El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas. ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d
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FELIPE II Y MARIA I DE INGLATERRA: LA DESCENDENCIA QUE HUBIERA CAMBIADO LA HISTORIA
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La vida de María
Tudor no fue fácil. Le atormentó el repudio de su madre, sufrió
la condición de bastarda y vejaciones en la corte de su hermana Isabel durante algún
tiempo, se casó enamorada de un hombre que no la quería, no pudo concebir
ningún hijo, y además, se ganó la fama de sanguinaria por parte de buena parte
de su pueblo.
A pesar de que su padre, Enrique
VIII, la prometió en matrimonio a media Europa, María no pudo casarse hasta haber cumplido los 38 años con su sobrino Felipe II de España. Cuatro años después murió.
María I de Inglaterra
Una infancia feliz, una
adolescencia triste
María Tudor (1516-1558) fue la
única hija que sobrevivió del matrimonio de Enrique VIII de Inglaterra y
Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos), quien había sufrido varios abortos
además de dar a luz a una niñas muerta y tres niños que vivieron poco tiempo.
Se dice que a pesar de sus problemas de salud, tuvo una infancia feliz, y que su educación, fue una niña precoz, fue cuidadosa y esmerada en gran parte debido a
su madre, quien
contó para ello con el erudito Juan Luis Vives.
Aprendiendo ciencias, latín, francés, griego, castellano e italiano. Así
mismo, aprenderá solfeo y canto (con tan sólo cinco años tocaba el virginal).
Enrique
VIII la adoraba y alardeaba frente a sus amistades de su buen comportamiento. A
la edad de nueve años, su padre le donó su propia corte en elCastillo de Ludlow,
así como varias prerrogativas reales, solo concedidas alPríncipe de Gales,
llamándola incluso Princesa de Gales.
El enlace de Enrique VIII con ana Bolena (decepcionado por la falta de hijos varones
con Catalina) provocaba la declaración de María como hija bastarda,
quitándole el título de princesa de Gales y viendo como su madre era encerrada
en el castillo de Kimbolton. Es de suponer que todos estos trances provocaron
una gran tristeza en la joven María, conocida desde ahora como lady Tudor.
Como consecuencia de ello, Catalina de Aragónperdió
su título de reina pero mantuvo el dePrincesa
viuda de Gales, título que llevaría como viuda del príncipe Arturo. María
fue declarada ilegítima, pasó a recibir el trato deLady Maríay se la apartó de la línea de
sucesión, ocupando su puesto su medio hermana, la hija de Ana Bolena, la futura
Isabel I. María fue expulsada de la Corte, así como sus sirvientes de sus
trabajos y fue obligada a servir como dama de compañía de Isabel I. No se le
permitió ver a su madre ni asistir a su funeral en1536.
María Tudor
Cuando
Ana Bolena fue decapitada, Isabel perdió su tratamiento de princesa, pasó a ser
tratada comoLady Isabely fue eliminada de la línea de
sucesión.
La
separación de sus padres le causó un gran pesar, que se tradujo en jaquecas,
palpitaciones y una depresión que sufriría el resto de su vida. Ante el dilema
de secundar el protestantismo de su padre o inclinarse por la fe católica de su
madre, decidió mantenerse fiel a su madre.
La prometida de media Europa
Pronto se pensó en casarla. Encontrar
un buen marido a María se convirtió en una cuestión de estado cuya resolución
fue variando a medida que cambiaba el panorama internacional.
Durante su infancia, su padre negoció
posibles matrimonios para ella. Con tan sólo dos años fue prometida al hijo de
Francisco I de Francia, pero tres años después se canceló el trato. En 1522se acordó que se casaría con su primo,
el emperador Carlos V, que por entonces contaba con 22 años. Sin embargo, el
compromiso también se rompió años después (este se casaba en 1526 con Isabel de
Portugal). Fue entonces cuando se sugirió la boda con el propio Francisco I, quien deseaba una
alianza con Inglaterra. Un tratado de matrimonio se firmó en el que se
estipulaba que María se casaría con Francisco I o su segundo hijo Enrique,
duque de Orléans. Sin embargo, el cardenal Thomas Wolsey, consejero jefe de
Enrique VIII, consiguió asegurar la alianza sin el matrimonio.
La ambición de Enrique VIII le
llevaba a pensar que un hipotético hijo de María y Carlos se convertiría en el
dueño absoluto de más de media Europa y en el entretanto, su poderoso sobrino
gobernaría el país como uno más de su amplio territorio. Si a esto le unimos
que una de las cláusulas que rebajaban la dote de la princesa era la
posibilidad de que ésta heredara Inglaterra[10], podríamos deducir que en este
momentos el no tener un hijo varón no preocupaba en demasía a Enrique VIII.
