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URRACA DE CASTILLA Y LEÓN: LA PRIMERA REINA SOBERANA DE EUROPA Y SU LUCHA POR EL PODER

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 La reina Urraca de Castilla y León es una de las figuras más fascinantes y enigmáticas de la historia medieval española. Nació en 1081, hija del rey Alfonso VI de León y Castilla y de su segunda esposa, Constanza de Borgoña. Urraca fue la primera mujer en reinar de forma autónoma en Castilla y León, ocupando el trono entre 1109 y 1126. Su vida estuvo marcada por las complejidades políticas, las luchas internas y las tensiones familiares, y su reinado no fue fácil. Sin embargo, su figura ha despertado tanto interés por su capacidad para manejar el poder en una época dominada por hombres, como por las controversias y conflictos que rodearon su mandato. Urraca Infancia y matrimonio con Raimundo de Borgoña Urraca fue la primogénita del rey Alfonso VI, lo que le daba una posición destacada desde su nacimiento, aunque en un principio no estaba destinada a reinar. La unión de sus padres, Alfonso VI y Constanza de Borgoña, consolidó la relación entre los reinos hispánicos y los territorios fr

MURO DE BERLÍN: SÍMBOLO Y VERGUENZA DE LA GUERRA FRÍA (CONSTRUCCIÓN Y CAÍDA)

Alemania Oriental y la Unión Soviética urdieron un secreto y oscuro plan para construir un muro en una ciudad asediada y dividida por las distintas coaliciones tras la Segunda Guerra Mundial.

Las fuerzas aliadas pusieron el grito en el cielo cuando se dieron cuenta del muro, pero finalmente hicieron la vista gorda ante otra potencial guerra.

Parte del Muro de Berlín
Berlín ciudad peculiar

Berlín era una espacio singular desde que la Segunda Guerra Mundial acabó. Era una ciudad “isla” con cuatro ocupantes (Unión Soviética, Estados Unidos, Reino Unido y Francia), aunque en zona soviética.

En 1948, Stalin había cortado los enlaces terrestres hacia el oeste de Berlín Occidental, pero aún así se convirtió en una espina permanente para la Alemania del Este. La CIA y el MI6 la usaban como base de espionaje de avanzada y su economía atraía a decenas de miles de alemanes orientales que, además, protagonizaban constantes fugas, la mayoría vía Berlín.





A finales de los años cincuenta las autoridades comunistas se vieron desbordadas y no podían frenar el gran número de médicos, profesores e ingenieros que se marchaban sin lograr No lograban disuadir a los desertores mientras mantenían la frontera abierta, como exigía el estado cuatripartito especial de Berlín. La Stasi, la temida policía secreta de la Alemania Oriental, controlaba, pero no conseguía interceptar más que a uno de cada cinco.

Ulbricht
Necesitaban una solución más radical: aislar físicamente Berlín Occidental para impedir la fuga de alemanes orientales, pero a la vez seguir manteniendo el acceso del occidente al oriente en una vía de dirección única.


Las autoridades alemanas del Este habían abogado por esta solución en la década de los cincuenta, de hecho, en mayo de 1961, el líder de Alemania Oriental, Walter Ulbricht, le solicitó formalmente a Moscú que cerrara la frontera, pero la Unión Soviética vetó siempre la medida en favor de una solución diplomática.

Sin embargo, la confrontación del primer ministro soviético, Nikita Jruschov, con el nuevo presidente estadounidense, John F. Kennedy, en junio de ese año 61, seguida por un intransigente discurso televisado de este último a finales de julio en el que dejaba claro que Estados Unidos estaba dispuesto a ir a la guerra para defender Berlín Occidental, el líder del Kremlin finalmente cedió. 


Jruschov le dijo a Ulbricht que tendrían que usar la tensión en las relaciones internacionales para llevar a cabo el “anillo de hierro” y que tendría que hacerse antes de concluir un tratado de paz. El lider soviético estaba tensando la crisis diplomática que él mismo había desencadenado en noviembre de 1958 al emitir un ultimátum a las potencias occidentales para que desalojaran Berlín Occidental o aceptaran un acuerdo de paz que los habría obligado a reconocer lo que consideraban un estado títere soviético ilegítimo: la llamada "República Democrática Alemana".

Jruschov
Pero la construcción del muro tenía que llevarse a cabo con el máximo de los secretos para evitar una salida masiva de gente. Daba así comienzo la "operación rosa", el plan para cortar Berlín Occidental.

“Operación rosa”

La cadena de mando normal fue eludida, y tan sólo unos 60 funcionarios de la RDA sabían de la “operación”.

El jefe de operaciones en tierra era Erich Honecker, número dos en el partido comunista de Alemania Oriental, destinado a convertirse en líder de la RDA una década más tarde. El cierre de la frontera se llevaría a cabo desde un sábado por la noche hasta el domingo por la mañana, para evitar posibles paralizaciones en las fábricas.

A finales de julio la sección de seguridad del partido había calculado que el cierre total requeriría 27.000 días-hombre de trabajo y casi 500 toneladas de alambre de púas. Poco a poco, los materiales para las cercas fueron secretamente trasladados a la capital desde otras regiones fronterizas y unidades policiales. A su vez, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas soviéticas, el teniente general Ariko, se reunió con su homólogo de Alemania Oriental, el mayor general Riedel, para discutir la coordinación del "anillo de hierro" de los tanques soviéticos y alemanes orientales que proporcionaría una fuerza de disuasión a 1,6 kilómetros detrás las unidades de policía.

