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EL NÚMERO PI: UN VIAJE A TRAVÉS DE LA ETERNIDAD MATEMÁTICA

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 El número π (pi) es uno de los conceptos matemáticos más enigmáticos y fascinantes que existen. Este número irracional ha cautivado a matemáticos, científicos y filósofos durante milenios, ya que representa no solo una constante matemática fundamental, sino también un símbolo de los misterios del universo y la naturaleza misma de las matemáticas.  ¿Qué es el número Pi? Pi es la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro. Esto significa que, sin importar el tamaño del círculo, la longitud de la circunferencia siempre es aproximadamente 3,14159 veces el diámetro. Esta relación se simboliza con la letra griega π y se conoce desde la antigüedad, aunque su precisión y comprensión han avanzado a lo largo de los siglos. El número Pi es un número irracional , lo que significa que no puede expresarse exactamente como una fracción simple. Además, su expansión decimal es infinita y no periódica , es decir, sus dígitos no siguen ningún patrón repetitivo, lo que añade una capa d

CONQUISTA ESPAÑOLA DE AMÉRICA: ¿GENOCIDIO?, UNA PERSPECTIVA HISTORICA

El genocidio significa querer acabar de forma consciente con un grupo determinado de personas por motivos étnicos, religiosos y/o políticos, etc. 


En ningún caso en la época de la conquista española de América interesaba acabar con los pobladores indígenas, ya que entre otras cosas se hubiesen quedado sin mano de obra para trabajar, pero es que además, desde el primer momento, hubo leyes que les protegieron porque se les considera súbditos de la corona. 


Cristobal Colón



Día de la Hispanidad y Columbus


En los últimos años, en Estados Unidos, se está denostando a los colonizadores y descubridores españoles de la gesta americana, incluido Colón, que apenas pasó del caribe, derribando sus estatuas, placas, etc. argumentando que eran esclavistas.  





Este debate quizás viene alimentado por décadas de mala o falta de información del mundo latinoamericano emigrado al norte del continente 


Los expertos e investigadores de este tema apuntan que Colón era un hombre de su tiempo con las virtudes y defectos que ello conlleva, al igual que Hernán Cortés o Pizarro y demás conquistadores y descubridores. 

Sobre Cristóbal Colón coinciden en indicar que fue un gran marino y navegante (aunque pésimo gobernador) pero cuyo mérito principal, y por el que se le debe de encumbrar, fue el hecho de iniciar una nueva época de exploraciones. Nadie hasta entonces se había atrevido a realizar la travesía del Atlántico de ida y vuelta, por lo menos de forma oficial y dejando constancia de ello por escrito. 


Por tanto, querer analizar y explicar hechos del siglo XV y XVI con ojos de ahora y en la órbita de la Carta de los Derechos Humanos, es un error.  


Esclavistas en ese momento fueron todos los países que emprendieron una conquista o una ocupación de otro territorio ajeno al suyo hasta bien entrado el siglo XIX. E incluso, los propios indígenas del territorio americano también eran esclavistas en tanto en cuanto pertenecieran a sociedades más o menos poderosas como los aztecas, los incas, los mexicas, etc. 


Isabel "la Católica"
La inquina actual pues del derribo de los símbolos de la conquista del continente americano por parte de los españoles viene produciéndose posiblemente por buscar un “chivo expiatorio” al exterminio de la población nativa de América del Norte y porque esos símbolos no se corresponden con los anglosajones. 



Por otra parte, parece ser que la iniciación de esta falsa dialéctica de si hubo genocidio o no por parte de España habría que buscarla, dicen los expertos, en el momento en que la caída del muro de Berlín en 1991, es decir, cuando el marxismo deja de ser el enemigo a batir como durante la Guerra Fría.  

Así, había que pasar a otro combate y a otro enemigo, real o no, y se encuentra en la celebración al año siguiente, 1992, del 500 aniversario de la llegada de Colón a América.  


Entonces se establece un combate artificial entre la defensa de las poblaciones indígenas y la defensa de la actuación, en este caso española, en América. Es decir, se puso de moda en ese momento el indigenismo, pero en contraposición al legado y la herencia española.  