María Tudor
Entretanto, y antes de que se rompiera
oficialmente el compromiso con Carlos V, en 1524 se habían iniciado las
conversaciones con los escoceses. Jacobo era desde 1513 el rey de Escocia,
aunque dada su minoría de edad no se hizo cargo del gobierno hasta 1528. Era
hijo de Jacobo IV y Margarita Tudor, hermana mayor de Enrique VIII, y por
tanto, primo carnal de María. El matrimonio habría supuesto la unión de
Inglaterra y Escocia, tradicionalmente enfrentadas, bajo una única corona y
además habría acabado con la alianza entre Escocia y Francia en un momento en
que Enrique VIII preparaba una invasión del país galo. Sin embargo, el duque de
Albany, segundo esposo de Margarita Tudor y regente de Escocia, prefería casar
a Jacobo con una princesa francesa que reforzara su alianza, por lo que se
truncaron las negociaciones.
En
1526, se plantea la posibilidad de que María se case con el duque de Orleáns,
segundo hijo de Francisco I y tres años menor que ella, pero entonces Enrique
VIII, habida cuenta de que Francisco I había enviudado hacía dos años, piensa
en ofrecerle a su hija en matrimonio. La diferencia de edad era de 22
años. Finalmente, se abandonará esta
idea considerándose más sensata la opción del duque de Orleáns. El 18 de agosto
de 1527 se firma el contrato matrimonial con el beneplácito de ambos padre.
Sin embargo, éste nunca se llevará
a cabo: ese mismo año habían empezado los movimientos de Enrique VIII para
anular su matrimonio con Catalina de Aragón, por lo que la sombra de la
ilegitimidad flotaba sobre su hija María.
Las posibilidades de casar a María
incluyeron a siete hombres más: Francisco Sforza, el hijo del duque de Cleves,
el príncipe de Transilvania, el duque de Angulema (tercer hijo de Francisco I),
Luis de Portugal, Felipe de Baviera y Maximiliano II de Habsburgo.
Sin embargo, ningún compromiso llegó a buen término.
Ante semejante panorama, María
empezaba a sospechar que su padre nunca encontraría el pretendiente adecuado
para ella habida cuenta de sus temores que se veían agravados por la difícil
situación en que se encontraba su hija, entre la legitimidad y la bastardía,
que efectivamente podían ser aprovechados por cualquiera para, reivindicando
los derechos de ésta, derrocarle.
Felipe II
Una boda para una reina
Los acontecimientos iban a dar un
nuevo vuelco para María. En 1553, Eduardo VI, el hijo varón de Enrique VIII,
murió, pasando María a ocupar el con el deseo de ser fiel a la religión de su
madre; un gesto de esperanza para los católicos ingleses.
Pero María necesitaba un heredero
y su elección para marido recayó en el entonces todavía príncipe Felipe, hijo
de Carlos V, que además era católico y le ayudaría en la restauración de su fé.
Tras muchas dificultades, aunque María nunca cejó en el empeño, finalmente el
Parlamento (que pedía a
la reina que más bien se casara con un inglés ante el temor de que el país se
viera relegado a depender de España), aprobó
la boda en abril de 1554. Ella tenía 38 años y él 27.
María se
sintió cautivada por la belleza del joven príncipe español cuando contempló el
retrato que le hizo Tiziano en esta época. Aunque Felipe accedió a sus
pretensiones de matrimonio, sin duda, sus razones fueron con fines políticos,
ya que nunca experimentó ningún deseo carnal por ella.
A los tres meses María empieza a sospechar que está
embarazada, viendo como su vientre aumentaba de volumen, lenta pero
progresivamente. El parto se espera para abril del año 1555, llegándose incluso
a repartir las invitaciones para el bautizo. Pero el alumbramiento no llegaba y
el tiempo se dilataba por lo que los médicos atribuyeron la inflamación del
vientre real a una hidropesía (retención de líquidos).
Felipe partió para Flandes el 29 de agosto de 1555 con el fin
de acudir a la ceremonia de abdicación de su padre (durante los cuatro años que duró
su matrimonio Felipe viajó fuera de Inglaterra constantemente). Tras dos años
de estancia en Flandes y ansiando su regreso, María recibía a su esposo de
nuevo en Londres en marzo de 1557, ahora como rey de España y las Indias, de
Nápoles y Sicilia, señor de Flandes y duque de Milán. La estancia inglesa del
rey de España será breve pero María vuelve a manifestar síntomas de embarazo.
Desde MadridFelipe da
instrucciones al conde de Feria para que averigüe la veracidad de las noticias
referentes al embarazo. El conde escribe a su rey para comunicarle que los
síntomas son igual de falsos que la vez anterior.
Sobre
los dos falsos embarazos que sufrió María se ha especulado que podría deberse a
la presión por engendrar un heredero, aunque los síntomas físicos, entre los
que se incluía lactancia y luego la pérdida de visión, hacen sospechar que se
trataba de algún desorden hormonal, tal como un tumor de la glándula
pituitaria.
Igualmente, durante su breve reinado
dejaría un amargo recuerdo. Tras la pérdida de Calais, tomada por los franceses en enero de 1558,
María emprendió una feroz represión contra todos aquellos contrarios a la
reinstauración del catolicismo, condenando a la hoguera a 273 personas. La historiografía protestante posterior decidió apodar a la
reina como Bloody Mary, «María la sanguinaria».
