El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas. ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d
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MARÍA DE MAEZTU Y LA RESIDENCIA DE SEÑORITAS, UNA INSTITUCIÓN DE MUJERES COMPROMETIDAS
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En 1915 se abrió la Residencia de
Señoritas, bajo la dirección de María de Maeztu, para facilitar el acceso de
las españolas a los estudios intermedios y universitarios.
La Residencia, grupo femenino de
la Residencia de Estudiantes, se convertirá en centro formador de las élites
intelectuales y sociales femeninas, pero verá truncada su actividad con la
Guerra Civil.
Antigua sede de la Residencia de Señoritas, hoy fundación Ortega-Marañón
Los inicios y su función
En las últimas décadas del siglo
XIX empezó a declararse entre los intelectuales y los círculos políticos
progresistas, una honda preocupación por el bajo nivel cultural medio de la
población española, convencidos de que la ansiada modernización y el progreso
del país pasaba, necesariamente, por extender la alfabetización y por abrir las
puertas a las corrientes científicas e intelectuales que triunfaban en Europa.
La creación del Ministerio de
Instrucción Pública (1900) y de la Junta de Ampliación de Estudios (1907)
forman parte de las medidas adoptadas para concretar estas aspiraciones, que
desde el inicio contaron con una significativa presencia de personas vinculadas
a la Institución Libre de Enseñanza (ILE).
Pero mientras que el Ministerio se
ocupaba de todo el sistema educativo, la Junta se centraría en impulsar la
enseñanza media y superior así como el desarrollo de la ciencia e
investigación. El modelo a seguir en este caso era el de los “college”
ingleses.
Con tal fin, la Residencia de
Estudiantes comenzó su andadura en 1910 en unos hotelitos de la calle Fortuny
de Madrid (arrendado por la institución Intenational Institute for Girls in
Spain), y dirigida por Alberto Jiménez Fraud. Muy pronto se convertirá en un
punto de referencia para la intelectualidad española del momento y en centro de
creación ideológica, artística y científica.
Sin embargo, la institución sólo
aceptaba estudiantes masculinos. Pero pronto se pensó en crear un grupo
femenino paralelo, con el ánimo de contribuir a facilitar el acceso de las
españolas a los estudios intermedios y universitarios en condiciones similares
a los hombres, todo un desafío si se tiene en cuenta que al inicio del siglo XX
las universidades contaban apenas con 21 alumnas matriculadas.
De este modo, el grupo femenino de
la Residencia de Estudiantes abrió sus puertas en octubre de 1915 con 30 alumnas matriculadas
en su primer año (una década después superaba las doscientas) y bajo la
dirección de María de Maeztu, una de las primeras profesoras de la Universidad
Central. Se instalaron en el lugar que antes había ocupado la Residencia de
Estudiantes que ahora se trasladabaal
nuevo complejo en construcción en los Altos del Hipódromo.
La progresiva afluencia de nuevas alumnas
hizo necesaria su división en grupos y la instalación en varios edificios alquilados
por la JAE en el entorno de las calles Fortuny, Rafael Calvo y Miguel Ángel,
junto al Paseo de la Castellanade Madrid.
En
muchos aspectos siguió el modelo de la Residencia de Estudiantes para varones. Según su directora, la Residencia nacía para albergar a las
“señoritas mayores de dieciséis años que estudien o deseen ingresar en
Facultades universitarias, Escuela Superior de Magisterio, Conservatorio
Nacional de Música, Escuela Normal, Escuela del Hogar, etc... Y a aquellas que
deseen ampliar su cultura o hacer estudios privadamente sin buscar el
reconocimiento oficial”. Como la masculina, les ofrecía una serie de medios
para su cultivo intelectual y su desarrollo físico: enseñanza de idiomas,
clases de cultura general y de las asignaturas que conformaban los programas
académicos –Fisiología, Física, Literatura, Química...–, laboratorios,
biblioteca, conferencias, conciertos, excursiones y deportes.
María y la JAE quisieron que la Residencia fuese una institución
avanzada desde el punto de vista educativo pero cuyo régimen interno
respondiera a la “libertad de una familia española bien organizada, (con)
atención diligente, vigilancia meticulosa, sin que se sienta”. Se trataba de
hacer “compatible la elevación intelectual con el mantenimiento de las virtudes
morales de la mujer española; su aumento de cultura racial y hondo sentimiento
del honor y la dignidad”. María, según reitera en las entrevistas que se le
hacen, no deseaba que la Residencia acabara siendo “ni casino de intelectuales
ni plantel de sufragistas”; su sueño era convertirla en “una casa de muchachas
aplicadas al estudio”. Por ello, las actividades se multiplican desde las ocho
de la mañana, en que se sirve el desayuno, hasta las once de la noche, en que
se da el toque de silencio. Se lleva un estricto control de las alumnas,
llegándose a exigir la autorización expresa del padre o tutor para las salidas
más prolongadas, la ausencia a las comidas o la asistencia a las fiestas que
organizaban en la Residencia.
Victoria Kent
La Residencia acabaría
convirtiéndose en centro forjador de las elites intelectuales y sociales
femeninas. Prueba de ello, es el destacado papel que tendrían muchas de estas
alumnas posteriormente al asumir la lucha por una redefinición de los papeles
sociales asignados a su sexo. De entre su alumnado salieron pedagogas como Juana Moreno, María
Comas Camps, Carmen Castilla Margarita de Mayo Izarra, Carmen Isern...
científicas como María García Escalera o Cecilia García de Cosa, figuras
políticas como Victoria Kent (que junto a Clara Campoamor crearon la Asociación Femenina Universitaria),
o especialistas en Derecho comoMatilde Huici.
