Luis I, el primer Borbón nacido en
España, fue proclamado Príncipe de Asturias a los dos años de edad y proclamado
rey a los 17, aunque aparece poco en los manuales de historia.
Siete meses después de subir al
trono, Luis I murió de viruelas, constituyendo el reinado más corto de la
historia de la monarquía española.
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Luis I
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El primer Borbón español
Luis I, llamado “el Bien Amado” o “el Liberal”, nació el 25 de agosto de 1707
en el palacio del Buen Retiro de Madrid, siendo hijo de Felipe V y de María
Luisa Gabriela de Saboya.
La noticia de su nacimiento fue
recibida con alegría, después de cuarenta y seis años, un infante de la Casa
real había nacido en el país. A pesar de que su madre era tuberculosa, los primeros
años de Luis transcurren sin enfermedades
A los siete años de edad quedó
huérfano de madre. Cuando su padre contrajo nuevas nupcias con Isabel de
Farnesio, el joven príncipe quedó a cargo de la rígida tutela de su madrastra,
quien nunca le demostró cariño por lo que se asegura que su infancia fue triste
y desgraciada, sumándose a esto los ataques depresivos de su padre.
De este modo la relación con su hermano
Fernando se hace muy estrecha y de apoyo mutuo. Ambos verían como contrincantes
a los hijos que su padre tendría después con Isabel de Farnesio.
Un matrimonio desgraciado
Cuando cumplió los quince años, en
1722, fue casado con Luisa Isabel de Orleans, de doce, hija de Felipe de
Orleans, regente de Francia.
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Felipe V
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La ceremonia se celebra en Lerma
(Burgos), el 20 de enero, pero no se les permitió dormir juntos hasta año y
medio después de su matrimonio, debido a la juventud de los contrayentes.
Como quedaría demostrado muy poco
después de la boda, la elección de Luisa Isabel no fue acertada. Era una niña
con muy mal carácter, tozuda, impertinente y mal educada.
Se comportaba, además, de forma
extravagante. Tan pronto se presentaba ante la Corte sucia y maloliente o negándose a utilizar ropa
interior, intentando provocar al personal exponiendo sus partes vergonzantes de
un modo sibilino, como que se afanaba desnuda en limpiar con su vestido
cristales, baldosas, azulejos y tejidos de toda índole en palacio.
Su al
parecer claro trastorno límite de la personalidad le hacía rechazar
constantemente la comida, aunque a escondidas, se dice, engullía de modo
compulsivo todo lo que encontraba a mano, fuera o no comestible.
Luisa
Isabel se hizo acreedora de fuertes censuras por su conducta excéntrica que,
además, hace que las relaciones dentro de la
pareja sean escasas (incluso se dice que Luis descubre una relación amorosa de
su esposa con una doncella). Como consecuencia de todo esto, Luis realizaba
frecuentes salidas nocturnas por los barrios de prostitutas de Madrid.
Pero la conducta de la reina
empeora día a día, tanto que Luis decide escribir a su padre, Felipe V,
contándole lo que estaba pasando y le dice “No veo otro remedio que
encerrarla lo más pronto posible, pues su desarreglo va en aumento”.
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Isabel de Farnesio
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Finalmente, la manda encerrar en Palacio, lo que provoca una
reacción de Luisa Isabel recuperando la compostura y a pediendo perdón y arrepintiéndose ante su esposo. Luis
le concede el perdón y retoman las relaciones conyugales. Nunca tuvieron hijos.
Un breve reinado
El 10 de enero de 1724,
inesperadamente, Felipe V firmó un decreto por el que abdicaba a favor de su
inexperto y poco preparado para reinar hijo Luis, que en ese momento tenía
cumplidos los diecisiete años. El príncipe recibió los documentos el 15 de ese mismo mes y se
publica la disposición al día siguiente.
Esta renuncia causó sorpresa, no
sólo en el pueblo español, sino también en todos los países europeos, pues no
hacía mucho tiempo que había acabado la larguísima Guerra de Sucesión al Trono
español y que le había permitido consolidar su poder en España.
Desde un punto de vista, la
decisión parecía totalmente lógica. Felipe V tenía fuertes perturbaciones
emocionales y trastornos psicológicos (sufría frecuentes y agudos episodios
depresivos los cuales eran cada vez más continuados). Había llevado una vida de
enfermedades, sublevaciones, guerras y desengaños, así pues, lo que deseaba, al
menos en apariencia, era consagrar el resto de su vida a Dios para conseguir la
salvación de su alma. En el mensaje oficial que mandó al Consejo de Castilla,
argumentaba que los motivos de su renuncia eran sus reflexiones llevadas a cabo
durante los últimos cuatro años.
Pero los historiadores sopesan
otra causa que nada tiene que ver con la salvación de su alma: Felipe V
aspiraba al Trono de Francia, cuando falleciera Luis XV. Por el Tratado de
Utrecht se prohibía que fuese una misma persona rey de Francia y España a la
vez. De ahí su renuncia. Sin embargo, cuando se produce el relevo en Francia y
no es elegido Felipe V, e inmediatamente después de la muerte de su hijo Luis
I, recupera su reinado, impidiendo que suba al trono su otro hijo, que luego
gobernará como Fernando VI, que era al que le correspondía.
Luis I se rodeó de una serie de
tutores que intentaban neutralizar la influencia de Felipe V, pero sobre todo
de Isabel de Farnesio. Había en aquellos momentos dos centros de poder, uno
encabezado por Luis I en Madrid y el otro en el Real Sitio de la Granja donde
se había retirado Felipe V.
Su corta edad y su mala
preparación para la política, junto a que su madrastra Isabel de Farnesio no
estaba dispuesta a permitir ningún cambio político, condicionó su corto
reinado.
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Luisa Isabel de Orleans
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Al inicio de su reinado había tres
partidos, el denominado “español” que era apoyado por la nobleza, el partido
“francés” que apoyaba a Felipe V y el partido “italiano” que apoyaba a Isabel
de Farnesio. Luis I tenía claro que debía apoyar al partido español para poder
desarrollar una política autónoma, y que será el que posteriormente realizará
su hermano Fernando VI.
Pero su corto reinado fue un
fiasco intrascendente tanto por su brevedad como porque, en realidad, no se gobernaba
tanto desde
Madrid (corte de Luis I), como desde el
Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, la otra corte
paralela de Felipe V y de su mujer
Isabel de Farnesio,
Una muerte temprana
A los siete meses de subir al
trono, el joven rey Luis I enferma de viruelas y fallece el 31 de agosto de
1724 a los diecisiete años recién cumplidos. Felipe V asumió entonces por
segunda vez el gobierno de la corona española. La reina viuda, Luisa Isabel, fue enviada de regreso a Francia,
puesto que su estancia en España era inútil, además de no contar con simpatías
en la Corte española.
A Isabel de Farnesio no sólo se le
acusa de estar detrás de la muerte de Luis I, sino de ejercer su dominio sobre
Felipe V para recuperar las riendas del poder en España al haber fracasado su
intento de gobernar en Francia.
El cuerpo de Luis I recibió
sepultura en el Panteón de los Reyes del monasterio de El Escorial de Madrid,
donde permanece a día de hoy.
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