Esta preocupación. de carácter político, por los pueblos indígenas, es muy reciente. Baste mencionar que no fue hasta 1994 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas decretó establecer el 9 de agosto día de los pueblos indígenas, o que la Carta de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas es del año 2007. 


Hernán Cortés


Por ello, esto nada tiene que ver, subrayan los expertos, con el hecho histórico del descubrimiento de América que se celebra el 12 de octubre como Día de la Hispanidad y que en Norteamérica tomó el nombre de Columbus Day. 


Esta celebración apoya un hecho histórico y por tanto debería de contemplarse desde un punto de vista universal y no sólo hispánico ya que fue el día en el que cambió la historia del mundo y empezó una etapa nueva de la historia.  

Aunque la llegada de Colón no se quiera ver como un descubrimiento, argumentando que posiblemente otros llegaron antes y que ya estaba poblada, en realidad los pueblos que la habitaban desconocían la existencia de muchos de sus “vecinos”. Por tanto, América como un todo, con unas referencias comunes surge cuando llegan allí los españoles. América hoy no se entiende sin los pueblos nativos, pero tampoco sin la colonización española, tanto en el norte como en el sur. 


Por otro lado, aunque hubo luces y sobras, puntualizan los historiadores, la aportación española tuvo un marcado carácter positivo y de continuidad. Se basó fundamentalmente en la cultura: por ejemplo, se crearon pronto escuelas y hospitales y se fundó en la República Dominicana la primera universidad del continente en 1538, a la que le siguieron otras en México, Perú, etc; en la lengua: hoy día el idioma español es hablado en el continente americano por unos 600 millones de personas); y en el mestizaje: algo que no ocurrirá nunca con ningún otro país del mundo en ninguna época. 


La incultura, es pues, el peor enemigo.  


Pizarro


¿Hubo genocidio? 


Aún a día de hoy no se conocen las cifras exactas de cuantos nativos había en el continente americano a la llegada de Colón, pero sí se sabe, por estudios que se han realizado, que a principios del siglo XX en Estados Unidos había sólo un 5% de población indígena, mientras que en el resto del continente americano el porcentaje era del 44%. 


España no cometió genocidio como tal, esgrimen los investigadore, sólo hay que ver el mapa antropológico de la américa española donde lo que predomina es el mestizaje, los matrimonios mixtos, cosa que ningún otro tipo de colonización se dio. Los territorios americanos conquistados y descubiertos fueron incorporados a la monarquía hispánica como uno más y sus pobladores considerados súbditos y no esclavos. 


Desde el primer momento quien estuvo detrás de la conquista de América fue la corona de Castilla, y esta, desde sus inicios, con la reina Isabel “la Católica” a la cabeza, tiene la conciencia nuy clara de que está allí para evangelizar y ese es el motivo por el que no hay esclavitud en América por parte de los españoles. 

 

Precisamente, en una época y un mundo esclavista, la novedad con la conquista española de América llega porque estos territorios se incorporan a la monarquía española no como una colonia para extraer exclusivamente sus productos o para proporcionar mano de obra esclava sino que los territorios americanos pasan a formar parte de la corona española (en los primeros momentos de Castilla) y sus habitantes considerados súbditos libres de la corona de Castilla por tanto no se les puede esclavizar y trabajarán con unos horarios y con un sueldo con instrucciones muy claras de la reina católica.  


Desembarco de Colón
Por tanto, desde el principio existió ese respeto hacia los nativos que luego se reflejarán en las llamadas Leyes de Indias. 


Lo que diezmó, en definitiva, a la población india fueron claramente las enfermedades que los españoles llevaron al continente americano desde Europa, las guerras de conquista y el trabajo duro al que fueron sometidos algunos nativos por no estar acostumbrados a ello. 


La leyenda negra de España en América, por tanto, vendría por una razón interesada anglosajona, principalmente, y asistida por los escritos de Bartolomé de la Casas que tuvieron un amplio y rápido eco en Europa gracias a la invención hacía poco tiempo de la imprenta utilizándolos los detractores de España en su favor. 


