Las Brigadas Internacionales que participaron en la Guerra Civil Española junto al ejército de la II República fueron unidades militares compuestas por voluntarios extranjeros de 54 países, según estudios realizados por el Batallón Lincoln, llegando a participar en total 59.380 brigadistas extranjeros (aunque no todos participaron a la vez), de los cuales murieron más de 15.000, es decir, alrededor de un tercio.
Mucho se ha escrito sobre las Brigadas Internacionales que combatieron en la Guerra Civil española, pero muy poco sobre las mujeres brigadistas.
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Monumento a los brigadistas en Estocolmo |
Las Brigadas Internacionales
El país que más voluntarios aportó
fue Francia, con más de 10.000 (otras fuentes eleva la cifra a 15.000). El
segundo contingente más importante fue el de alemanas y austriacos, con casi
5.000, en su mayoría exiliados en París y Bruselas. También destacaron los
contingentes de Italia (4.000), []los
2.500 británicos, 2.000 estadounidenses, 1.700 yugoslavos, 1.500 canadienses,
1.200 cubanos y 600 argentinos. También se enrolaron en menores cantidades
voluntarios de países como Costa Rica, Abisinia, Polonia, Albania,
Checoslovaquia, Australia, Bélgica, Hungría, Bulgaria, Suecia, Suiza, Holanda,
Rumania, Colombia, Chile, México o Nueva Zelanda.
Las Brigadas participaron en la
defensa de Madrid en 1936, las batallas del Jarama, Guadalajara, Brunete,
Belchite, Teruel, Aragón y el Ebro. Fueron retiradas a partir del 23 de
septiembre de 1938 a fin de modificar la posición ante la intervención
extranjera del Comité de No intervención (organización creada en 1936 a
propuesta de Francia y apoyada por Reino Unido con el objetivo de verificar el
grado de cumplimiento del Pacto de No Intervención, con el que se buscaba
evitar la intervención extranjera en la guerra española y la
internacionalización del conflicto en un momento de máxima tensión entre
democracias y dictaduras en Europa. A pesar de las sucesivas adhesiones de
varios países, los compromisos adquiridos no fueron respetados por parte de
ningún bando).
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Monumento a los brigadistas en Madrid |
Las Brigadas Internacionales
fueron organizadas por la Internacional Comunista (a partir de la decisión
tomada por su Secretariado el 18 de septiembre de 1936, a instancias de
Stalin). Del reclutamiento y de los aspectos organizativos se encargaron
dirigentes del Partido Comunista Francés, pero la inmensa mayoría de sus
integrantes sí fueron verdaderamente "voluntarios de la libertad"
(como decía la propaganda republicana) llegados huyendo de países dominados por
dictaduras y por el fascismo, como Alemania, Italia o Polonia, pero también de
países democráticos como Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos (con el famoso Batallón Lincoln).
Un importante número de
brigadistas fue de origen judío (unos 8.000, o sea, un 15% del total de
brigadistas), colectivo que mayoritariamente entendió la lucha en España como
una forma de contra el ascenso del antisemitismo que se estaba dando en
Europa.
La procedencia de los brigadistas,
tanto geográfica como social y profesional, era muy heterogenia. Hubo un
importante número de intelectuales, médicos, artistas, científicos y
estudiantes universitarios (en muchas ocasiones se les ha definido como “la
unidad militar más intelectual de la historia”), pero también había
trabajadores manuales, militares retirados o soldados veteranos, sindicalistas,
mineros, estibadores, etc.
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Monumento a los brigadistas en Paris |
Muchos de estos brigadistas
sufrieron persecución política al volver a sus países, y un gran número acabó en campos de concentración
en Francia, pero también los hubo que terminaron en las cárceles comunistas
tras la II Guerra Mundial.
Las brigadistas femeninas
De entre los miles de voluntarios procedentes
de otros tantos países que intervinieron en la guerra española hubo también cientos de mujeres, pero se sabe poco
de ellas y se desconoce incluso cuántas eran.
Según los escasos estudios que se
han dedicado al tema, las más de las veces se las menciona poco y sólo aparecen
como acompañantes de sus esposos o como enfermeras. Sin embargo, el rol de
estas mujeres en la guerra no fue secundario, como ayudantes de los hombres,
sino que tuvieron un papel activo fundamental, muchas veces en primera línea.
