La Escuela de Salmanca fue la primera corriente de pensamiento de carácter económico, moral y jurídico que debatió los problemas de la mentalidad neo-mercantilista generada en Europa tras el descubrimiento del Nuevo Mundo.
El grupo magistral de filósofos que allí trabajó desarrolló un marco institucional basado en el respeto de los derechos individuales, el mercado, el comercio pacífico y los límites del poder político que influyó en la vida cultural en general y en otras universidades europeas.
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Universidad de Salamanca |
Contexto
La Edad Moderna supuso una ruptura y un cambio importante frente al pensamiento religioso medieval en torno al hombre en sociedad y su relación con dios y con el mundo gracias a la aparición del humanismo, la reforma protestante y los descubrimientos geográficos y sus consecuencias.
En España, dentro del amplio contexto del Siglo de Oro y su importante eclosión de las artes, se inscribe la aparición de la Escuela de Salamanca donde hubo un renacimiento en diversas áreas del pensamiento teológico escolástico (durante los siglos XVI y XVII) cuya labor docente e intelectual intentó abordar los problemas del nuevo orden social y económico desde puntos de vista más cercanos al hombre y los problemas y desafíos morales generados por las nuevas situaciones pero intentando no rivalizar con la teología, y en particular con la doctrina tomista (de Tomás de Aquino).
Los fundadores de la escuela salmantina, que fueron fundamentalmente teólogos y juristas a cuya cabeza estuvo el clérigo dominico Francisco de Vitoria, pero también Domingo de Soto, Juan de Mariana, Diego de Covarrubias, Luis de Alcalá, Martín de Azpilicueta, Tomás de Mercado o Francisco Suárez, se les considera que fueron los que sentaron las bases del pensamiento liberal contemporáneo cuyos temas de estudio se centraron principalmente en el hombre y su relación con la moral, la economía y la justicia.
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Francisco de Vitoria |
Ellos desarrollaron un marco institucional basado en el respeto de los derechos individuales, el mercado, el comercio pacífico y los límites del poder político. Además se les considera los padres de la economía actual ya que la mayoría de sus principios siguen aceptándose hoy. Estos teólogos tuvieron una importancia decisiva en el Concilio de Trento, ya que sus pensamientos estaban a la cabeza intelectual de Europa.
Temas de estudio
Los temas tratados fueron muchos y en un periodo muy amplio, por tanto, los expertos distinguen dos escuelas con la misma raíz: la de los salmaticenses, que comienza con Francisco de Vitoria y llega a su máximo esplendor con Domingo de Soto, todos ellos pertenecientes a la orden de los dominicos; y los coimbricenses, que tomaría el relevo de los anteriores desde el siglo XVI y que estaría formada por jesuitas como Luis de Molina o Francisco Suárez.
La característica común de los pensadores salmanticenses fue la defensa del Iusnaturalismo: idea jurídica por la cual las relaciones internacionales deben ser regidas por normas éticas y por principios derivados de la ley natural. Así, crearon una filosofía de la ley, de acuerdo con la razón y sometida a la moral, es decir, los temas de estudio se centraron principalmente en el hombre y sus problemas prácticos tanto morales como económicos o jurídicos, etc. Sin embargo, no se trató de seguir una única doctrina, sino más bien de debatir cuestiones desde diferentes puntos de vista, que ocasionaron una enorme vitalidad intelectual y agrios debates.
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Luis de Molina |
Una idea revolucionaria entre las desarrolladas por los salmanticenses es que se puede hacer el mal aunque se conozca a Dios, y se puede hacer el bien aunque se le desconozca. Es decir, la moral no depende de la divinidad. Vitoria explicó esta paradoja apelando al libre albedrío humano en detrimento del pecado original y de la gracia otorgada por Dios.
Los derechos naturales del hombre pasaron a ser, de una u otra forma, el centro de atención, tanto los relativos al cuerpo (derecho a la vida, a la propiedad) como al espíritu (derecho a la libertad de pensamiento, a la libertad, la igualdad o la dignidad). Puesto que el hombre no vive aislado sino en sociedad, la ley natural no se limita al individuo, decían.
La Escuela de Salamanca distinguió dos potestades, el ámbito natural o civil y el ámbito sobrenatural (que en la Edad Media no se diferenciaban), así, el rey o emperador no tiene jurisdicción sobre las almas, ni el Papa poder temporal. Por tanto, en una sociedad los gobernantes serían los administradores, pero donde el poder reside en el conjunto de los administrados considerados individualmente porque los hombres nacen libres por su propia naturaleza y no siervos de otro hombre por lo que pueden desobedecer e incluso deponer a un gobernante injusto ya que el poder político no pertenece a ninguna persona en concreto, es contractual porque la comunidad se forma por el consenso de voluntades libres. La consecuencia de esta teoría contractualista es que la forma de gobierno natural es la democracia y no la oligarquía o la monarquía que surgen como instituciones secundarias, que son justas si las ha elegido el pueblo.
Probablemente Francisco de Vitoria fue el primer pensador en desarrollar una teoría moderna sobre el “ius getium” o “derecho de gentes” donde subrayaba que las relaciones entre estados debían pasar de estar justificadas por la fuerza a estar justificadas por el derecho y la justicia.