A Bartolomé de las Casas se le escuchó ampliamente por parte de la corona española y se tomó nota enseguida para corregir esos aspectos negativos de la conquista. Sin embargo, otros imperios conquistadores nunca tuvieron su “Bartolomé de la Casas”, es decir, una persona que abogara en favor de los nativos y atacara a su propio país colonizador. 


Es evidente que esas leyes no tuvieron a veces esos efectos positivos deseados y por tanto abusos también hubo. 


Leyes de Burgos de 1512
Leyes de indias                                                                  Hay que remontarse a los primeros años de la llegada de los españoles a América para darse cuenta de la importancia que otorgaba la corona española, a los derechos de los indios y la abolición de la esclavitud para estos, por ser considerados sus súbditos, con normas muy claras ya en 1501 o 1504. Incluso, Isabel “la Católica” introdujo una cláusula en su testamento en la cual decía suplicar y encargar a su hija Juana, entonces su sucesora, y a sus herederos, que velasen por el buen tratamiento de aquellos sus súbditos de las Indias. Además, desde los primeros momentos fomenta el mestizaje al alentar los matrimonios mixtos por al considerar a los pobladores nativos iguales a los españoles, eso sí, convertidos previamente al cristianismo, que era el motivo principal por el que se estaba allí, para evangelizar. 

 

No obstante, serían las Leyes de Burgos de 1512 la base legal fundamental de esos principios. 

 

Las grandes extensiones de tierra del Nuevo Mundo conquistadas a partir de 1492 hicieron proliferar las encomiendas, es decir, los grupos de colonos que se juntaban para crear instituciones socioeconómicas en determinados lugares donde prevalecían por fuerza sobre los indígenas ofreciéndoles una supuesta protección y tierras a cambio de un rendimiento laboral. 

 

Pero las injusticias y los abusos se produjeron de inmediato esclavizando al indiano en provecho de los encomenderos. 

 

Fernando el Catlólico

La situación llegó a tal punto que pocos días antes de la Navidad de 1511, el fraile dominico Antonio de Montesinos, respaldado por toda su comunidad religiosa, pronunció un sermón ante las autoridades de La Española que atacaba duramente el sistema de la encomienda y cuestionaba la legitimidad de la soberanía castellana sobre aquellas tierras. Su denuncia y la polémica que desató tuvieron amplio eco en España. 

 

Estos hechos no beneficiaban en nada a la conquista y colonización castellana que podía ser deslegitimada en base a las bulas papales de Alejandro VI donde se mostraba que era imprescindible la cristianización de aquellas regiones, pero no el maltrato. 

 

La consecuencia inmediata fue que el rey Fernando el Católico, muerta ya su esposa Isabel, reunió en diciembre de 1512 en Burgos, donde residía la Corte en ese momento, a los más importantes juristas y teólogos españoles de la época, consejeros de los monarcas y responsables máximos de la política indiana, además de una representación de la voz crítica, con Montesinos al frente, y algunos partidarios de la encomienda, para debatir sobre este asunto. Por lo mucho que importaba al reino, tanto el rey como el cardenal Cisneros siguieron muy de cerca estas reuniones, además de todos los implicados directamente en el gobierno de las Indias, como el obispo Juan Rodríguez de Fonseca. 


Antonio Montesinos

El que una potencia conquistadora se autocriticase y revisase su propia actuación sin denuncia ni presión extranjera previa. fue sin duda un hecho que no había tenido ningún precedente similar en la historia de la humanidad.                                                                                                                       Después de veinte sesiones, en la Sala Capitular del Convento Dominico de San Pablo, el 27 de diciembre de 1512 se promulgaron las Reales Ordenanzas dadas para el buen regimiento y tratamiento de los indios, más conocidas como Leyes de Burgos, que constaban de 35 artículos, a los que se sumaron cuatro preceptos dictados el 28 de julio de 1513 en Valladolid. Esta legislación estableció disposiciones para regular y mejorar el régimen de las encomiendas y dio un gran protagonismo a la figura del visitador o encargado de vigilar el cumplimiento de las leyes. 

