Fue, como su hermano Gustavo Adolfo, un abanderado del
movimiento del Romanticismo en España, pero en la pintura.
Valeriano realizó sobre todo obras de temas típicos del
folclore regional, gracias a lo cual conocemos muchos detalles de sus trajes, pero también retratos.
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Gustavo Adolfo Bécquer |
Valeriano Domínguez Bastida, más
conocido como Domínguez Bécquer, nació en Sevilla el 15 de diciembre de 1833 y
murió en Madrid el 23 de septiembre de 1870 a la edad de 37 años, sólo tres
meses antes que su famoso hermano que falleció con 34.
Fue hijo
(su padre José Domínguez Bécquer fue conocido entre sus contemporáneos como el
Maestro Pepe Bécquer) y sobrino (Joaquín Domínguez Bécquer) .
Valeriano
y sus siete hermanos se quedaron huérfanos de padre y madre cuando él contaba
solo doce años.
Él y su
hermano Gustavo Adolfo fueron educados entre varios parientes, destacando la
enorme influencia que sobre él ejerció su tío Joaquín de quien aprendería el
arte de la pintura.
En 1861
se casó con Winnefred, hija de un marino irlandés ya retirado y afincado en el
Puerto de Santa María, con quien tendría dos hijos, Alfredo y Julia.
Establecidos en Sevilla, el matrimonio no duró mucho quizás por las estrecheces económicas
de la pareja que les hacía tener continuas desavenencias. El caso es que su
esposa lo abandonó y también a sus hijos.
Con la
ayuda económica de sus tíos, se trasladará a Madrid con sus hijos para reunirse
allí con su hermano Gustavo Adolfo que había emprendido en 1854 la gran
aventura de la literatura en la capital.
Este
reencuentro fue fructífero para ambos ya que Valeriano inyectó entusiasmo
a Gustavo Adolfo y este le presentó a
su hermano el mundo artístico madrileño.
A partir
de 1864 comienza a viajar con su hermano y la esposa de este, Casta Esteban, ya
que Gustavo Adolfo estaba enfermo y buscaban un lugar de reposo ideal para su
recuperación.
De esta forma Valeriano va a pintar diferentes cuadros, muchos algunos de los cuales
muestran escenas costumbristas que reflejan con gran fidelidad costumbres y
vestidos de la época y constituyen un auténtico material de valor arqueológico,
ya que de otra manera difícilmente podríamos tener referencias sobre las
escenas que recoge.
También
es en esta época cuando colabora como ilustrador en
El Museo Universal y
La Ilustración de Madrid, donde
aparecen muchos de sus mejores grabados.
Gracias
a la amistad de su hermano con el político conservador Gonzáles Bravo, que fue
ministro de la Gobernación durante el gobierno de Narváez,
en 1865 recibió una pensión anual de
2.500 pesetas para viajar por España estudiando las costumbres y los trajes
nacionales.
Murió en su domicilio de Madrid
al
parecer de una afección al hígado, como consecuencia de una complicación
producida por la humedad de una alameda que existía en las proximidades del
barrio donde vivían. Sus hijos, eran todavía muy pequeños cuando falleció.
Fue
enterrado en Madrid, pero en 1913 los restos de los dos hermanos (Gustavo
Adolfo falleció tres meses más tarde) fueron sepultados juntos en Sevilla.
Su
obra
Formado en Sevilla, en el taller de su tío, Valeriano debe
mucho su estilo al dibujo académico. Su visión, según los expertos, es estática
e iluminada con homogeneidad. Sin embargo, prestó atención a temas que los
académicos hubieran despreciado, como son los trajes y las costumbres de los
diferentes pueblos españoles.
Su técnica pictórica participa de tal depuración, minuciosidad y riqueza que ha sido comparada por algunos críticos con la factura de los pintores flamencos.
Además con sus continuos viajes, donde plasmaba todo lo que veía, el pintor se introducirá en la pintura al aire libre, cuando todavía no se practicaba en España.
Además
trabajó también como dibujante e ilustrador de importantes publicaciones como la
Ilustración Española y Americana y El Arte en España, entre otras.
