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URRACA DE CASTILLA Y LEÓN: LA PRIMERA REINA SOBERANA DE EUROPA Y SU LUCHA POR EL PODER

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 La reina Urraca de Castilla y León es una de las figuras más fascinantes y enigmáticas de la historia medieval española. Nació en 1081, hija del rey Alfonso VI de León y Castilla y de su segunda esposa, Constanza de Borgoña. Urraca fue la primera mujer en reinar de forma autónoma en Castilla y León, ocupando el trono entre 1109 y 1126. Su vida estuvo marcada por las complejidades políticas, las luchas internas y las tensiones familiares, y su reinado no fue fácil. Sin embargo, su figura ha despertado tanto interés por su capacidad para manejar el poder en una época dominada por hombres, como por las controversias y conflictos que rodearon su mandato. Urraca Infancia y matrimonio con Raimundo de Borgoña Urraca fue la primogénita del rey Alfonso VI, lo que le daba una posición destacada desde su nacimiento, aunque en un principio no estaba destinada a reinar. La unión de sus padres, Alfonso VI y Constanza de Borgoña, consolidó la relación entre los reinos hispánicos y los territorios fr

CISNEROS: EL PODER DE UN CARDENAL REFORMADOR, POLÍTICO Y MECENAS

Este fraile franciscano fue cardenal, arzobispo de Toledo, primado de España, tercer inquisidor general  y regente en dos ocasiones de la Corona de Castilla.

Además de asceta, reformador y político, Cisneros fue un generoso mecenas de instituciones y obras culturales y científicas, cumpliendo el ideal del hombre renacentista. 

Biblia Políglota Complutense


Faceta religiosa

Gonzalo Jiménez de Cisneros, más tarde conocido como Francisco, nació en 1436 en la localidad madrileña de Torrelaguna en el seno de una familia de hidalgos pobres.

Como muchos jóvenes de su condición y clase, inició carrera eclesiástica cursando estudios en Roa, para después trasladarse a Alcalá de Henares. Posteriormente se trasladó a Salamanca para estudiar Teología y Derecho. Su faceta de estudiante concluiría en Roma, donde fue además nombrado sacerdote.

  
Tras el fallecimiento de su padre, Cisneros regresa a Castilla. En enero de 1471 es nombrado arcipreste de Uceda por el papa Pablo II. Este hecho le lleva a un enfrentamiento con el arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo, que reservaba el puesto para un familiar suyo, lo que le valió ser encarcelado por aquél, pero aún así, no renunció a su cargo, siendo mantenido en él por su primer protector, el cardenal Gonzalez de Mendoza, arzobispo de Toledo.

Fue liberado en 1480, después de seis años de confinamiento, y trasferido, como capellán mayor, a la catedral de Sigüenza por el cardenal Mendoza Allí será donde de comienzo su prestigiosa carrera eclesiástica y política. 



Cuenta la historia que en 1484 Cisneros sufre una profunda crisis espiritual. Descubre su vocación al retiro y decide hacerse franciscano. Ingresa en la orden, probablemente en el convento de San Juan de los Reyes (Toledo), que había sido recientemente edificado por los Reyes Católicos, cambia su nombre, por el de Francisco y pasa a vivir en los conventos de El Castañar y La Salceda (Guadalajara). Durante siete años llevó una vida monacal.

Reyes Católicos
Cuando en 1492 fray Hernando de Talavera es designado arzobispo de Granada, queda vacante el puesto de Confesor de la Reina y el cardenal Mendoza decide recomendar para este cargo a Cisneros.


Será este el momento en el que, fray Francisco, comenzará a intervenir en la vida política como consejero de Isabel la Católica.

De allí lo sacó la reina Isabel la Católica en el año 1492, tras convencerle de que aceptara ser su confesor, siguiendo los consejos del entonces arzobispo de Toledo, el cardenal González de Mendoza, primer protector de Cisneros.

A partir de entonces, fue nombrado provincial de la orden franciscana, y acometió en ella una profunda reforma. Más tarde reformó el clero secular.

En 1495 muere el cardenal Mendoza, lo que hará dar a la carrera política y religiosa de Cisneros un salto cualitativo: fue consagrado arzobispo de Toledo, lo que en la Baja Edad Media significaba ostentar el mayor poder tras La Corona, al ser Primado de España y Canciller Mayor de Castilla.

Desde este puesto, en 1495 y recibiendo una orden directa del papa Alejandro VI, dirigió y promovió la reforma de las comunidades religiosas españolas, especialmente de su propia orden, tratando de restablecer la observancia estricta de la regla franciscana, la cual prohibía entre otras cosas la posesión de propiedades, e intentando poner freno a las inmunidades y privilegios.



Carlos I

Era ya tal la confianza que los Reyes Católicos les tenían a Cisneros que en 1499 le encomendaron la misión de evangelizar a los musulmanes de la recién conquistada provincia de Granada. Los métodos represivos empleados por el cardenal cumplieron su objetivo ya que fueron varios miles los musulmanes convertidos al cristianismo, pero su actitud intransigente despertó también el odio y el descontento de los musulmanes. Cisneros usó la mano dura contra los rebeldes e hizo encarcelar a los más activos. Consecuencia de todo ello fue el levantamiento de Granada y la terrible guerra de guerrillas en las Alpujarras. En 1502, dominada la insurrección, obtuvo de los reyes la orden de que los mudéjares de Castilla fuesen obligados a convertirse o a emigrar.

