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EL NÚMERO PI: UN VIAJE A TRAVÉS DE LA ETERNIDAD MATEMÁTICA

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 El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas.  ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d

MARIANO FORTUNY: PRECIOSISMO, DETALLES Y JUEGO DE LUCES

Fortuny es el máximo exponente en España del orientalismo romántico y uno de los pintores más importante del siglo XIX.

Se desmarcó del exotismo imperante con obras llenar de realismo, color, luz y movimiento.


Aprendizaje

Mariano José María Bernardo Fortuny y Marsal (Reus, Tarragona 1838-Roma. Italia 1874) quedó huérfano a los seis años y fue criado por su abuelo, quien, además, impulsó su carrera de pintor.

Su formación artística comenzó en reus con el pintor Doménech Soberano: Después trabajó con el platero y orfebre miniaturista Antoni Bassa, quien influirá en la minuciosidad de su pintura años después.


Con catorce años se traslada, junto a su abuelo, a Barcelona para trabajar en el taller del escultor Doménec Talam, quién le pagará la matricula.

La odalisca
A los veinte años, con una pensión que le concede la Diputación de Barcelona, viaja a Roma donde entablará amistad con otros artistas españoles en la ciudad como Rosales y Dióscoro Puebla. Aquí será discípulo de Atilio Simonetti.


Dos años después, la Diputación de Barcelona encarga a Fortuny que viaje a Marruecos con el fin de convertirse en cronista gráfico de la contienda que en esos momentos está teniendo lugar allí. Se integraría como pintor en el regimiento del general Prim.

Fortuny
Marruecos será una revelación para Fortuny. Descubrirá y se sentirá irresistiblemente atraído por su luz, sus grandes extensiones abiertas y sus habitantes (llegó incluso a aprender nociones de árabe para integrarse mejor).


Desde ese momento, dejará atrás las convenciones y academicismos y centrará su producción pictórica en los temas orientales realizando allí algunas de sus obras más significativas (La odalisca; Batalla de Tetuán, etc).

Tras su regreso a Europa volvió a Roma. Contrajo matrimonio con Cecilia Madrazo, hija de Federico Madrazo y hermana del también pintor Raimundo Madrazo, con quien Fortuny llegaría a establecer una íntima amistad.

En 1868 el matrimonio Fortuny se instala en Granada, donde el artista pintará diversas obras Hacia 1870 Fortuny se trasladó a París donde pudo apreciar de primera mano no só las obras del Museo del Louvre y de Luxemburo, sino también interesarse por las de Vernet, Fromentin, Decamps y, especialemte, Delacroix.

La vicaría
También fue el año que expuso varias obras en la sala parisina de Adolphe Goupil; esta muestra fue elogiada por varios críticos como Théophile Gautier y fue un paso clave en su consagración internacional.

Su fama era ya imparable, pero los viajes (viajó brevemente a Londres, Nápoles y a la pequeña localidad de Portici, en el sur de Italia), el éxito comercial de su obra, por medio del cual alcanzó una posición social y económica elevada, y una numerosa clientela que le demandaba pintura que él consideró que le impedía evolucionar, le causaron síntomas de depresión.

En mayo de 1874 regresó a París, regresando en el 9 de noviembre a Roma donde muere doce días más tarde debido a una hemorragia estomacal causada por una úlcera. Su corazón fue enterrado en Reus, su localidad natal.


Su hijo Mariano Fortuny y Madrazo seguiría la estela de su padre y abuelo y sería un  notable pintor, escenógrafo y diseñador.

En abril de 1875, los cuadros que aún se encontraban en su estudio y los diferentes objetos que Fortuny había reunido en su colección privada fueron subastados en el Hotel Drouot de París, alcanzando ya entonces precios desorbitados.

Orientalismo

En gran medida, las guerras napoleónicas en el norte de África contribuyeron a desatar una oleada de simpatía por estos pueblos y a aumentar el interés por lo exótico.


Durante la época del Romanticismo, en casi toda Europa, la seducción por el oriente cumplió un papel de alejamiento de la realidad. Los pintores que trataron el tema acentuaron los aspectos exóticos y sensuales tanto en los paisajes como en los interiores, la luz deslumbrante del desiertos y los fantásticos colores de los ropajes. Los baños turcos fue uno de los temas más recurrentes permitían la representación voluptuosa de desnudos en posturas incitantes. La sensualidad se veía aceptable en el exótico oriente.

En España el principal ejemplo, aunque no el único, del orientalismo fue Mariano Fortuny. En la obra orientalista de Fortuny existe un acusado respeto por el verismo ambiental. En sus lienzos ofrece una visión que pretende reflejar en lo posible la realidad, ajena a las interpretaciones idealizadas ofrecidas por los pintores propiamente románticos, y por encima del exotismo.


En sus cuadros destaca sobre todo el color, la luz y el movimiento adquiriendo la obra vivacidad, dinamismo y ritmo.

A partir de notas y bocetos que trae de Marruecos, Fortuny realiza toda una serie de acuarelas, grabados, dibujos y óleos, cuyos motivos y técnica brillante, atraen tanto al público como a los propios pintores.

Tras regresar de su segundo viaje a África, comienza a destacar en los ambientes comerciales y sus obras dominan el mercado artístico romano durante dos décadas, entre 1865 y 1888.

La influencia de la obra de Fortuny no se limitó exclusivamente a la que ejerció en sus amigos más próximos como Tapiró, Moragas, Jiménez Aranda, Martín Rico o Ricardo y Raimundo Madrazo, sino que su estilo se extendió más allá en el tiempo y en el lugar. Su estilo y el virtuosismo técnico de su obra marcó a toda una generación de pintores europeos.


Realizó una figuración preciosista llena de detalles y juegos de luces plasmada con asombrosa precisión mediante un toque de pincel ligero y espontáneo.

Otra manifestación artística que apasionó a Fortuny fue la tauromaquia. El pintor quedó encandilado por sus valores plásticos y se impresionó con la mezcla de color y drama ritual, elegancia y brutalidad del universo taurino.

Los expertos en arte consideran que la temprana muerte de Fortuny, a los 36 años, frenaron una evolución que pudo revolucionar la pintura española de haber seguido vivo, ya que sus últimas obras apuntaban hacia una nueva línea.


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