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Monumento a los brigadistas en Londres |
La mayor parte de estas
brigadistas llegaron solas, eran solteras (pero algunas incluso estaban casadas
y dejaron a sus hijos para participar en las Brigadas), y viajaron a España por
su "compromiso político", un activismo por el que ya muchas sufrieron
persecución en sus países de origen, especialmente allí donde existían
regímenes fascistas en el periodo de entreguerras.
El perfil medio de estas
voluntarias era el de jóvenes idealistas (entre los 21 y los 49 años), bien
formadas y muchas de ellas procedentes de familias judías de entornos urbanos,
pero su origen fue similar al de los hombres.
Muchas de estas mujeres llenas de
idealismo y de valor, renuncian para venir a España, a su vida personal y
cotidiana en sus países de origen. Por encima de ese origen, luchar en España fue para ellas tratar de contener la primera acometida en un conflicto general
contra el fascismo en general y el nazismo en particular. Estaban convencidas
de que en España se dirimía el destino de Europa dentro de una batalla mayor y
decidieron combatir su progresión.
Hubo enfermeras, traductoras,
periodistas, doctoras, conductoras e incluso, el de la única mujer extranjera que estuvo al
frente de un batallón republicano: la argentina Mika Etchebéhère (1902-1999),
conocida como "La Capitana".
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Monumento a los brigadistas en Belgrado |
Su apoyo fue fundamental en los
hospitales de campaña y unidades móviles lo más cerca posible de la línea de
fuego, un enorme trabajo con pocos medios ayudando a crear un servicios
sanitario moderno y pionero (además de lograr importantes avances en medicina
militar), alejándose así de lo que eran las funciones tradicionales femeninas
en la retaguardia.
También hubo mujeres que no
participaron directamente en la guerra, pero que realizaron un trabajo
excepcional desde el Comité de Ayuda Internacional al Gobierno de la Republica
Española. En esta ayuda hay que destacar el papel tan importante y tan poco
conocido que tuvo la Organización Internacional de Resistentes a la Guerra (
IRG), donde realizaron desde tareas civiles auxiliares dedicadas al envío de
ayuda, recabar información sobre familiares y amigos prisioneros en el lado
franquista, facilitar el intercambio de prisioneros y el apoyo a un hogar para
la acogida de niños refugiados, etc.
Punto y seguido
En el plano cultural, el
compromiso de las mujeres intelectuales voluntarias fue intenso. Australianas,
inglesas, canadienses, francesas, norteamericanas, belgas y de otros países,
escriben un gran número de cartas, artículos, relatos de guerra..., en los que
en muchos de ellos se denuncia el horror y la destrucción inútil que conlleva
toda guerra Estos relatos dan un punto de vista diferente de lo que fueron
aquellos acontecimientos. Se debaten entre un sentimiento maternal, ante las
escenas de dolor (niños, heridos, muertos...), y un compromiso en la lucha
antifascista.
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Monumento a los brigadistas en Berlín |
Fue la primera vez en la historia
en que muchas mujeres se atrevieron a viajar voluntariamente a un suelo extraño
en guerra; la primera vez que se arriesgan a morir por lo que ellas
consideraron una causa justa. Y, fundamentalmente fue la primera vez que
escribieron incansablemente sobre sus vivencias y experiencias en la guerra.
En los últimos años se ha
producido un avance en el estudio de las brigadistas en la contienda civil
gracias a que las mujeres han asumido la tarea de escribir sobre ese capítulo
del pasado (entre otros están los trabajos de Mary Nash y Shirley Mangani o Renée Lugschitz autora del libro "Luchadoras en España. Mujeres extranjeras en la Guerra Civil Española").
Al finalizar la guerra en España muchas de estas
mujeres se incorporan de nuevo, en sus países de origen , ayudando a los
refugiados españoles y a la resistencia antifascista europea, siendo muchas de
ellas perseguidas, encarceladas y deportadas a los campos de exterminio nazis.
Muchas murieron. Otras, volvieron a cuidar a heridos en zonas de guerra de los
cuatro rincones del mundo durante la II Guerra Mundial donde su experiencia
española les fue de gran ayuda.
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