Pero en su obra no sólo hay folclore y trajes regionales, también fue un destacado
retratista como dan fe dos de sus lienzos más conocidos:
El pintor carlista
y su familia y el emblemático
retrato de su hermano
Gustavo
Adolfo Bécquer, obra que sirvió de modelo para realizar el busto del
conjunto que homenajea al poeta en el parque de María Luisa de Sevilla y como motivo en los billetes de 100 de las
antiguas pesetas.
Los borbones en pelota
A
Valeriano, junto a su hermano, se le presupone autor de la obra Los borbones
en pelota.
“Los
Borbones en pelota” es el título de un álbum de 89 acuarelas satíricas en tono
atrevido, procaz, e incluso pornográfico, donde se caricaturiza a personajes
públicos de la época, finales del reinado de Isabel II, principalmente la
propia monarquía.
Cada acuarela
es acompañada con agudos, e incluso poéticos, textos alusivos a la lámina.
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Cecilia Bohl de Faber |
Con
enorme ingenio en tono humorístico, las láminas hacen un recorrido crítico
contra Isabel II y toda su "Corte de los milagros". De esta sátira no
se libra nadie, empezando por la reina, a la que sin duda se la califica como
una ninfómana desenfrenada (fornicando con todo lo que se le pone por delante,
desde su amante hasta un pollino) y pasando por su consorte, Francisco de Asís,
al que el pueblo llamaba "Paquita natillas"; sor Patrocinio, "la
monja de las llagas"; el padre Claret (confesor de la reina); Carlos
Marfori (amante de la reina); el presidente del consejo de ministros González
Bravo, y algunos otros personajes más.
En los
dibujos de las acuarelas la libertad es absoluta, y sin pudor ni recato, los
autores dejan volar su imaginación y su espíritu crítico sobre el ambiente de
palacio. Aún siendo ésta la tónica general de las láminas, estas no están
exentas de simbolismo que explica, de manera contundente y didáctica, la
situación real a que hacen alusión y el contexto histórico en que se produce.
Sin embargo, este álbum nunca vio la luz en su época. Sería
publicado por primera vez, que se tenga noticia, en 1991. La editorial El Museo Universal publicó los dos portafolios
unidos y dispuestos según el orden numérico que aparecía al pie de las
acuarelas. La publicación de “Los Borbones en pelota” iba acompañada de sendos
estudios de tres especialistas en la obra de Bécquer y/o en la literatura e
iconografía decimonónica del período: Robert Pageard,; María Dolores Cabra
Loredo y Lee Fontanella. Posteriormente, en 1996, se publicó una segunda edición.
No obstante, hoy día es casi imposible encontrar un ejemplar a la venta.
En la
Biblioteca Nacional de Madrid se conservan estas láminas satíricas recogidas en
dos álbumes más tres trabajos sobre el tema que facilitan al lector la
comprensión de la época y las circunstancias en que fueron realizadas.
La
autoría
El álbum
con las acuarelas satíricas fue firmado con el pseudónimo SEM, que sin embargo
siempre se ha atribuido a los hermanos Bécquer, como obra conjunta del poeta
Gustavo Adolfo y el pintor Valeriano.
La
publicación de la primera edición del álbum con las acuarelas en 1991 suscitó
un vivo debate entre los estudiosos sobre la autoría.
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"Borbones en pelota" |
Para los
becquerianos resultaba difícil acomodar la sensibilidad exquisita del más
lírico de los poetas del XIX, y la no menos delicada pintura costumbrista de su
hermano, a la brutalidad manifiesta de estas láminas satíricas. Además, aducen,
ambos habían sido apadrinados por prohombres del partido moderado, en especial
Narváez y González Bravo, a través de los cuales habían conseguido encargos,
pensiones e incluso, en el caso del poeta, el empleo de censor de novelas, por
lo que retratar así a sus benefactores parece contrario a los lazos de la
dependencia económica y social de los dos artistas. Por otra parte,
manifiestan, la ideología de ambos, según la convención admitida, estaba muy
alejada de las progresistas, republicanas, radicales, antimonárquicas y
anticlericales viñetas.
No
obstante, hay autores que siguen defendiendo la autoría de los hermanos Bécquer
frente a los incrédulos que se resisten a manchar una imagen idealizada y
pacata de Gustavo Adolfo y Valeriano.
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