Si algo
caracteriza la vida de Miguel de Cervantes es una lucha constante contra el
infortunio y la pobreza.
“El
Príncipe de los Ingenios”, considerado la máxima figura de la literatura
española, es autor de “Don Quijote de la Mancha”, que se ha descrito como la
primera novela moderna y una de las mejores de la literatura universal.
Buena
cuna sin fortuna
Se sabe
que Miguel de Cervantes Saavedra nace en 1547 en Alcalá de Henares (Madrid),
por la partida de bautismo que se conserva. Sin embargo, el día exacto de su
nacimiento no está claro. Generalmente se sitúa entre el 29 de septiembre (celebración de
San Miguel) y el 9 de octubre, cuando fue bautizado.
Era uno
de los siete hijos nacidos del matrimonio entre Rodrigo de Cervantes y Leonor
de Cortinas. Aunque su padre era cirujano y provenía de una familia próspera al
igual que su madre, estas habían venido a menos y el dinero no sobraba en la
casa.
El padre
de Cervantes peregrinó por las ciudades más populares de la España de entonces
buscando salir de la pobreza con su profesión (de ahí que Miguel naciera
casualmente en Alcalá de Henares), algo que no consiguió nunca.
Sin
embargo, Rodrigo y Leonor siempre se preocupó porque sus hijos tuvieran la
mejor educación posible.
No
existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes,
aunque si se sabe que no llegaron a ser universitarios. Parece que pudo haber
estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla en algún colegio de jesuitas.
En 1566,
en busca de la tan ansiada fortuna, la familia se establece en Madrid, la nueva
capital del Imperio, y Miguel asiste al Estudio de la Villa donde recibirá
clases de gramática del catedrático López de Hoyos. De esa época son sus
primeras manifestaciones literarias , poesias, además de aficionarse al teatro
de Lope de Rueda, al que profesará gran admiración.
Siempre
huyendo de la pobreza y las deudas, por las que el padre ya había sido
encarcelado en ocasiones anteriores, la familia Cervantes se trasladó a Madrid
en 1566, que años antes se había convertido en la nueva capital del Imperio
Español. Es allí donde escribe sus primeros sonetos en honor de Isabel de
Valois, quien fuera esposa de Felipe II.
En 1569,
Cervantes se vio obligado a dejar España, aparentemente huyendo de la justicia,
trasladándose a los dominios españoles en Italia. La razón podría estar en una
providencia conservada de Felipe II donde manda prender a un tal Miguel de
Cervantes (no es seguro que fuera él), acusado de herir en un duelo a un tal
Antonio Sigura, maestro de obras.
Primero las armas
Es allí
donde decide ingresar en la carrera militar. Como soldado, se pone al servicio
primero de Giulio Acquaviva y después de Diego de Urbina. Así recorrería buena
parte de Italia. El 7 de octubre de 1571, con veinticuatro años de edad,
se embarca en la galera “Marquesa” y participará en la batalla de Lepanto
formando parte de la armada cristiana (España, Venecia y Vaticano) dirigida por
Juan de Austria, hermanastro del rey Felipe II, para enfrentarse al Imperio Otomano, que dominaba el
Mediterráneo.
La
fuerza combinada cristiana derrotó a la armada turca en la batalla, pero
Cervantes sufrió tan graves heridas en el brazo izquierdo que finalmente
inutilizarían su mano izquierda para siempre. Por eso también será conocido
como "el manco de Lepanto".
Tras
seis meses de permanencia en un hospital, reanudó su vida militar en 1572
tomando parte en varias expediciones navales. Pero para Cervantes siempre fue
un orgullo haber luchado en la batalla de Lepanto, que para él fue, como
escribió en el prólogo de la segunda parte del Quijote, “la más alta ocasión que vieron los
siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”.
En 1575
decide regresar a España en busca de una mejor posición dentro de la milicia.
Sin
embargo, el infortunio volvió a golpear a Cervantes ya que la nave en que
viajaba rumbo a España fue abordada por una flotilla turca haciendo presos a los tripulantes, entre
los que se encontraban Miguel y su hermano Rodrigo.
Cinco
años pasaría Cervantes cautivo en Argel (aunque trató de fugarse en cuatro
ocasiones) cuyas vicisitudes se dejan entrever en comedias que escribirá
posteriormente como “Los tratos de Argel” o “Los baños de Argel”.
En 1580,
con treinta y tres años, fue liberado gracias a la mediación de los padres
trinitarios y regresó a España, instalándose en Madrid junto a su familia.
Intenta por todos los medios encontrar trabajo pagar las deudas que había contraído su
familia para rescatarle, incluido un puesto en América que no consiguió. Pero su carrera militar estaba
arruinada.
En estos años, Cervantes tiene relaciones amorosas con Ana
Villafranca (o Franca) de Rojas, la mujer de un tabernero. De la relación nació
una hija que se llamó Isabel de Saávedra, que él reconoció, pero con la que no
se llevó nunca muy bien.
