Sus
temas son muy variados: históricos, costumbristas, de género y orientalistas
con una pincelada.
Como
director del Museo del Prado hace modernizar las instalaciones y dedica salas
monográficas a varios pintores y por temas.
Primeros años y Roma
José Villegas Cordero nace en
Sevilla en 1844 y en esa misma ciudad se forma muy joven en el taller del
pintor José María Romero, y posteriormente ingresa en la Escuela de Bellas
Artes, teniendo allí a maestros como Eduardo Cano de la Peña.
En 1860,
con sólo 16 años, consigue vender en la
Exposición
Sevillana su obra
Pequeña filosofía.
Cuando finaliza sus estudios de
pintura viaja a Madrid donde consigue entrar en el estudio de Federico Madrazo,
copiar asiduamente a Velásquez en el Prado (del que adquiere para su técnica la espontaneidad y el uso
del color) y trabar amistad con Eduardo Rosales y Mariano Fortuny, que será
quien le hace interesarse por la pintura de género y el orientalista.
Posteriormente realiza un viaje por Marruecos, donde volverá alguna vez más a
pintar estampas y personajes pintorescos. Esta etapa definirá el rumbo de su
primera producción artística.
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Autorretrato
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En 1868 viaja
a Roma junto a Luis Jiménez Aranda y Rafael Peralta y consigue finalmente
quedarse en el taller de Rosales. En la capital italiana va a permanecer
finalmente durante treinta y tres años. Allí realizó su trabajo más fecundo y
sus cuadros más famosos. Aunque sus primeras obras tienen un marcado carácter
costumbrista, un tema en ese momento muy demandado por el público, primarán sus
cuadros de realismo decorativista, de género y orientalistas.
Se
convierte de este modo en el pintor mejor considerado y más cotizado de la
ciudad. Su residencia en Roma fue un palacete
que a la vez le sirvió de estudio y donde dio famosas veladas reuniendo en
ellas a artistas y coleccionistas.
Pero en esta época Villegas
Cordero también indaga en la pintura histórica (el Senado español le encargará
alguna pintura) y paisajes inspirados en el Renacimiento italiano, obras estas
que alcanzarán en el mercado norteamericano precios astronómicos.
En la
década de los 80, una editorial holandesa le propuso ilustrar junto a Francisco
Pradilla y otros afamados
pintores de toda Europa una Magna Biblia. Villegas se hace
cargo de pasajes relacionados -con las profecías de Isaías.
En el punto más álgido de su
carrera, reconocido y famoso, Villegas Cordero fue nombrado en 1898 director de
la Academia Española de Bellas Artes de Roma hasta 1901 que es nombrado
director del Museo del Prado y se traslada a Madrid.
Regreso a España
Al
regresar a España se instala en Madrid, donde se convirtió en uno de los más
reputados retratistas de la alta sociedad de la época. Son de esta época, entre otros,
los retratos de Alfonso XIII (1902) y de la cantante Concha Márquez (1913).
Su labor
en la pinacoteca madrileña irá encaminada hacia una renovación total en la
presentación de las colecciones, a fin de que resultara más didáctica y
atractiva para el público visitante. Por ello, contando con el precedente de la
sala de Velázquez, inaugurada por su antecesor en 1900, dedicará salas monográficas
a Murillo, Ribera o Goya, los primitivos flamencos o la escuela francesa, y
creará también conjuntos de corte temático, como las salas de retratos o la de
las batallas.
Asimismo,
rescatará la colección de escultura del Museo para mostrarla en diversas
estancias, moderniza las instalaciones y organizará las dos primeras
exposiciones monográficas en la historia del Prado, dedicadas en 1902 a El
Greco y en 1905 a Zurbarán.
Morirá en Madrid el 9 de noviembre
de 11921.