El
final
Debido
al parón vacacional, la Residencia de Señoritas se encontraba prácticamente
vacía cuando estalló laGuerra Civilen
1936. Sus instalaciones se emplearon entonces como hospital, enfermería yorfanato.
Una delegación se instaló en Valencia, pero ya en las postrimerías de la guerra
María de Maeztu presentó su dimisión y partió hacia elexilio.
Durante el franquismo, la
masculina Residencia de Estudiantes consigue pervivir a pesar de los múltiples
intentos de relegarla al olvido. Por ello, al llegar la democracia se inició el
camino para recuperar esa esencia y su historia, ardua tarea en la que no se
escatimaron esfuerzos.
Sin embargo, la Residencia de
Señoritas desapareció. Sus locales y pertenencias pasaron al Colegio Mayor
Santa Teresa de la Universidad Complutense de Madrid. Su recuerdo sólo quedó en
las mujeres que pasaron por ella, y que consiguieron sobrevivir al conflicto
bélico, y de algunos historiadores de la Institución Libre de Enseñanza o
estudiosos sobre la mujer y la educación.
Su
huella y recuperación de archivo
La Residencia de Señoritas fue una
institución modelo en su época, pero a diferencia de su homóloga masculina, no
ha atraído tanta atención de los estudiosos.
Clara Campoamor
Tras la
minuciosa depuración de funcionarios y profesionales de la educación fieles a
laRepública, la Residencia inició de nuevo su
actividad el 15 de febrero de 1940 y bajo la dirección de Matilde Marquina
García, miembro destacado de laSección FemeninadeFalange Española de las JONS. De modo
oficial se le dio el nuevo nombre deColegio Mayor
Santa Teresa de Jesús, y sin ninguna relación con los principiosinstitucionistas.
A mediados de los años ochenta, dicho Colegio fue trasladado a laCiudad Universitaria de Madridy en los locales de la calle Fortuny,
última sede de la Residencia de Señoritas, se instaló la primitiva Fundación
Ortega y Gasset, luego Instituto Universitario de la Fundación Ortega-Marañón.
Gracias
en su día al celo del profesorVicente Cacho Viu,
el apoyo deSoledad Ortegay la colaboración posterior de las
profesoras Capel Martínez y Alicia Moreno, se ha conservado el archivo completo
de la Residencia de Señoritas, según estos, ("abandonado en una esquina
del jardín para ser despachado como material inservible".
A partir
del Archivo de la Residencia y su valiosa correspondencia se han podido
documentar de manera minuciosa y fiel las relaciones de esta institución con
otras de muy diverso perfil; desde distintas asociaciones feministas
extranjeras (en especial la International Federation of University Women, hasta
organismos paralelos como el «National Council for the Unmarried Mother and
Child», la «British Federation», laLiga de las
Naciones sobre Derechos de la Mujer, la «International Woman
Suffrage Alliance» o la «Ligue Internationale des femmes pour la Paix et la
Liberté», entre otras.
Asimismo,
se ha conservado una magnífica colección de
cartas entre ellas, la correspondencia de María de Maeztu con los padres o
tutores de las alumnas, con personas que las recomiendan, con las propias
residentes y con destacadas personalidades de la época como Alberti, Zenobia
Camprubí, María Goyri, Luis Jiménez de Asúa, Gregorio Marañón, Concha Espina,
Azorín, Baroja, Clara Campoamor, Victoria Kent, Unamuno, Valle Inclán, María Zambrano,
etc.
En el material rescatado, además,
se conservaba todo lo relativo a las reformas hechas en los edificios que
ocuparon (planos, pliegos de condiciones, jornales…), balances de ingresos y
gastos, inventarios, el Sello de la institución, documentación relativa a los
aspectos académicos, el régimen interno y de las relaciones externas
mantenidas, actividades docentes, expedientes académicos y personales de las
residentes, clases que se ofrecían, sobre la biblioteca o el laboratorio de
química.
La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser solo un tema de ciencia ficción para convertirse en una realidad presente en todos los ámbitos. La IA tiene un enorme potencial en campos tan diversos como la industria y la medicina, pero también genera debates sobre su implementación. Revolución tecnológica No cabe duda que la inteligencia artificial (IA) ha supuesto toda una revolución tecnológica desde que la informática hizo su aparición. Dicen los expertos que tal es así que va a cambiarlo todo, y de hecho, ya lo está haciendo. Desde hace apenas unos pocos años, casi nada se sustrae ya a la inteligencia artificial. La podemos encontrar en multitud de facetas, en los móviles, la banca (que por ejemplo puede determinar si nos concede un crédito o no), los videojuegos, los ordenadores, la atención al clientes , en l os sistemas de reconocimiento facial ( que utilizan aeropuertos y fuerzas de seguridad ), en m icrosegmenta ción ( anuncios u ofertas personal
Margaret Keane es esencialmente una retratista al óleo cuyos personajes preferidos son mujeres, niños y animales domésticos. La característica principal de esta pintora estadounidense es que en todos sus cuadros los protagonistas aparecen con enormes y tristes ojos. Margaret Keane Historia de un vil engaño Margaret Doris Hawkins (Nashville, Tennesse, USA, 1927) siempre le gustó pintar grandes ojos en sus retratos. De pequeña era conocida en la iglesia local por sus bocetos de ángeles con grandes ojos. Se casó joven y en 1950 tuvo a su primer y única hija, Jane. El matrimonio no duró mucho. Tras su separación Margaret contraje nuevas nupcias en 1955 con un agente inmobiliario llamado Walter Keane. Su nuevo esposo vio en los cuadros de Margaret un filón y dejó su negocio para dedicarse a vender estos en forma masiva en grandes almacenes, libros de cómic y revistas. Mientras, Margaret continuó perfeccionando su técnica, pero simplemente firmaba co
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