Aunque Elisabetta Sirani, pintora
del barroco italiano, murió muy joven, a los 27 años, en su producción
artística se cuentan 170 pinturas, 14 grabados y otros tantos dibujos.
Fue una de las primeras mujeres pintoras de proyección
internacional, que dejó no solamente su obra sino más de una docena de pupilas
que se convirtieron en pintoras profesionales.
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Retrato de Beatrice Cenci |
Una
carrera meteórica
Elisabetta
Sirani (Bolonia,
1638-Bolonia 1665) era hija de Giovanni Andre Sirani, principal ayudante de
Guido Reni.
Se conocen muy pocos datos sobre su formación artística, pero, como era normal en
esa época, es de suponer que por su condición de mujer no pudiera acceder a una
academia (esto explicaría su escasa destreza en el dibujo anatómico, pues no le
estaba permitido dibujar desnudos del natural), por lo que lo más seguro es que
aprendiera únicamente en el taller paterno.
Con doce
años, Elisabetta ya destacaba en la pintura, por lo que recibió el apoyo de su
futuro biógrafo, el conde
Carlo Cesare Malvasia, influyente crítico. Pero
sería con diecinueve años cuando la joven se hizo pintora profesional.
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Autorretrato |
Su padre
quedó inválido por la
gota,
por lo que ella tuvo que mantener a su familia con su arte, gestionando el
taller familiar en el que también trabajaban sus tres hermanos. Se cree que la
necesidad económica le forzó a trabajar con una rapidez inusitada,
evidenciándose como una pintora muy prolífica. Esta cualidad hizo que alcanzara
pronto renombre no sólo en Italia, sino en otros países de Europa.
Este reconocimiento a su trabajo hizo que su taller fuese visitado por
coleccionistas y curiosos llegados desde lejos, y que entre su clientela
hubiese muchas personas ricas, nobles e incluso reales, como el Gran Duque
Cosme III de Médici.
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Cabeza de Cristo |
La
rapidez con que realizaba sus obras dio que hablar y se especulaba que en ellas
participaban ayudantes de su taller, como sus propias hermanas. Tales eran las
habladurías que se dice que la propia artista hizo demostraciones públicas en
respuesta a quienes cuestionaban la autoría de sus cuadros.
Una
muerte controvertida
A Elisabetta le sobrevino la muerte de forma repentina y
temprana, con tan sólo 27 años, sufriendo fuertes dolores estomacales,
truncando así una carrera brillante y prometedora. Esta circunstancia hizo que
padre sospechara que había sido envenenada por una criada celosa, a quien llevó
a juicio, pero la muchacha fue absuelta.
Sin embargo, la autopsia que se le practicó mostró varias
úlceras perforadas en el estómago de Elisabetta, posiblemente motivadas por la
presión bajo la cual trabajaba.
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Viren con el Niño y San Juan
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A su muerte, su fama ya era tal que en su funeral hubo música, discursos y
recital de poesías, entando presidido por su efigie esculpida a tamaño natural, dispuesta sobre un
gran catafalco.
Actualmente,
los restos de Elisabetta y su maestro
Guido Reni reposan juntos, en la Basílica de
Santo Domenico de
Bolonia.
Su obra
En escasamente una década de actividad creativa, Elisabetta tuvo
la oportunidad de desarrollar una carrera prolífica cuya producción alcanza
casi 200 obras, entre pinturas, dibujos y grabados.
Una de
sus primeras obras fue el
San
Jerónimo en el desierto, ahora en la
Pinacoteca Nazionale de Bolonia.
Su
estilo se enmarca dentro del
barroco y fue
uno de los últimos representantes de la brillante escuela boloñesa del siglo
XVII.
En sus dibujos a lápiz y tinta, Sirani introducía fuertes contrastes de luces. Ejemplo
de ello es su Caín matando a Abel del Castillo de Windsor. En sus
pinturas, sin embargo, Sirani fue menos personal: suavizó el claroscuro con
sombras tostadas y el tratamiento era muy decorativo, más en consonancia con la
escuela boloñesa, lo que sin duda la hacía más comercial.
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Poncia hiriéndose en la pierna |
Sus
obras hoy día están expuestas en varios de los museos más importantes del
mundo, como la Pinacoteca Nacional de Bolonia, la Galería Uffici o el Museo
Nacional de Mujeres en el Arte de Washington. En las colecciones españolas
parece que su presencia es escasa, reduciéndose a alguna obra en el
Palacio de Monterrey de
Salamanca y el
Palacio de Liria de
Madrid (ambos, propiedad de la
Casa de Alba).
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San Jerónimo |
Obras más destacadas:
Porcia
hiriéndose en la pierna (Fundación Miles,
Houston, EE.UU); A
utorretrato (1658, Museo Pushkin de Moscú);
Judith
con la cabeza de Holofernes (1658,
Lakeview Museum of Arts and Science, Peoria);
Alegoría de la Música (1659, Wallraf-Richartz Museum,
Colonia);
Cupido durmiente (1660,
Uffizi, Florencia), atribución dudosa; R
etrato de Beatrice Cenci (1662,
Galleria Nacionale d´Arte Antica, Roma);
San Antonio de Padua adorando al Niño Jesús (1662,
Pinacoteca Nacional de Bolonia);
Virgen
con el
Niño (1663, National
Museum of Women in the Arts, Washington);
Judith con la cabeza de Holofernes (
Museo Walters de Baltimore, EE.UU.);
Cleopatra (Instituto Flint de Artes,
Flint,
Míchigan,
EE.UU.);
Virgen con el Niño (Quadreria
dei Girolamini,
Nápoles);
o
Melpomene, musa de la Tragedia (National
Museum of Women in the Arts, Washington).
Como legado, esta artista no sólo dejó sus obras.
También tuvo el mérito de haber fundado una Escuela de Arte para mujeres, de
donde surgieron varias pintoras profesionales, entre las cuales se encontraban
sus dos hermanas menores, Anna María y Bárbara.
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