El 1 de agosto, Ulbricht habló con Jruschov durante dos horas por teléfono. Hablaron de seguridad. Ulbricht estaba preocupado por un embargo económico occidental contra la RDA. Finalmente le dijo a Jruschkov que "Creo que nuestras tropas deberían poner el anillo, pero sus tropas deberían controlarlo". Jruschov luego planteó el estado de las cuatro potencias de Berlín: si la frontera debía rodear el Gran Berlín en lugar de solo los sectores occidentales. Sin embargo, Ulbricht se mantuvo firme; el cerco pasaría por el centro de la ciudad. Y por encima de todo, dijo, “ tiene que suceder rápido". Jruschov confiaba en que Occidente no reaccionaría de forma exagerada. Y acertó.

Kennedy
Para entonces, el lider de la RDA ya tenía una fecha para la construcción del muro: 13 de agosto.

El 12 de agosto, alrededor de las 4 p.m., Ulbricht invitó a los funcionarios del gobierno y del partido, así como al embajador soviético, a su residencia rural en el lago Dölln, al norte de Berlín, para dar un paseo y cenar. A las 9.30 p.m., Ulbricht, repentinamente, los convocó a una sesión de emergencia del Consejo de Ministros para aprobar las medidas de la inminente acción que se iba a llevar a cabo en cuestión de horas..Cuando los invitados se separaron hacia la medianoche, el camino de regreso a Berlín ya estaba lleno de tanques rusos.

Día D hora H y el despiste aliado

En la noche del 13 de agosto de 196 alambre de púas, cercas de malla y postes de concreto, se erigieron rápidamente dentro del sector este, a veces hasta aprovechando farolas y vías de tranvías soldados para hacer barreras improvisadas. De esta forma, la Cortina de Hierro que separaba a Berlín se empezó a cerrar brusca y dramáticamente.

Cuatro días más tarde, ante la pasividad occidental, las autoridades de Alemania del Este comenzaron a construir una estructura más permanente de bloques de cemento y losas de hormigón: el Muro de Berlín propiamente dicho.

Sátira del beso entre Brézhnev y Erich Honecker en el 30 aniversario de la RDA.
Así, la RDA ponía fin con un golpe maestro al éxodo humano en marcha desde 1945, que había alcanzado proporciones epidémicas en el verano de 1961: uno de cada seis alemanes del este se habían ido al oeste, la mayoría vía Berlín (se estima que 3.5 millones de alemanes orientales huyeron de la RDA hacia la RFA, aproximadamente el 20% de la población de la Alemania oriental).

El secreto de la operación fue vital para levantar el muro, aunque la red de espías funcionó, al menos en parte. Los estadounidenses tenían un superespía del Kremlin, Oleg Penkovsky, que el 9 de agosto supo de la acción inminente pero no pudo transmitir la información hasta después del evento. A la CIA, ya en otoño de 1957, le habían llegado rumores de un posible cierre de fronteras. La Inteligencia británia llegó a conclusiones similares en febrero de 1959.

Pero parece que en 1961 los analistas de la CIA estaban más obsesionados con lo que sucedería si los soviéticos intentaban repetir el bloqueo de 1948 para expulsar a los aliados de Berlín occidental atacando las vías de acceso.

Muerte de Peter Fechtter
También hubo informes de acaparamiento de alambre de púas, pero esto tampoco era nuevo. El problema era una sobrecarga de información. La inteligencia de los aliados occidentales no encontraron evidencia de la acción inminente.

Tras la construcción del muro solo visitó y protestó enérgicamente ante él el entonces alcalde de la ciudad Willy Brandt, que incluso convocó una manifestación que reunió a 300.000 berlineses occidentales. La reacción occidental fue pasiva en un principio y lenta después: pasó casi un día hasta la aparición de las fuerzas militares en la frontera; casi dos hasta que se comunicaron con el comandante soviético de Berlín; y tres días hasta que protestaron ante la diplomacia de Moscú.

La apostilla final vino del presidente norteamericano John F. Kennedy: "Un muro es no muy agradable, pero es muchísimo mejor que una guerra", dijo John F. Kennedy. Berlín se dio por perdido.

La caída del muro

El Muro de Berlín (“muro de seguridad” según el este o “muro de la vergüenza” según el oeste) estuvo levantado desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989, es decir, veintiocho años después de su construcción.

Caída del Muro
Fue el símbolo más conocido de la Guerra fría y de la división de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial.

A la ciudad de Berlín en su interior la dividían 45 kilómetros de muro y otros 115 kilómetros la rodeaban por su parte oeste aislándola de la RDA.

No se sabe exactamente el número de personas que fallecieron al intentar escapar a través del muro, pero la Fiscalía de Berlín considera que fueron más de 200 personas, incluyendo 33 que fallecieron como consecuencia de la detonación de minsa.

El muro estaba formado por: 41,91 km de una altura de 3,60 m.; 58,95 km prefabricado de una altura de 3,40 m.; 68,42 km de alambre de espino con una altura de 2,90 m.; 161 km de calles iluminadas; 113,85 km de vallas; 186 torres de vigilancia; y 31 puestos de control; de los 156,4 km de frontera con Berlín Oeste, 64 km del recorrido estaban en áreas edificadas, 32 km en zonas boscosas, 37,95 en descampados y 37,95 km en ríos y lagos.

La policía fronteriza de Alemania del Este tenían órdenes de impedir por todos los medios la evasión de cualquiera que intentara cruzar el muro, eso incluía el tirar a matar.



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