Faceta política

El año 1504 va a ser decisivo para Cisneros, pues será aupado por los acontecimientos a las más altas cotas del Estado desempeñando un papel fundamental. Con la muerte de Isabel la Católica, ese año, su hija Juana hereda el reino, pero con la condición de que su estado mental se lo permita, sino, el gobierno pasará a manos de Fernando el Católico. Esto plantea una crisis sucesoria en Castilla que se divide en dos bandos: los partidarios de Fernando y los de Felipe el Hermoso, el esposo de Juana. La solución temporal llegó con la concordia de Salamanca  (24 de septiembre de 1505), que reconocía a Felipe como rey consorte y hacía que Fernando se retirase a sus reinos.

Sin embargo, esta concordia dura poco a causa de la temprana muerte de Felipe en 1506, y obliga a una regencia con los nobles más fieles a la memoria de Isabel y que encabezará Cisneros, el cual se encargará de cortar de raíz las pretensiones de los borgoñones de entregar la regencia al emperador Maximiliano de Austria (padre de Felipe).

Sin consultar a Juana, Cisneros acudió a Fernando el Católico para que regresara a Castilla, y se erige desde ese momento en regente del reino con dos objetivos muy claros: el inmediato regreso de Fernando a Castilla y el mantenimiento del orden nobiliario, encaminados ambos al fortalecimiento del poder real.



Colegio Mayor San Ildefonso (Univ. Alcalá de Henares)
La reina, que no había reclamado a su padre para gobernar, de hecho, llegó a prohibir la entrada de Cisneros a palacio. Pero este, aunque sin ese apoyo, pretende dar legalidad a su nombramiento como regente de Fernando el Católico, con la convocatoria de Cortes, pero la reina se negó a ello.
En premio a su fidelidad, cuando Fernando regresa a Castilla, consigue para Cisneros la dignidad cardenalicia en 1507 y le encomienda la dirección de la Inquisición.

Pero en 1516 fallece también Fernando el Católico y Cisneros, por disposición testamentaria, vuelve a ser nombrado regente de Castilla a la espera de la llegada del joven príncipe Carlos, hijo de la reina Juana, que se encontraba entonces en Flandes, para que ocupara el trono.

Esta etapa, de casi dos años, será quizás la más difícil de su carrera política ya que se tendrá que enfrentar a diversas sublevaciones nobiliarias, aprovechando el "vacío de poder", con el fin de recuperar sus privilegios perdidos durante el reinado de Isabel. Pero Cisneros se mantuvo firme en su política centralista y de fortalecimiento del poder real, objetivo que consiguió con creces. 

También consiguió frenar los intentos de los colaboradores flamencos del rey Carlos I por intervenir en la política castellana así como a los partidarios del otro hijo de Juana, Fernando, que había sido educado en España por su abuelo, y que querían fuera el heredero; y los graves conflictos exteriores como el deseo por parte de Francia de tomar Navarra y presiones de los corsarios berberiscos en el norte de Africa.



Sepulcro Cisneros
El 8 de noviembre de 1517, cuando iba al encuentro del nuevo rey, Carlos I, Cisneros fallecía en Roa (Burgos) sin llegar a encontrarse con el monarca. Su muerte le evitó la humillación que los colaboradores flamencos de Carlos le tenían preparada, nada más y nada menos que la destitución de todos sus cargos, lo cual hubiese significado, además, una manera de no reconocer sus desvelos por mantener el control del país y devolver el prestigio que la monarquía había perdido. 

Faceta cultural

Pero Cisneros no sólo participó activa y decisivamente en la configuración del nuevo Estado pretendido por los Reyes Católicos y en la reforma de la vida religiosa que había caído en una gran relajación moral, también acometió la reforma educativa con la fundación en Alcalá de Henares de una de las instituciones que más ha influido en la vida cultural española: la Universidad Complutense o Cisneriana. 

La universidad fue fundada en el año 1499 a partir del antiguo Studium Generale de Alcalá de Henares, del que Cisneros fue alumno. Esta fue fue la primera universidad renacentista, humanista y universal de España y Cisneros, consciente de ello, no escatimó esfuerzos para dotar a su Colegio del marco urbanístico adecuado, de una buena financiación y de los mejores maestros de la época.


Cisneros

La primera piedra del edificio que lo albergaría la puso Cisneros el 14 de marzo de 1501; en 1508 comenzaron las clases y en 1510 dotó a su fundación de unas Constituciones. Cisneros dotó a la nueva Universidad de Alcalá con una magnífica biblioteca, en la que un elevado porcentaje de libros versaba sobre ciencias naturales.

Además hizo construir la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares (actualmente Catedral Magistral) situada en pleno centro de la ciudad, en la que se haría su sepultura (hoy día en la capilla de San Ildefonso, adscrita al antiguo Colegio Mayor del mismo nombre).

El gran proyecto de Cisneros se fue ampliando con la creación de un gran número de colegios mayores y menores, dieciocho en total, doce iglesias, ocho monasterios, cuatro hospitales y un elevado número de obras de caridad y beneficencia.

Una vez concedida la licencia papal para impartir enseñanzas en el nuevo Colegio Mayor, Cisneros se centra, a partir de 1504, en organizar los trabajos para llevar a cabo una edición de la Biblia en sus lenguas originales.

El resultado final, la Biblia Sacra Políglota Complutense, es considerada la obra más representativa del renacimiento español.

En ella participaron, entre otros, los conversos Alonso de Alcalá, Pablo Coronel y Alfonso Zamora, que se encargarían de la parte hebrea y aramea. La parte griega la trabajaron el cretense Demetrio Ducas y Hernán Núñez, el Pinciano. Antonio de Nebrija intervino especialmente en la corrección de la Vulgata, texto latino de San Jerónimo.

Se imprimió entre 1514 y 1517, pero no se distribuyó hasta 1520.


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