Fue el primer director del recién
creado Museo del Prado.
Su pintura se sitúa dentro de la transición de la
técnica del barroco al neoclasicismo.
Sus
comienzos barrocos
José de Madrazo y Agudo nació en Santander un 22 de abril de
1781. Desde muy joven su inclinación por la pintura fue manifiesta, por lo que,
tras las pruebas pertinentes pudo ingresar en la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando. Allí contó con las enseñanzas de Gregorio Ferro (quien
terminaría siendo director de la institución), que a su vez era un fiel
seguidor de la técnica de pintura de Antón Raphael Mengs, y así se lo
transmitió al joven José.
Una vez completada su formación en la Academia, se trasladó
en 1803 a estudiar a París donde iba a adaptar su pintura al nuevo estilo
imperante, el neoclasicismo, gracias a su maestro Jacques-Louis David, de quien
tomaba clases.
En París conocería también a Ingres, discípulo igualmente de
David, con quien partiría hacia Roma tres años después, animados por su
profesor para que estudiaran las obras clásicas del natural. Allí, tras haber
conseguido una beca, completaría su formación en la Academia de San Lucas.
Cuando
estalló la Guerra de Independencia española contra los franceses, a José de
Madrazo le pilló precisamente en Roma. Se declararía abiertamente opositor al
gobierno de José Bonaparte lo cual le valió, junto con otros artistas españoles
en Roma, ser hecho prisionero por los franceses que había en la capital
italiana y encerrado en el Castillo de Sant´Angelo y luego en la Embajada española. Allí
conoció a los reyes españoles, Carlos IV y María Luisa de Borbón, a los que
Napoleón había impuesto el exilio.
Con
veintiocho años contrae matrimonio, en Roma, con una joven llamada Isabel Kuntz
y Valentini, hija del pintor polaco Tadeusz Kuntz, uno de los pintores más
destacados del siglo XVIII (fue artista en la corte del obispo Stanlislaw
Zaluski) y que pasó la mayor parte de su vida en Italia.
En esos
años, José de Madrazo iba a dedicarse, sobre todo, a hacer retratos, siendo
numerosas las obras que representan a artistas y nobles de la sociedad romana.
En 1813,
Madrazo fue nombrado pintor de cámara de Carlos IV y, además, Académico de
Mérito de la Escuela de San Lucas.
Pero dos
años después su suerte iba a cambiar. Cuando las tropas de Napoleón entraron en
Roma, invadiendo los estados Pontificios en un intento de controlar Italia tras
la caída de su Emperador, los reyes españoles tuvieron que abandonar su exilio
romano, lo que hizo perder a José Madrazo su título honorífico.
El
reconocimiento en su patria
En 1818
José de Madrazo, con Fernando VII ya asentado en el trono, se instala con su
familia en Madrid, trayéndose bajo el brazo la colección de pintura de Carlos
IV.
Desde su
llegada, el pintor se va a ocupar, por orden del rey, de la catalogación de las
Colecciones Reales de pintura que el monarca pretendía exponer en el nuevo
Museo del Prado.
Creó
para el museo un catálogo en el que se reproducían litográficamente todas las pinturas principales
presentes en la colección (fue uno de los pioneros de la técnica de la
litografía en España).
Cinco
años más tarde, en 1823, fue nombrado Director de la Academia de Bellas Artes
de San Fernando y seguidamente del Museo del Prado.
José de Madrazo moriría en Madrid el 8 de mayo de 1859 a los setenta y
ocho años de edad.
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Autorretrato
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Además
de artista, José de Madrazo fue un gran coleccionista de pintura, llegando a
forma una colección particular de gran valor artístico que, con el tiempo, pasó
a manos del Marqués de Salamanca y finalmente terminó dispersándose.
Patriarca
de una dinastía
José de
Madrazo y su esposa, Isabel Kuntz serían padres de tres hijos: Federico, Pedro
y Luis. Los tres, años más tarde, habrán de ser reconocidos como grandes
artistas de gran influencia en la época.
Sin
duda, el más famoso de los hermanos sería Federico, quien se especializó en
retratos de estilo romántico, sobre todo del mundo aristocrático y de la
cultura, lo que le hizo gozar de gran prestigio.
La trayectoria de su padre permitirá a los tres hermanos
entrar en los círculos pictóricos de la capital de España y con posterioridad
ocupar altos cargos en diversas instituciones, tanto en el Museo del Prado como
en la Real Academia de San Fernando.
Con José
de Madrazo, pues, se va a inciar una larga dinastía de artista que no sólo va a
contar con sus hijos, sino que también será abuelo de otros famosos artistas
como Raimundo y Ricardo de Madrazo (hijos de Federico) y bisabuelo de Mariano
Fortuny y Madrazo, a quien le vendría la vena artística por partida doble:
tanto de la rama paterna (su padre fue el pintor Mariano Fortuny) como de la
materna (su madre, Cecilia, era hija de Federico de Madrazo).