Es una
de la más populares y reproducidas pintoras estadounidenses de mediados del
siglo XIX.
Pintó
escenas domésticas, mujeres y niños en una cálida atmósfera feliz de la vida
cotidiana de clase media.
Trayectoria
Angelique
Marie Martín, conocida artísticamente como Lilly Martín Spencer nació en
Exelter, Inglaterra en 1822, pero con ocho años emigró con su familia a Estados
Unidos.
Desde
que siendo muy joven se definieron sus inclinaciones hacia la pintura, sus
padres la apoyaron en su búsqueda de una formación artística completa.
Sus primeras obras fueron un fiel reflejo de su propio
hogar en posturas realistas típicas de una familia de clase media en Estados
Unidos.
Pronto se hizo conocida en su ámbito más cercano, pero la
dificultad de adquirir los materiales adecuados y la falta de un maestro
competente retrasaron su progreso.
Sin embargo, a pesar de que su técnica era autodidacta,
consiguió llamar la atención de artistas locales que hicieron de mentores de la
joven Lilly.
Su primera exposición tuvo lugar en agosto de 1841 en una
rectoría de su iglesia, donde llamó la atención de Nicholas Longworth, un
benefactor de muchos artistas. Longworth
se ofreció a ayudar financieramente a Lilly.
En el otoño de 1841 viajó a Cincinnati para una exposición,
pero pasaría los próximos siete años estudiando allí.
Este sería el período más productivo de su carrera en el
que empezando por Cincinnati y siguiendo por Nueva York, termina trasladándose
a Nueva Jersey.
Lilly rechazó la oferta de Longworth para enviarla a Europa
para estudiar, pero aceptó la ayuda económica para ser instruida artísticamente
por James Beard y otros artistas locales.
Produjo sus obras más conocidas y populares durante la
década entre 1848 y 1858. Lilly era una artista muy particular pues la mayoría
de las mujeres utilizan el arte como evasión, pero no como una carrera, por eso
llamaba la atención.
Ya tenía
una incipiente carrera como pintora, cuando en 1844 se casó con Benjamín Rush
Spencer. Aunque muchos temieron que el
matrimonio acabaría con su carrera artística, no fue así. Benjamin Spencer, un
inglés que trabajaba en el negocio de la sastrería, se dedicó a ayudar a Lilly Martin Spencer tanto en las tareas
domésticas como en el trabajo de su taller de artista. Esto hizo que Lilly
fuera en realidad el sostén de la familia, una familia que aumentó hasta haber
visto nacer a trece hijos, aunque sólo siete de ellos lograron llegar a la edad
adulta.
Así, se convertiría en el pintor de género femenino más
popular y ampliamente reproducido de mediados del siglo XIX.
Pero
aunque Lilly Martín Spencer tenía un público para su obra, los Spencer experimentaron dificultades financieras crónicas
por lo que en busca de nueva oportunidades se trasladaron en 1848 a Nueva York.
Allí ya era conocida y su obra fue bien acogida por el público de clase media
que se veía reflejado e identificado con sus obras.
En 1849 produjo su primera pintura de éxito importante, La
hora feliz, pero para tener mayor solvencia económica Lilly también
ilustrará libros y revistas.
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Pero el éxito de las pinturas de Lilly no se traducen en
beneficios económicos por lo que una vez más la familia decide probar suerte en
Nueva Jersey en 1858. Pero el dinero seguía siendo un
problema. A finales
de la década de 1850, en un intento por ampliar la gama de sus opciones a sus
escenarios, añadió sexualidad a las mujeres en sus espacios domésticos. Realizó
las figuras femeninas más sugerentes,
con peinados más elaborados y vestimenta más sexy.
La Guerra Civil, en la década de 1860, produce un cambio en
su obra. Sus pinturas se hacen más reflexivas y patrióticas sobre el papel de
la mujer en la sociedad. Fue
durante este tiempo lo que ella consideró su obra maestra, la
Verdad Revelación falsedad. La obra, cuyo significado sigue
siendo ambiguo hoy día, se considera como un mensaje alegórico.
La familia se traslada de nuevo en el invierno de 1879 a
las zonas rurales de Nueva York. Sus
pinturas reflejan este cambio con escenas de la vida en la granja donde
residen. Sin embargo, aunque Lilly intentó vender su trabajo se encontró que el
mercado había cambiado drásticamente desde la guerra civil.
Su marido, con cuarenta y seis años, murió en febrero de
1890, dejando a Lilly viuda y con un montón de niños. Ella
vendió la granja y se trasladó a otra más modesta a unos 10 kilómetros de
distancia, manteniendo un estudio allí.
Lilly siguió trabajando hasta su muerte, acaecida el 22 de
mayo de 1902, pero su situación financiera siguió siendo insegura siempre.
Producción
y estilo
La mayoría de sus cuadros son óleos sobre lienzo de tamaño variable. Sus temas eran
casi siempre de la vida cotidiana de la clase media, pintando a menudo a niños
idealizados, madres amorosas con sus pequeños, felices amas de casa y adorables
maridos.
Su obra
se ha considerado de una parte ideológica, por su aceptación de los roles
tradicionales, como utópica, por el dominio de la clase media y el sexo
masculino.
Sus
obras prestan especial atención a los detalles de la decoración, botes, frutas,
arreglos florales, etc, resultando el conjunto de un brillante refinamiento.
Su
paleta tiene un acabado satinado y unos colores brillantes. En los últimos años
sus pinceladas fueron más secas y sueltas. Una de las principales críticas a su
obra es la variación en el tamaño de las cabezas de sus figuras, es decir, que
la cabeza era más grande y desproporcionada respecto al cuerpo.
Los expertos consideran que sus pinturas exudan un
entusiasmo y una felicidad que recuerdan el arte holandés del siglo XVII, por
una mirada directa hacia el espectador, su coqueto e, incluso, burla o broma.
A finales de 1840 y 1850, la obra del artista se hizo
popular en Europa y América.
Spencer expuso sus pinturas en la Academia Nacional de
Diseño y estuvo representada en el Pabellón de Mujeres de la Exposición
Centennial de Filadelfia en 1876. También produjo trabajo para un número de
mecenas prominentes. Sin embargo, su fama se la debe sobre todo a la venta masiva
de copias baratas de sus pinturas al óleo.
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