Luego las letras
El 12 de
diciembre de 1584, con treinta y siete años, contrae matrimonio con Catalina de
Salazar y Palacios, de apenas veinte, en el pueblo toledano de Esquivias, que
aportó una pequeña dote, y en cuya familia, dicen, se inspiró para algunos
personajes de su Quijote.
Pasa
temporadas en el pueblo de su mujer, pero también comienza a realizar extensos
viajes por Andalucía.
Es muy probable que entre los años
1581-83 escribiera “La Galatea”, su primera obra literaria en volumen y
trascendencia (se publicó en Alcalá de Henares en 1585). Sin embargo, el buen recibimiento
de la obra no le ayudó a superar sus penurias económicas. Un año antes había publicado "Los tratos de Argel" y "Numancia".
El matrimonio con su esposa no resultó. Se separó de ella a
los dos años, sin haber llegado a tener hijos.
Su
necesidad de dinero hizo que aceptara la posición de comisario real de abastos
(recaudador de especies para la Armada Invencible). Tampoco le fue bien en este
oficio, ya que su celo recaudatorio lo enfrentó a la Iglesia que lo excomulga.
En 1594,
mientras ejercía el oficio de recaudador de impuestos, el banquero a quien
entregaba las importantes sumas de las recaudaciones terminó quebrando,
Cervantes fue encarcelado supuéstamente por haberse apropiado de dinero público
tras ser encontradas varias irregularidades en las cuentas que llevaba. En la
Cárcel Real de Sevilla empezará a escribir su Don Quijote, según prologó en
esta obra.
A pesar
de todo, Cervantes no cejó en su empeño literario y en 1605 apareció en Madrid la
primera parte de "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha".
La obra
fue un éxito y Cervantes continuó publicando trabajos, entre los que destacan
sus "Novelas ejemplares" (1613), "Viaje al Parmaso" (1614)
y "Comedias y entremeses" (1615).
No
obstante, el autor nunca logró una posición económica holgada y sólo en 1615,
cuando publicó la segunda parte de "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La
Mancha", logró aliviar en algo sus penurias.
Un año después, 1616, en Madrid,
Miguel de Cervantes Saavedra moría un 22 de abril a los 68 años de edad de
diabetes. Era enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas (como
atención a haber sido liberado gracias a la mediación de estos en Argel e
igualmente a su hija la metió a monja en el convento por la misma razón).
La España de Cervantes
Cervantes vivió a caballo entre el
siglo XVI y XVII, un periodo de transición entre el Renacimiento y el Barroco,
donde las guerras, la crisis económica, las enfermedades, las muertes y la
miseria campaban a sus anchas por España.
En el
terreno del pensamiento había una contraposición entre el idealismo humanista y
el pragmatismo. Eran dos mundos irreconciliables, donde no era fácil vivir. No
fue un momento fácil para nadie, pero donde
empezaba a haber un sentimiento
de individualidad.
Los
modelos literarios seguían siendo el caballero, el pastor, el pícaro y el
místico, pero idealizados.
Cervantes
es, pues, reflejo de esa sociedad decadente, con todas sus frustraciones y con
todos sus fracasos. Él no lo dice en ningún momento, pero su vida no fue fácil
ni fue feliz, pero era lo que había. “El Príncipe de los Ingenios” no deja de
ser, al fin y al cabo, un resultado de su época y, aunque cueste creerlo, un
escritor frustrado y con mala suerte.
Cervantes
se movía en un contexto literario fundamentalmente renacentista. En una época
en que ya el Renacimiento estaba dando sus últimos coletazos y una nueva época
que estaba amenazando con criterios nuevos.
Para
algunos especialistas Miguel de Cervantes, consolida la modernidad en el ámbito
de la literatura, en una época de transición entre la Edad Media y la Edad
Moderna.
El
Quijote nace de dos contextos, el de la ficción y el de la realidad. El de la
realidad son todos los personajes que rodean a Alonso Quijano. Desde la
sobrina, el bachiller, el cura, es decir, todos los que lo rodean primero en su
propia aldea, y todos los que se va encontrando a lo largo del camino después.
En cuanto a la ficción, arranca de las novelas de caballería, de las pastoriles
y también de la mística.
Cervantes
hace con el libro una crítica brutal a las novelas de caballerías que se
consideraba llenaban las cabezas de pájaros, pero también a las bizantinas y
las pastoriles.
Cuando
Cervantes escribió "El Quijote", éste fue recibido como un libro
cómico, divertido. Sólo empezó a ser entendida hasta el siglo XIX, con el
romanticismo. E igualmente es en este periodo cuando la figura del Quijote
empieza a adquirir otra dimensión distinta, que encaja perfectamente con ese
sentido de la libertad y del apasionamiento que caracteriza al romántico. Es a
partir de este siglo que Don Quijote se descubre como un personaje universal y
atemporal porque Don Quijote podemos ser todos, en cualquier momento y en
cualquier lugar.
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