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EL NÚMERO PI: UN VIAJE A TRAVÉS DE LA ETERNIDAD MATEMÁTICA

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 El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas.  ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d

LUCAS VELÁZQUEZ: EL COSTUMBRISMO ROMÁNTICO EN ESTADO PURO

Dentro del más genuino espíritu romántico español del XIX, llevó a cabo paisajes y retratos, pero sobre todo variopintas obras costumbristas.

Fue tan apasionado seguidor e imitador del universo goyesco que en ciertas ocasiones ha dificultado la correcta atribución de algunas obras poco estudiadas del artista aragonés.

Bodegón
Casi un autodidacta

Eugenio Lucas Velázquez (conocido erróneamente durante el siglo XIX como Lucas y Padilla) nació en Madrid en 1817.

Inició su formación artística como alumno de la Academia de San Fernando, aunque, disconforme con el frío clasicismo de las enseñanzas académicas, prefirió estudiar directamente a los grandes genios de la pintura española y en el Museo del Prado copió en numerosas ocasiones a Velázquez y, sobre todo, a Goya, cuya obra marcaría definitivamente el estilo y la personalidad creativa de este artista.



Pero lo que verdaderamente le proporcionaba en un principio el sustento económico era la su profesión de ebanista. También trabajó como tasador de las Pinturas Negras de Goya.

Majas en el balcón
El 6 de diciembre de 1844 contrae matrimonio con Martina Hernández Muñoz, pero dada su escasez económica el matrimonio vivió en el hogar de la familia de Martina, siendo ésta tan modesta como la de Lucas Velázquez.



El matrimonio comienza a tener un alivio económico cuando en 1847 Lucas presenta en la Exposición de la Academia dos paisajes que le proporcionaron cierta notoriedad de tal forma que fue presentado al rey consorte Francisco de Asis quien le encargará un cuadro de caza y él le regalará, además, un paisaje (esta obra no se encuentra entre los fondos del Patrimonio Nacional).

Lucas Velázquez

En 1850 se le encarga a Lucas Velázquez la decoración del techo del Teatro Real (destruido en 1857) y más tarde la reina Isabel II lo nombró pintor honorario de cámara y caballero de la orden de Carlos III. Además, en este periodo también trabajó para personas de la alta sociedad.


En 1853 Eugenio Lucas se separó de su mujer y al año siguiente convivirá junto a Francisca Villamil, hermana del también pintor Jenaro Pérez Villamil. De esta unión nacieron cuatro hijos y uno de ellos, Eugenio Lucas Villamil, siguió los pasos artísticos de su padre, aunque según los expertos con unas dotes más limitadas, si bien es cierto que su estilo era similar y a veces se han confundido las obras de ambos artistas.

Falleció en Madrid el 11 de septiembre de 1870.


El cazador

Su estilo

Lucas Velázquez realizó una serie de viajes a lo largo de su vida que también marcarían el estilo de su obras. El primero de ellos lo realiza en 1852 a y en el cuál adquirió una influencia del artista francés Delacroix.

Otros viajes que realiza Lucas Velázquez serán a Marruecos, siendo para él una estancia que inspiraría sus cuadros de factura orientalista.

En la década de 1860 realizaría dos viajes a París, al igual que también visitaría Suiza e Italia, recibiendo la influencia  del Romanticismo europeo.

Eugenio Lucas muestra en sus obras el costumbrismo de veta brava típico de la Escuela madrileña del Romanticismo español.

Su atracción por la pintura de Goya y Velázquez le convierte en uno de los mejores artistas del siglo XIX español. 


Maja con perrito

Tanto es así que algunas de sus escenas atraerán al propio Manet durante el viaje de éste llevó a cabo por España.

Su obra

Según algunos expertos del arte, Lucas Velásquez fue un gran imitador e intérprete del arte de Goya, pero también fue un pintor contradictorio cuya producción artística, prolífica y polifacética, va de lo mediocre hasta la obra magistral.

Eugenio Lucas seguirá la línea del Goya de los últimos años a través de temas tratados por el universo goyesco, como el mundo de los toros, las escenas procesionales o las majas, y a través de la estética goyesca, destacando los aspectos dramáticos, la gama cromática y la factura enérgica y desenvuelta con que resuelve las composiciones.

La ronda
Estas obras se caracterizaran por el empleo de la mancha en detrimento del dibujo, empleando colores vibrantes y austeros, al tiempo que se manifiestan ciertos aires de crítica en sus temas.

Lucas fue conocido por la rapidez al trabajar en una obra. Pintaba las cosas tal y como las veía, queriendo transmitir la realidad viviente, sin pararse en meditaciones. Esta rapidez traerá consigo a veces características esquemáticas.

La temática de Lucas Velázquez es amplia, tratando escenas paisajísticas, retratos, caricaturas, desnudos, miniaturas, sátira, bodegones, floreros, paisajes, escenas religiosas etc. Pero su obra se centra sobre todo en el costumbrismo más variopinto, desde las escenas taurinas a los temas orientalistas o de brujería, manolas, romerías y aquelarres.

Su obra señala inequívocamente al pintor romántico interesado siempre en plasmar el mundo que le rodea, pero también fue un artista innovador que llega a la abstracción con su novedosa técnica de manchas aleatorias, precursora del estilo que vendría medio siglo más tarde.

El Museo del Prado conserva uno de los conjuntos más representativos de las distintas facetas pictóricas de este artista, procedente del desaparecido Museo de Arte Moderno. En el Museo Carmen Thyssen de Málaga se conservan algunas de sus obras, como Cogida en una capea de pueblo (1855),1 El Rosario de la Aurora (c. 1860)2 y La maja del perrito (1865), en todas ellas se puede apreciar la huella de Goya.




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