Fue
durante treinta años pintor de cámara de Felipe II en cuya corte retrató a toda
la familia real y a su entorno más próximo.
Destacó
sobre todo como retratista, adquiriendo su estilo fama internacional y creando una escuela que influiría en el mismísimo Velázquez.
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La dama del abanico
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Primeros pasos
Aunque Alonso Sánchez Coello nació
en la localidad valenciana de Benifairó (1531), se sabe que a los diez años se
trasladó a Portugal y que fue en Lisboa donde comenzó su formación artística.
Sus cualidades como retratista
destacan de inmediato y será tomado como protegido por el rey luso Juan III
quien le enviará posteriormente a estudiar a Flandes.
En Flandes estudiará junto a
Antonio Moro. De ese contacto tan directo nace la inicial fascinación por un
preciosismo en los detalles y un gusto por acentuar el fasto de los ropajes que
sirven muy bien al sentido genérico del retrato cortesano.
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Felipe II
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De 1552 a 1555, pintará a los
distintos miembros de la familia real portuguesa y será donde conozca a Juana
de Austria, hermana de Felipe II, cuando estuvo casada con el hijo del monarca
portugués.
Cuando esta enviudó y volvió a España, recomendó al pintor a su
hermano quien le mandó llamar en 1555 y posteriormente le nombrará pintor de
cámara (sucedió en el puesto a Antonio Moro). Sánchez Coello le sirvió como
retratista durante treinta años e igualmente retratará a la familia real
española y a su entorno más cercano.
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Posible autorretrato
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Otro de sus cometidos fue ordenar y colgar las pinturas,
algunas de su propia mano, en la galería de retratos de El Pardo, con lo que
parece que contaba con la total confianza del monarca en estos menesteres, por
lo que se le supone también que llevaba una vida privilegiada (las cartas
conservadas de Sánchez Coello le muestran asiduo y elocuente en la solicitud de
empleos y prebendas para sus familiares).
Morirá en Madrid el 8 de agosto de 1588.
Su
estilo
Aunque la
formación de Sánchez Coello fue un tanto atípica para lo que era normal en su
tiempo, viajar a Italia, tras su regreso a España hacia 1555 no desaprovechó la
posibilidad de acceder, gracias a su condición de pintor de cámara de Felipe
II, al estudio de las obras de Tiziano y otros artistas italianos en las
colecciones reales.
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El príncipe Carlos |
Así, aunque de su
maestro Antonio Moro adquirió la perfección como retratista (su entusiasmo
inicial por la obra de Antonio Moro queda
documentado por varias copias, excelentes, que realizó del flamenco), expresada en el detallismo, en la
captación del espíritu de los personajes representados y en la sobriedad,
asimiló, posteriormente, de los italianos de las colecciones reales un
tratamiento menos rígido de las figuras, las texturas y los colores.
El contacto con este tipo de pintura acaba por depurar su
técnica y decantarla hacia un pictoricismo lejano de Antonio Moro y más próximo
a Venecia.
Alonso
Sánchez Coello admiró profundamente la obra de Tiziano, y como él, trató
siempre, sobre todo en los retratos, de plasmar figuras sencillas aunque con
profusión de detalles.
Son
retratos de gran sencillez en los que refleja sin artificio a los personajes,
casi siempre situados ante un fondo neutro que acentúa los colores y calidades
de las ropajes.
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Las hijas de Felipe II de niñas
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Así
pues,
Sánchez Coello mantuvo y desarrolló el tipo de retrato cortesano que
Tiziano y Moro habían introducido en la corte de los Austrias, con imágenes .
serenas y distantes, pero con una profunda penetración en la psicología del
modelo.
Sus obras
Buena parte de su obra acabó presa de las llamas en los
incendios del Alcázar de Madrid y del palacio de El Pardo. De los muchos
retratos que debió de hacer del rey solo nos han llegado dos: Felipe II con armadura (h. 1570-1571, Pollock House, Glasgow)
y Felipe II vestido de negro (1587, Palazzo Pitti, Galleria
Palatina, Florencia), una imagen de cuerpo entero del rey en el formato que
haría suyo Velázquez.
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Isabel Clara Eugenia
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Sus retratos de los niños de la familia real son
encantadores, y parece haber sido el introductor del tipo de retrato doble (hay
autores que creen que fue Sofonisba Anguissola) que se ve en Las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela(h.
1575, Prado), en el cual le siguió Pantoja de la Cruz.
La retratística de Sánchez Coello se limita a la familia
real, aunque a veces son personajes más o menos ligados a ella, como el duque
de Alba o Alejandro Farnesio.
Aunque la mayor parte de su
producción son retratos, también tiene diversas escenas religiosas para la
iglesia y los nobles de la corte.
Entre 1580 y 1582 ejecutó ocho grandes lienzos
con parejas de santos de tamaño natural para la basílica de El Escorial que no
tienen la frialdad de sus retratos cortesanos: los rostros son expresivos y
están fuertemente modelados con luces y sombras. Pintó asimismo los retablos
monumentales de las iglesias de El Espinar (Segovia) y Colmenar Viejo (Madrid),
probablemente con ayudantes.
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Isabel Clara Eugenia |
Casi nada se conoce de su taller. Sólo cabe destacar el nombre
de un aprendiz, Pedro de Mata, al que contrató por siete años en 1583. Más tarde
es posible que le ayudaran su hija Isabel, que desde temprana destacó como importante retratista de la
época,
y su medio hermano Jerónimo Sánchez y acaso también el célebre miniaturista
Felipe de Liaño, que era pariente suyo por matrimonio.
Los expertos en historia del arte consideran a Sánchez Coello
como el único retratista español, en el sentido más puro del término, del siglo
XVI. Ellos aseguran que no sólo realiza lo mejor de su producción en ese
campo, con influencia flamenca e italiana, sino que crea, además, una escuela (Pantoja
de la Cruz, Bartolomé González, etc) que, con la excepción de El Greco, desemboca
en la admirable retratística del siglo XVII español con Velásquez a la cabeza. En
ese sentido, es comparado con los grandes maestros del retrato en toda Europa.