Su
pintura está muy influida por los impresionistas, pero sus composiciones son de
inspiración modernista.
La temática de sus obras, aunque al principio tiene figuras humanas, son los jardines tanto rurales como urbanos a los que inunda de luz.
Buscando inspiración
Santiago
Rusiñol y Prats nació en Barcelona un 25 de febrero de 1861 en el seno de una
familia de la alta burguesía catalana (se dedicaban a la industria textil).
Rusiñol parecía predestinado a continuar la tradición
familiar dentro de la industria textil, bajo la autoridad de su abuelo, con el
que vivió desde niño. La muerte de su padre cuando Rusiñol tenía veintidós años
le forzó a ocuparse del negocio familiar antes de lo previsto, aunque en sus
ratos libres se dedicaba a pintar y acudía a recibir clases nocturnas de
pintura en la Academia del pintor Tomás Moragas en Barcelona.
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Autorretrato |
En 1878
Moragas le anima a exponer en la Exposicio de Foment de Belles Arts
del Museo de Girona, y posteriormente en la Sala Parés, una sala que utilizaría
durante el resto de su vida.
La muerte de su abuelo en 1887 dará un giro radical a su vida.
Liberado de su influencia y autoridad decide romper toda clase de ataduras, se
desvincula del negocio familiar y se separa de su esposa Lluïsa Denis, con la
que había contraído matrimonio un año antes, para dedicarse de lleno a la
pintura.
Estrecha su relación con el pintor Ramón Casas, al que había
conocido a través del escultor Clarasó, y juntos proyectan un viaje en carro
por Cataluña. El acercamiento al campo y los pueblos de la región se
materializa en una extensa producción de cuadros costumbristas y de paisajes, ofreciendo
una visión de la naturaleza plácida y no exenta de lirismo.
Idas y venida entre París y España
En 1889 viajó a París donde vivió en Montmartre
junto con Ramón Casas e Ignacio Zuloaa. Se matricula en la academia "La Palette" en Paris, lugar donde estará durante tres años.
Allí se
familiarizó con el simbolismo y la pintura al aire libre, con una
preferencia clara por escenarios sencillos. Sus paisajes se vuelven solitarios
y sus interiores, intimistas con figuras femeninas aisladas que transmiten
sentimientos de melancolía y tristeza.
Cuando en octubre de 1890 exhibe su obra en la Sala Parés de
Barcelona, junto a la de sus amigos Casas y Clarasó, la crítica se muestra muy
desfavorable y califica su pintura de sórdida.
En el verano de 1891 descubre Sitges, pinta sus conocidos
«patios azules» y elige el lugar como escenario de las Fiestas Modernistas que
se inaugurarán al año siguiente y se celebrarán sucesivamente en 1893, 1894,
1897 y 1898, convirtiendo la población en el centro modernista de Cataluña. En
1893 adquiere una mansión conocida como “Cau Ferrat· en la que pasa temporadas
y que al mismo tiempo le sirve de museo para albergar su colección. En Barcelona las tertulias del
café Els Quatre Gats. Además, su posición social y económica acomodada le
permitió hacer frecuentes viajes.
Su
personalidad es cada vez más compleja, por un lado la imagen que proyecta es la
de un “dandy”, pero también es adicto a la morfina.
De nuevo en París, se instala en uno de sus barrios más
acomodados. Descubre a El Greco, cuyo
arte le provoca una admiración sin límites, que le llevará más tarde a adquirir
obras suyas. Comparte también con Zuloaga la experiencia de un viaje a
Florencia buscando la inspiración de los pintores del primer renacimiento. A
partir de este momento su interés vuelve a centrarse en el género del paisaje
que se constituirá en el principal protagonista de su actividad creativa.
Los jardines de Rusiñol
En el año 1897 Santiago Rusiñol viaja a Granada, donde
realiza una serie de jardines (los cármenes, la Alhambra…) inspirados en la
delicadeza de los parterres nazaríes, en los que la vegetación, el agua, la luz
y los elementos arquitectónicos constituyen componentes esenciales.
Finalizada
la estancia granadina, Rusiñol ensaya las nuevas fórmulas pictóricas retratando
asimismo los jardines de los lugares en los que vive o que visita: Sitges,
Valencia, Játiva, Mallorca y especialmente, Aranjuez. El Real Sitio era en
aquellos momentos un enclave casi remoto, una vez que la monarquía había dejado
de frecuentarlo casi un siglo atrás. La presencia de Rusiñol contribuirá
notablemente, por tanto, al conocimiento y la popularización de sus
melancólicos paisajes.
La exposición de Jardines de España en octubre-noviembre de
1899 en la Galería L'Art Nouveau de París supone su reconocimiento
internacional, cuyo éxito radica en una nueva visión de España, totalmente
alejada de tópicos.
Precisamente con ese mismo título, Jardines de España, ve la luz
en 1903 un libro que aúna pintura y poesía. En él, tras sendas introducciones
de Azorín y el propio Rusiñol, conviven cuarenta y una láminas de los jardines con poemas en castellano y catalán de
diversos autores: Machado, Marquina, Pérez de Ayala, Juan Ramón Jiménez, Costa
i Llobera, o Joan Maragall, entre otros.
Obtiene
Medalla de primera clase en la Exposición Internacional de Barcelona en
1907, también en la misma fecha la Gran Cruz de Isabel la Catolica, en 1908 el
titulo societarie del Salon Camp-de-Mars, Medalla de la
Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid (1908), Premio Extraordinario S.M
el Rey (1911), Medalla de Oro Exposición Internacional de Madrid (1912) y en
1920 fué invitado a exponer en la Royal Scottish Academy, un lugar donde solo
exponen los mejores pintores del mundo.
Estas obras de jardines obedecen a un esquema general
caracterizado por el rigor compositivo: en primer término la naturaleza aparece
ordenada y simétrica, sometida a la voluntad del hombre, contrastando con la
visión salvaje que asoma al fondo de la composición, lo que constituye uno de
sus mayores atractivos.
Fue precisamente en Aranjuez, durante una de sus reiteradas
estancias para realizar una serie de paisajes, donde le sorprendió la muerte el
13 de junio de 1931.
Rusiñol donó su casa y su colección al municipio de Sitges,
donde en 1933 se inauguró el Museo de Cau Ferrat.
Su
pintura está muy influida por los impresionistas y tiene temática paisajista,
tanto rural como urbana, retratos y composiciones simbólicas de inspiración
modernista.
Al comienzo de su carrera incluía
figuras humanas (La morfina; La medalla; etc), pero en las etapas
finales sólo pintaba paisajes, sobre todo jardines. Su gran secreto fue inundar de
luz sus creaciones.
Rusiñol
escritor
Además de pintor y coleccionista, Rusiñol también fue escritor. Empezó a escribir cuando tenia veinte años y aún trabajaba en la empresa familiar.
En literatura creó más de noventa títulos en todos los
géneros. En teatro escribió primero cortos monólogos, para seguir con obras
largas de alto contenido simbolista. Se convirtió en uno de los escritores más
reeditados de su época.
Su obra
literaria siempre la realizó en catalán. También escribió para periódicos como La
Vanguardia o revistas como
L´Esquella de la Torrabra. Fue un
personaje importante de la Renaixença literaria y cultural de Cataluña, y del
mundo intelectual y bohemio de la Barcelona de su tiempo.