretrato con paleta, 1882, (Museo de Bellas Artes de Niza)