Fue una
pintora de temas históricos y sobre todo de retratos con una exitosa carrera no
exenta de trabas por parte de sus compañeros masculinos.
A pesar de las adversidades,
Labille-Guiard fue miembro de la Academia francesa y activo promotor de los
derechos de las mujeres artistas.
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Autorretrato |
Sin antecedentes
Adélaïde
nació en París en 1749, siendo la menor de los ocho hijos de un próspero
mercero, por lo que socialmente pertenecían a la burguesía acomodada.
En la
familia de Adélaide no había antecedentes de miembros que se hubieran dedicado
a la pintura, pero muy joven, ella sintió esa inquietud.
No se
conoce demasiado de su formación, ya que la época dictaba que los maestros no
debían admitir alumnas en sus talleres, ya que estas no eran capaces de seguir
las enseñanzas como los hombres.
Pero
Adélaide fue admitida en el taller de Grançoise-Elie Vicente, amigo de su
familia, con el que aprendió las técnicas de la miniatura, y posteriormente,
con su hijo Françoise-André, las del óleo.
Gracias
a sus maestros, sus primeras obras se expusieron en la Académie de Saint-Luc, y
después en el Salón de la Correnpondance.
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Agustín Pajou |
En este
periodo será cuando, con veinte años, conocerá y se casará con Louise-Nicolas
Guiard, del que se separará ocho años después (pero
Adélaide conservará el apellido Guiard, con el que sigue siendo conocida en el
mundo del arte). Tras el divorcio, Adélaide se ganará la vida enseñando
a pintar en su taller a varias alumnas.
Mientras
estuvo casada con Guisard, también fue aprendiz de
Quentin de la Tour, con quien aprendió las técnicas del pastel.
El 8 de
junio de 1799 se casó con su antiguo maestro, y miembro de la Real Academia,
Françoise-André Vincent, Durante
algún tiempo, firmó algunos de sus cuadros como «Madame Vincent».
A pesar de todo, académica
Cuando
ya contaba con 35 años, Adélaide fue admitida como miembro de la Real Academia
de Pintura y Escultura francesa al mismo tiempo que otras tres mujeres, entre
las que se encontraba Elisabeth Vigée-LeBrun, aunque no sin la desconfianza y
la protesta de algunos miembros masculinos de la academia.
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La princesa Adelaida |
La
coincidencia de dos estilos muy parecidos como son el de Labille-Guiard y Vigée
Lebrun dieron siempre pie a la comparación e incluso a suponerlas enfrentadas
por su arte, cosa que, al parecer, nada tiene que ver con la realidad y si con
la maledicencia de algunos de sus compañeros masculinos de profesión.
Sin
embargo, si es cierto que Vigée-Lebrun siempre tuvo las opiniones más
favorables de la crítica, quizás por estar más próxima al poder. Hoy, sin
embargo, la obra de ambas se considera que tiene el mismo valor artístico.
Si
Vigée-Lebrun estaba bajo el mecenazgo de María Antonieta, la tía de Luis XVI de
Francia, la princesa María Adelaida, va a ser quien proteja artísticamente a
Labille-Guiard, otorgándole una pensión gubernamental de 1.000 libras y muchos
encargos de cuadros, entre los que figuraran no sólo el suyo sino también el
que más tarde será Luis XVIII de Francia.
Cuando
sobrevino la Revolución Francesa en 1789, y debido a sus conexiones reales,
Adélaide fue una persona políticamente sospechosa, por lo se le ordenó destruir
algunas de sus obras realistas.
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Françoise-André Vincent |
En 1795 obtuvo el alojamiento del artista en el Louvre y
una nueva pensión de 2.000 libras. Adélaide
continuó pintando y exhibiendo retratos en el Salón hasta 1800.
Fallecería en
París el 24 de abril de 1803.
Su
obra hoy
La producción pictórica de
Adélaide Labille-Guiard se centra en aspectos históricos, pero sobre todo
abundaban más los retratos. En ellos son frecuentes la espontaneidad del modelo
y el empleo de la luz.
Se considera que su obra maestra
es “Autorretrato con dos alumnas” la cual expresa su esencia.
Pero su
obra va más allá y se expone hoy día en los más afamados museos de arte del
mundo como el Museo Getty, el Museo Metropolitano de Arte de Washington, Museo
Nacional de Varsovia o el Louvre, entre otros.