Con esta ambiciosa obra de
ingeniería hidráulica se pretendía suprimir el aislamiento físico y económico
de los pueblos de Castilla y León.
Este sueño de la Ilustración
española proyectó crear una red de canales fluviales navegables para facilitar
el comercio con los puertos del norte.
El objetivo
En los
años de Ilustración española la idea de mejorar las comunicaciones mediante
sistemas de navegaciones interiores para el fomento de la actividad económica
toma cuerpo gracias a la iniciativa del
Marqués de la Ensenada, ministro del Fernando VI, con dos proyectos
fundamentales: el Canal Imperial de Aragón y el Canal de Castilla.
El
proyecto del Canal de Castilla, el primero en llevarse a cabo, no fue en
realidad una decisión novedosa sino que partía de los sistemas de navegación interiores ya existentes en Europa en los
siglos XVI y XVII para fomentar el comercio y el regadío que se conocieron en
España gracias al arquitecto y jesuita Bartolomé Bustamante quien en 1549 hizo
un estudio sobre las posibilidades que ofrecía la cuenca del Pisuerga para
estos fines.
Pero no
será pues hasta mediados del siglo XVIII cuando el Marqués de la Ensenada de
vida a estos proyectos.
El
objetivo principal de la construcción del Canal de Castilla fue el de servir
como vía fluvial de comunicación y transporte para solucionar el problema de
aislamiento en el que estaba sumida la meseta castellana y leonesa debido no
sólo a su complicada orografía, sino a su mal conservada y deficiente red
viaria que hacía casi imposible el transporte de los excedentes agrarios de la
región (principal productora de cereales).
Para
ello, se piensa en comunicar la meseta castellana con los puertos del norte (y
de allí a otros mercados) mediante la construcción de una red de caminos y
canales de navegación.
El
proyecto
En 1751,
a instancias del Marqués de la Ensenada, se creó una comisión para estudiar la
viabilidad del proyecto.
Los
primeros estudios y trabajos técnicos los inició Antonio de Ulloa quien junto
al ingeniero francés Carlos Lemaur (el cual había trabajado en obras similares)
presentó dos años más tarde el proyecto definitivo conocido como “Proyecto General de los Canales de Navegación y
Riego para los Reinos de Castilla y León”.
En este proyecto se preveían
cuatro canales: el del Norte, el del Sur, el de Campos y el de Segovia (este
último no se llegó a realizar) que uniría Segovia con Reinosa con la intención de, en un
futuro, atravesar la cordillera Cantábrica y poder llegar al mar por el puerto
de Santander.
Las obras del canal comenzaron el
16 de julio de 1753 en Calahorra de Ribas, en el tramo conocido como Ramal de
Campos. Pero finalmente solo se llegaron a construir tres ramales (Norte, Sur y
de Campos). Con una anchura que varía entre 11 y 22 metros. El canal discurría,
y discurre, a lo largo de 207 kilómetros, atravesando 38 términos municipales, y
uniendo las localidades de Alar del Rey (Palencia), donde tiene su nacimiento, con las de Valladolid
y Medina de Rioseco, situadas respectivamente al final de los ramales Sur y de
Campos.
La forma del canal es una Y
invertida, tiene un desnivel total de 150 metros y atraviesa tres provincias: Palencia,
Burgos y Valladolid. Toma las aguas principalmente de los ríos Carrión y
Pisuerga.
El Ramal Norte, de 75 km, es el
ramal con más desnivel, requiriendo la construcción de 24 esclusas. Toma sus
aguas del río Pisuerga, en Alar del Rey, y finaliza en el río Carrión, en
Calahorra de Ribas.
El Ramal de Campos, de 78 km, es
el ramal con menos desnivel, requiriendo la construcción de 7 esclusas.
Comienza en Calahorra de Ribas y sigue hasta Medina de Rioseco.
El Ramal Sur, de 54 km, tiene 18
esclusas. Comienza en la bifurcación del Ramal de Campos en Serrón, y sigue
hasta Valladolid.
La provincia de Palencia es la que
más longitud de canal tiene (ramal Norte). A su paso por la ciudad de Palencia,
a la que se acerca mediante un ramalillo terminado en una dársena para
facilitar las tareas de carga y descarga.
La construcción del canal se
prolongó casi un siglo, de 1753 a 1849, ya que estuvo cargada de complicaciones
tales como la falta de recursos económicos para terminarlo y las dos guerras que
tuvo que superar, la de la Independencia y la Carlista.
La época de mayor apogeo y
esplendor del Canal de Castilla fue hacia 1860 (las barcas que surcaban el
Canal superaban las 350).cuando la navegación no sólo trajo consigo el
desarrollo de la agricultura con la entrada y salida de productos de la Meseta
hacia el puerto de Santander, sino también la industria, ya que facilitaba el
transporte de materias primas y de productos manufacturados.
Pero a partir de 1865 el canal
comienza su decadencia debido a la llegada del ferrocarril (la apertura de la
línea férrea Valladolid–Alar del Rey, con un trazado casi paralelo al del Canal
de Castilla), quedando pronto obsoleto ya que el nuevo método de transporte era
mucho más rápido (la navegación por el canal era por tracción animal con sogas
atadas a barcazas y a los animales que circulaban por las orillas) y más
económico por lo que convenía más al comercio.
Entre 1955 y 1959 desaparece por
completo la navegación y el transporte por el Canal de Castilla.
El canal hoy
No obstante, el aprovechamiento de
la fuerza motriz en sus diversas esclusas —molinos harineros, batanes, fábricas
de papel, cueros, astilleros, etc.— y la utilización de agua para riego
agrícola —23 000 hectáreas— serán las principales utilizaciones desde la
segunda mitad del siglo XIX, por lo que el Canal de Castilla ya no solo era una vía de
comunicación y una arteria para irrigar los campos de Castilla, sino que
también era el responsable del despertar industrial de la región.
Hoy su principal uso económico
directo es el regadío de campos, el abastecimiento de agua a núcleos urbanos y
la promoción turística ya que el canal no sólo en sí es de gran interés
cultural sino que conserva un valioso entramado de esclusas, molinos de
harinas, almacenes y dársenas que pretenden recuperarse para dar salida al
turismo rural y a vías cicloturistas a lo largo de sus caminos de sirga (por
donde discurrían los animales que acarreaban las barcazas).
Además la zona posee un alto valor
ecológico relacionado con su diversa vegetación acuática y con el importante
número de especies vertebradas que alberga. Estos valores medioambientales han
supuesto su inclusión dentro de la Red Natura 2000, ya que la mayor parte de
los humedales han sido declarados como Zona de Especial Protección
para las Aves (ZEPA) y Lugares de Interés
Comunitario (LIC),
estando a la vez incluidos en el Catálogo Regional de Zonas Húmedas. Sin
embargo, algunas de estas zonas han desaparecido debido a la mala conservación
durante años.
El Canal de Castilla depende
actualmente de la Confederación Hidrográfica del Duero y fue declarado Bien de
Interés Cultural en 1991.