 Qué se aprobó 

 

Las llamadas Leyes de Burgos fueron jurídicamente el primer código legislativo establecido por la monarquía española para el Nuevo Mundo.


Sello conmemorativo del 500 aniversario 

Estaba compuesto por 35 leyes que se conocen también como Ordenanzas dadas para el buen regimiento y tratamiento de los indios. Su particularidad radica en que este cuerpo legislativo fue el primero que se dictó para el Nuevo Mundo con orden expresa de que se imprimiera al instante y se divulgara lo ampliamente posible. 

 
En el conjunto de las Leyes de Burgos se insiste en los indios eran hombres libres, se les podía obligar a trabajar pero que este fuera tolerable y con un salario junto, aunque se permitía en especie; el buen trato al indio, concediéndoles un descanso de cuarenta días después de cinco meses de trabajo; debían ser bien alimentados con carne; se prohibía cargarles y hacer trabajar a las mujeres embarazadas a partir del cuarto mes y se la exoneraba del trabajo, solo tareas domésticas, hasta que el niño hubiera cumplido tres años; tampoco estaba permitido el trabajo a los menores de catorce años; había que darles casa, hamacas y vestidos. Se les impedía, de otro lado, sacarse sangre, pintarse y emborracharse; se prohibía encarcelarlos o golpearles con palos o látigos; se justificaba la guerra de conquista si los indios se negaban a ser cristianizados o evangelizados. 

 
Espiritualmente se ordenaba construir templos en todas partes, de modo que pudieran oír misa con facilidad los domingos y días festivos; se haría el adoctrinamiento con dulzura, la enseñanza cristiana sería obligatoria a todos los indígenas, sacramentos gratuitos, bautizo a los recién nacidos, monogamia y matrimonio regular, evitándolo entre los parientes; y registros de nacimientos y defunciones. 

 

Se nombró también a dos visitadores e inspectores entre los vecinos más antiguos para vigilar el cumplimiento de las Leyes. 

   

En el plano teórico, las Leyes de Burgos pretendieron mejorar el tratamiento dado a los indios, suavizar sus obligaciones laborales, regular sus condiciones de vida y velar por su evangelización y enseñanza, sin discutir en ningún momento que los indios eran libres u no sujetos a servidumbre como ya se había establecido en 1503. 


Tampoco se cuestionó en estas reuniones la encomienda, considerada de acuerdo con las leyes divinas y humanas y justa en virtud de la donación papal, el cual les había otorgado el derecho de explotación. 


Leyes de Indias
Las consecuencias 


Pero en la práctica, aún con la aplicación de estas ordenanzas, los abusos en la población indígena continuaron dado el poder de los encomenderos y las grandes extensiones donde debía de ser vigilada su aplicación. 


De hecho, los dominicos que no quedaron contentos con la forma de llevar a cabo lo que se había aprobado en las Ordenanzas, siguieron protestando. Gracias a ello, consiguiendo la aprobación de nuevas mejoras en las Leyes de Valladolid del año siguiente, 1513, sobre todo referentes a las mujeres y los niños indios. 


Sin embargo, y a pesar del escaso alcance de la aplicación, las Leyes de Burgos constituyeron el embrión de una nueva teoría filosófica, teológica, jurídica y social que determinó el nacimiento del Derecho Internacional y el reconocimiento de los Derechos Humanos. 


No obstante, el debate del status jurídico de los indios no quedó ahí y fue continuado en una siguiente generación que profundizó sobre la misma cuestión y que fue conocido con el nombre de polémica de los naturales o justos títulos, que la Junta de Valladolid materializó a través del dictado de las Leyes Nuevas en 1542. 


Posteriormente, todos estos derechos se afianzarían en las llamadas Leyes de Indias, que fueron un conjunto de legislaciones promulgadas por la corona española en el siglo XVII durante el reinado de Carlos II para regular y normalizar la vida social, laboral, política y económica del imperio español de ultramar, fundamentalmente recopilando las Leyes de Burgos, las Leyes Nuevas y las Ordenanzas de Alfaro de 1612. 


Todo ello estuvo vigente hasta su independencia de España en el siglo XIX.







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