La vida de María Tudor, pues, no
fue especialmente plácida. Por eso, para ser justos, a su fama de sanguinaria
habría que añadir el dolor por el repudio de su madre, su condición de bastarda
durante algún tiempo, las vejaciones a las que fue sometida cuando vivía en la
corte de su hermana, su incapacidad para concebir un hijo deseado, el hecho de haberse casado con un hombre
que no la quería y el rechazo que sufrió por buena parte de su pueblo, aunque
si es verdad que gozó de popularidad por parte de la población católica
Felipe II y Maria I
Las
cláusulas matrimoniales
María I
decretó en su testamento que su marido debería adquirir la regencia en caso de
que su descendencia no hubiera cumplido la mayoría de edad.
Finalmente,
María muere el 17 de noviembre de 1558,
posiblemente víctima de una peritonitis tuberculosa. A pesar de que su testamento
recogía también su voluntad de ser enterrada junto a su madre, finalmente fue
sepultada en la Abadía de Westminster, que más tarde compartiría con Isabel I.
Su marido, el ya rey Felipe II, no estuvo en su lecho de muerte cuando
falleció, se encontraba en los Países Bajos
Pero María no tuvo descendencia. Así, su muerte dejaba
abierto el camino para el ascenso al trono de su medio hermana, e hija de Ana
Bolena, que reinará como Isabel I.
En el
contrato de matrimonio de María y Felipe se especificaba claramente que
Inglaterra no se vería envuelta en guerras de España, pero esta condición no se
cumplió ya que Felipe II pasó la mayor parte del tiempo gobernando sus
territorios en Europa continental mientras su esposa permanecía en Inglaterra.
Pero hubo más cláusulas matrimoniales, y muy estrictas, para garantizar la total independencia del Reino de Inglaterra.
Felipe tenía que respetar las leyes y los derechos y privilegios del pueblo
inglés. España no podía pedir a Inglaterra ayuda bélica o económica. Además, se
pedía expresamente que se intentara mantener la paz con Francia.
Si el
matrimonio tenía un hijo, se convertiría en heredero de Inglaterra, los Países
Bajos y Borgoña. Si María moría siendo el heredero menor de edad, la educación
correría a cargo de los ingleses. Si Felipe moría, María recibiría una pensión
de 60 000 libras al año, pero si ella era la primera en morir, Felipe
debía abandonar Inglaterra renunciando a todos sus derechos sobre el trono.
Felipe, como no pudo ser de otro
modo, actuó conforme a lo estipulado en el contrato matrimonial, encontrándose
con una fuerte resistencia por parte de los cortesanos y los parlamentariosingleses y súbditos (incluso Felipe sufrió un intento de
asesinato en marzo de 1555 en wenstminster). Sin embargo, ejerció una notoria
influencia en el gobierno del reino, sobre todo, actuando de forma vital para
la reintegración de Inglaterra en la Iglesia católica.
Sin embargo, quién sabe lo que hubiese sucedido con
un heredero común de los dos monarcas.
La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser solo un tema de ciencia ficción para convertirse en una realidad presente en todos los ámbitos. La IA tiene un enorme potencial en campos tan diversos como la industria y la medicina, pero también genera debates sobre su implementación. Revolución tecnológica No cabe duda que la inteligencia artificial (IA) ha supuesto toda una revolución tecnológica desde que la informática hizo su aparición. Dicen los expertos que tal es así que va a cambiarlo todo, y de hecho, ya lo está haciendo. Desde hace apenas unos pocos años, casi nada se sustrae ya a la inteligencia artificial. La podemos encontrar en multitud de facetas, en los móviles, la banca (que por ejemplo puede determinar si nos concede un crédito o no), los videojuegos, los ordenadores, la atención al clientes , en l os sistemas de reconocimiento facial ( que utilizan aeropuertos y fuerzas de seguridad ), en m icrosegmenta ción ( anuncios u ofertas personal
Margaret Keane es esencialmente una retratista al óleo cuyos personajes preferidos son mujeres, niños y animales domésticos. La característica principal de esta pintora estadounidense es que en todos sus cuadros los protagonistas aparecen con enormes y tristes ojos. Margaret Keane Historia de un vil engaño Margaret Doris Hawkins (Nashville, Tennesse, USA, 1927) siempre le gustó pintar grandes ojos en sus retratos. De pequeña era conocida en la iglesia local por sus bocetos de ángeles con grandes ojos. Se casó joven y en 1950 tuvo a su primer y única hija, Jane. El matrimonio no duró mucho. Tras su separación Margaret contraje nuevas nupcias en 1955 con un agente inmobiliario llamado Walter Keane. Su nuevo esposo vio en los cuadros de Margaret un filón y dejó su negocio para dedicarse a vender estos en forma masiva en grandes almacenes, libros de cómic y revistas. Mientras, Margaret continuó perfeccionando su técnica, pero simplemente firmaba co
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