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Martín de Azpilicueta |
Puesto que la guerra es uno de los peores males que puede sufrir el hombre, los integrantes de la Escuela razonaron que no se puede recurrir a ella bajo cualquier condición, sino sólo para evitar un mal mayor y no sin antes haber agotado todas las vías de diálogo. Una vez la guerra ha comenzado no vale todo, como atacar inocentes o matar rehenes, hay límites morales a la actuación. Consideraban que eran injustas las guerras expansionistas, de pillaje, para convertir a infieles o paganos, por la gloria, etc.
España fue la única nación europea en la que un nutrido grupo de intelectuales se planteó la legitimidad de la conquista de América en lugar de intentar justificarla por motivos tradicionales. No eran aceptables, decían, las bulas de Alehadro VI (conocidas en conjunto como las Bulas de donación) ya que no eran un título válido de dominio de las tierras descubiertas. Tampoco eran aceptables el primado universal del emperador ni un sometimiento o conversión obligatorios de los indios. No se les podía considerar pecadores o poco inteligentes, sino que eran libres por naturaleza y dueños legítimos de sus propiedades.
Cuando los españoles llegaron a América no portaban ningún título legítimo para ocupar aquellas tierras que ya tenían dueño. Sin embargo, Vitoria también analizó si existían motivos que justificarían algún tipo de dominio sobre las tierras descubiertas, y las encontró: la comunicación entre los hombres, que constituyen en conjunto una sociedad universal; o el “ius peregrinandi et degendi”, el derecho de todo ser humano a viajar y comerciar por todos los rincones de la tierra, independientemente de quién sea el gobernante o cuál sea la religión de cada territorio. Por ello, si los indios no permitían el libre tránsito, los agredidos tenían derecho a defenderse y a quedarse con los territorios que obtuvieran en esa guerra: Por su parte, los indios podían rechazar voluntariamente la conversión (motivo de guerra justa) pero no impedir el derecho de los españoles a predicar o si los soberanos paganos fuerzan a los conversos a volver a la idolatría.
Los estudios que más fama han dado a la Escuela de Salamanca han sido sin duda sus investigaciones sobre la economía. Por ello, desde hace relativamente poco tiempo esta escuela ha sido calificada como la fundadora de la ciencia económica actual. La Escuela de Salamanca no llegó a elaborar una doctrina económica completa, pero estableció las primeras teorías económicas modernas para afrontar los nuevos problemas del hombre. Sin embargo, no hubo continuación desde finales del siglo XVII, y muchas de sus aportaciones acabaron olvidadas para ser redescubiertas décadas después.
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Fray Luis de León |
Los salmaticenses intentaron analizando los hechos económicos desde una perspectiva ética o mora y relacionándolos con la ley natural basada en la libre circulación de personas, bienes e ideas. Esto implicaba que los comerciantes no sólo no eran moralmente reprobables, sino que llevaban a cabo un servicio importante para el bienestar general. Así también, la propiedad privada tiene el efecto beneficioso de estimular la actividad económica, y con ello el bienestar general. Por tanto, los propietarios tienen no sólo derecho de propiedad sobre el bien sino que también, lo que es ya un rasgo moderno, tienen derecho exclusivo a los beneficios que pudieran derivarse del bien, aunque éstos pudiesen beneficiar a la comunidad.
Defendieron también el libre mercado, donde el precio justo venía dado por la oferta y la demanda. También justificaron el cobro de un interés (la usura que la Iglesia veía tan mal) ya que la persona que recibía el préstamo obtenía un beneficio a costa del dinero obtenido, el interés se podía considerar como una prima por el riesgo del prestatario a perder su dinero, además, porque el prestatario perdía la posibilidad de utilizar el dinero en otra cosa.
Otras aportaciones fueron la defensa de la competencia, la libertad económica, la naturaleza dinámica de los mercados. Su gran hallazgo, para la macroeconomía moderna, fue la formulación de la teoría cuantitativa del dinero, tratándose de una relación entre la abundancia de moneda y el aumento del nivel de precios y, por influencia de esa teoría, la del intercambio de divisas.
Otros integrantes de esta Escuela también trataron las ciencias naturales, la poesía (Fray Luis de Leon), la música, las matemáticas , la astronomía o la geografía.
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Juan de Mariana |
Influencia
La influencia salmaticense se dejó notar en otros países puesto que muchos de los componentes de la Escuela dieron clases en universidades de fuera de España, en Europa y América, y también al uso de la tecnología de la imprenta, que permitía publicar y difundir gran cantidad de libros. Sin embargo, por la evolución política posterior, en España no interesaba seguir por los caminos marcados por los profesores de Salamanca. Pero sus planteamientos fueron cayendo en completo desuso para terminar desapareciendo a finales del siglo XVII.
Su reconocimiento internacional ha sido muy tardío, pues las naciones protestantes (mayoría entre las que han escrito la ciencia a partir del siglo XVIII) no aceptaron de buen grado reconocer las avanzadas ideas de unos teólogos tomistas. Siglos más tarde, aunque no exista conexión directa entre ellos, la Escuela Austriaca rescató y resaltó sus principios liberalistas.
Poco a poco su labor se va rescatando del olvido. Ya a mediados del siglo XX, se reivindica su aportación al origen de la ciencia económica e incluso muchos economistas han llegado a afirmar que los autores de la Escuela de Salamanca serían dignos merecedores del calificativo de fundadores de la economía científica.
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