El 'San
José', hundido en un combate por piratas ingleses, era un barco insignia de la
Armada española del siglo XVIII, que llevaba en su bodega varias toneladas de
doblones, barras de oro y de plata, así como toneladas de joyas y piedras
preciosas.
El
galeón fue encontrado el 27 de noviembre de 2015 por investigadores colombianos
en las costas cercanas a Cartagena de Indias.
Los últimos galeones de Imperio
El galeón San José fue construido
por Pedro de Aróstegui en los astilleros de Mapil, Usurbil, cerca de San
Sebastián. En 1696 firmó un contrato con la Corona para la fabricación de dos
buques gemelos de 1.200 toneladas, la capitana y la almiranta de la Armada de la
Guarda de la Carrera de Indias, conocida como Armada de Avería, que serían
llamados San José y San Joaquín.
Por fin, después de una espera de
siete años, debido a la guerra de Sucesión, la Flota de Galeones de Tierra
Firme zarpa de Cádiz el 10 de marzo de 1706. Estaba compuesta por 10 mercantes
con la escolta del San José (capitana), insignia del general José
Fernández de Santillán conde de Casa Alegre, el San Joaquín (almiranta), que estaba a cargo del
almirante Miguel Agustín de Villanueva, y el patache Santa Cruz (gobierno), navío mercante armado con
44 cañones, tripulado por 300 hombres y puesto al mando de Nicolás de la Rosa,
conde de Vega Florida (vicealmirante lo nombra alguna fuente inglesa). La
travesía del Atlántico se hizo en unión de la Flota de Nueva España de 13
mercantes y tres de guerra a cargo de Diego Fernández de Santillán, sobrino del
conde de Casa Alegre, que izaba su insignia en la capitana, navío Nuestra Señora de Guadalupe,
de la Armada de Barlovento.
Llegaron sin contratiempos a Cartagena de Indias en abril tras mes y medio de
travesía donde la flota de Casa Alegre permanece esperando que el virrey de
Perú organizara la Feria de Portobelo, es decir, para que realizara la muy
necesaria venta de las mercancías para la Corona, sobre todo para propiciar el
regreso de la flota con los caudales que tanto necesitaba.
La feria concluye en abril-mayo de
1708 y Casa Alegre se dispone a zarpar de Portobelo a Cartagena, donde debía
reparar las naves antes de dirigirse a La Habana. Llevaban embarcados 22
millones de monedas de a ocho escudos; el San
José se cree que iba cargado
con entre 7 a 11 millones de monedas de ocho escudos en oro y plata, valorados
en 105 millones de reales de la época, entre 2.000 y 5.000 millones de dólares
actuales. Aparte de esta carga llevaban otras mercancías y unos 600 pasajeros y
tripulantes, que los hacían poco aptos para el combate naval si debían
enfrentarse a navíos ingleses,
como así sucedió.
La
batalla de Barú
Mientras que en
Portobelo, los españoles terminaban de realizar sus negocios, con base en Jamaica, se encontraba al acecho la escuadra del
comandante inglés Charles Wager que conocía la presencia de la flota de Casa
Alegre por varios espías a sus órdenes. En aquel tiempo estos colaboradores clandestinos infestaban
las colonias españoles que se ubicaban en la costa caribe y servían como
elemento esencial para los ingleses en sus fines de desestabilizar al imperio
español. Wagner contaba con una flota bien armada, compuesta por tres navíos (de 74, 60 y 50 cañones) y un
brulote (de 8), y se
dirigió a la ruta por donde el San José debía pasar para llegar a Cartagena de
Indias.
Aún conociendo las intenciones
inglesas de atacar la flota, pronto sería el tiempo de los huracanes en el
Caribe por lo que José Fernández de Santillán decidió zarpar de Portobelo el 28
de mayo de 1708 con rumbo a Cartagena para luego seguir rumbo a La Habana,
donde estaba previsto que la escuadra francesa de Ducasse (con las fragatas
francesas Le Mieta (34) y Saint Sprit (32) les diese escolta para regresar a
España. Sin embargo, era posible que si se retrasaban esta escuadra partiera
sin ellos.
