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CRISTIANOS EN ORIENTE: RESILENCIA EN ESTADO PURO

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El cristianismo en Oriente Próximo, Oriente Medio y Extremo Oriente tiene una larga y rica historia que se remonta a los primeros siglos de la era cristiana. A pesar de ser la cuna de esta fe, la presencia de los cristianos en estas regiones ha disminuido considerablemente con el tiempo debido a las migraciones, la persecución, la guerra y la inestabilidad política. Aun así, las comunidades cristianas en estas áreas mantienen una importante relevancia cultural y religiosa, aunque enfrentan desafíos significativos en su lucha por la supervivencia. El Cristianismo en Oriente Próximo y Medio: Cuna de la Fe El Oriente Próximo es el lugar donde surgió el cristianismo, una región que abarca los actuales territorios de Israel, Palestina, Líbano, Siria, Jordania, Egipto e Irak. Esta zona fue testigo de la vida de Jesús y de los primeros apóstoles, siendo Jerusalén, Antioquía y Alejandría importantes centros del cristianismo temprano. 1. Las Comunidades Cristianas Históricas Iglesia Ortodoxa Co...

LAS HERMANAS MIRA: PIONERAS DE LA PINTURA FEMENINA EN CHILE

La obra de ambas hermanas tiene el estilo académico de la época, pero con alguna influencia del impresionismo

Se las considera precursoras de la incorporación de la mujer al mundo del arte en Latinoamérica.

De Aurora

Rompiendo moldes

Magdalena y Aurora Mira Mena nacieron en Santiago de Chile y pertenecieron a una familia acomodada con vocación artística. Su propio padre, Gregorio Mira Iñiguez, fue un pintor aficionado que había sido alumno del pintor francés afincado en Chile Raymond Monvosin.

Al ver Gregorio la disposición de sus dos hijas a la pintura, les impulsó a seguir la carrera artística.


Las hermanas Mira ingresaron en la Academia de Bellas Artes de la capital chilena donde fueron alumnas, entre otros, del pintor Juan Mochi y el escultor José Miguel Blanco.

De Magdalena

En la segunda mitad del siglo XIX, la presencia de las mujeres en las academias de arte era poco habitual y las hermanas Mira tuvieron que romper con muchos de los prejuicios de la época.


No obstante, ambas fueron incluidas dentro de la denominada “generación del medio siglo”.

A pesar de las dificultades que se presentaban a las mujeres artistas de esa época, no podían, por ejemplo, realizar los cursos en la Academia donde se estudiaba el cuerpo humano al natural, sino que debían hacerlo a través de modelos de yeso, ambas hermanas desarrollaron plástica femenina que se impuso por su fuerza, sensibilidad y personalidad, además de por poseer aptitudes para la pintura.


De Magdalena

Expusieron por primera vez cuando Magdalena tenía 23 años y Aurora 19 en el Salón de 1884 causando una enorme sensación. Compitiendo con grandes figuras destacadas del país,  en el, Magdalena obtuvo tres medallas de oro y Aurora una de plata. Al año siguiente, Aurora también logró una medalla de oro con el lienzo denominado “Agripina Metella en la Prisión”.

De Aurora

Siguieron participando en varios certámenes artísticos donde ganaron otras medallas de oro y premios de honor. 

Las hermanas Mira vivirán, pues, la transición de fines de siglo XIX y el florecimiento de la pintura gracias a los salones oficiales, constituyéndose en destacadas expositoras.

Sus obras se encuentran en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la Pinacoteca de la Universidad de Concepción y en colecciones privadas.

De Magdalena


De Aurora

Aurora y Magdalena fueron, entre algunas otras, la avanzadilla del ingreso público de la mujer en el espacio del arte chileno, el cual, hasta mediados del siglo XIX, era patrimonio exclusivo de los hombres.

Magdalena Mira (1859-1930)

Magdalena, la mayor de las hermanas pintoras Mira, se dedicó especialmente al retrato en torno a temas sencillos y casi reducidos al ámbito hogareño, en el cual situó las figuras que protagonizan sus cuadros. También realizó algunas esculturas.

Se le reconocen ciertas innovaciones dentro del arte chileno, por ejemplo, realizar retratos de perfil, o la autorreferencia, es decir, mostrar cuadros suyos en otras obras, como sucede en esta obra titulada ‘Ante el caballete’. También el hecho de que la artista eligiera un formato ovalado para gran parte de sus obras, influyendo en la visión total de éstas.

De Aurora
En su obra, objetiva y naturalista, se observa, según los expertos, un tratamiento minucioso en la forma, obsesión de la pintora, además de lirismo y delicadeza hasta en los temas más duros.

Desde sus primeros lienzos al óleo, retratos y representaciones de la figura humana, Magdalena Mira ya dio sólidas muestras de su talento pictórico y su capacidad para crear atmósferas cálidas con extraordinaria soltura y plasticidad en sus pinceladas. Consigue, además, traspasar los rasgos físicos de sus modelos y dotarlos de un perfil psicológico fácilmente perceptible.


La evolución artística de Magdalena Mira avanzó hacia el abandono progresivo del academicismo y la búsqueda de modos de expresión propios que nacen del uso de pinceladas sueltas y vigorosas y crean composiciones muy vanguardistas para la época.

La pintora vivió durante tres años en Roma y allí encontró nuevos temas de inspiración en marinas y paisajes europeos.

Tras su matrimonio, Magdalena interrumpió su carrera artística, cumpliendo con las costumbres de la época. Solo volvió a tomar los pinceles como pasatiempo. Durante viajes y estadías en Europa pintó marinas y paisajes europeos.

Magdalena Mira

Aurora Mira (1863-1939)

A Aurora se la considera, junto con su hermana Magdalena, una de las primeras mujeres artistas de Chile.

En sus inicios apostó en su producción por los retratos académicos y los temas mitológicos de inspiración neoclásica, pero  más tarde se inclinó, posiblemente para diferenciarse de su hermana, por las naturalezas muertas con una técnica de pinceladas más sueltas.

Aurora Mira

Sus obras más representativas, pues, son flores y frutas dispuestas en jarrones y fuentes sobre delicados manteles, resultando conjuntos llenos de armonía y llamativos colores.


En sus composiciones se distinguen influencias impresionistas como en Rosa Blanca (1925), pero también tendencias barrocas donde se acentúan el tratamiento libre y espontáneo de sus pinceladas, como en la obra Rosas y roca (1935).

Se dice que Aurora Mira tenía un carácter desinteresado y no solía firmar sus cuadros, sólo algunos llevan su firma por insistencia de sus hermanas, ni participaba por iniciativa propia en los salones de pintura de la época. Los premios que ganó fueron gracias a familiares que organizaban exhibiciones sin su conocimiento. Lo mismo sucedió con la venta de sus cuadros ya que no era partidaria de venderlos, y destinaba muchos de ellos a la decoración de casas de amigos e iglesias. En ocasiones los regalaba a personas necesitadas para que dispusieran de ellos.

Pintó hasta avanzada edad, dentro de lo que le permitieron sus fuerzas.

Su producción pictórica recibió varios premios y reconocimientos, como su hermana, además de muestras individuales de su obra.





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