La Flota española estaba compuesta
por once mercantes, algunos artillados, y una escolta que contaba con los
galeones San José (64 cañones) y San Joaquín (64), el navío Santa Cruz (44), la
urca Nuestra Señora de la Concepción (40) y el patache Nuestra Señora del
Carmen (24).
Con estas fuerzas, además del
aviso vizcaíno San José y
Ntra. Sra. de las Mercedes, Fernández de Santillán confiaba en derrotar a
los ingleses en caso de ataque, a pesar de contar los buques españoles con
cañones de menor calibre y alcance y estar abarrotados de mercancías y
pasajeros.
Wager, que estaba continuamente
informado de los movimientos de la escuadra española, comenzó a moverse hacia
el enemigo. El capitán inglés piensa que el tesoro va embarcado en los tres
buques más grandes y hacia ellos dirige el ataque con sus tres navíos. La emboscada, tuvo lugar muy
cerca a las Islas del Rosario, a unas 30 millas del puerto de Cartagena.
El navío Kingston, dotado de 60 cañones,
fue el primero en abrir fuego contra el San Joaquín, que fue perdiendo velocidad, pero pudo salir airoso con la
ayuda de la urca Concepción.
Mientras
el Expedition de Wager arremetió contra el San José abriéndose paso a
cañonazos con intenciones claras de abordaje. La idea principal de Wager
era apoderarse del navío, y así hacerse con el preciado cargamento. Sin
embargo, y después de hora y media de intercambio de fuego, el San José
sufrió una explosión que lo llevó al fondo del océano. Su hundimiento fue muy
rápido y de las 600 personas embarcadas en el galeón español, solo
sobrevivieron 11 (otras fuentes señalan 5).
Pero el ataque inglés no mermó,
siguió atacando a la flota española, hundiendo y dejando maltrechos a numerosos
barcos hasta que los pocos que quedaban pudieron refugiarse en Cartagena. Sin
embargo, para los ingleses fue un fracaso, ya que su verdadero objetivo,
hacerse con el valioso botín, no se había cumplido.
El 3 de agosto de 1711 zarpa de
Cartagena de Indias la flota del tesoro que había subsistido para su regreso a
España: el galeón San Joaquín, los navíos Saint-Michael y Hercule y la fragata
Griffon.
Al día siguiente de la partida un
fuerte temporal dispersa la flota. El día 7 de agosto el galeón San Joaquín se encuentra con otra escuadra
inglesa, la de Littleton, que llevaba seis navíos y una fragata. Villanueva decide
enfrentarse a los ingleses, pero poco después el San Joaquín se rindió ante el más que numeroso enemigo
para uno solo, no sin antes morir Villanueva, por una bala de
mosquete.
No obstante, se dice que el San Joaquín fue sólo un señuelo preparado para
salvar el tesoro que quedaba. Parece ser que, antes de la partida, y por orden
del rey Felipe V, el tesoro fue trasladado del galeón de Villanueva a los
buques franceses. A los tres días de lo ocurrido, Ducasse parte de Cartagena y
divide sus fuerzas hacia Port du Paix y a Martinica, para llegar finalmente a
España.
Así, dos de los últimos galeones
de la flota española del Imperio acababan sus días, hundido uno y capturado el otro, muriendo sus dos comandantes.
En busca del tesoro
A partir del 1980 varias
empresas y buscadores de tesoros intentaron sacar del mar el tesoro del San
José valorado en 10.000 millones de dólares estadounidenses. Finalmente fue
encontrado el 27 de noviembre de 2015. Ahora queda por ver quién se queda con
el preciado botín, si España, propietaria del galeón, o Colombia, en cuyas
costas fue hundido.
*****
CONTENIDO RELACIONADO