Los Medici no sólo fueron una rica, poderosa e influyente familia que gobernó Florencia durante tres siglos, también unos importantes mecenas del Renacimiento.
Se convirtieron en los primeros grandes coleccionistas de arte moderno de la historia y bajo su protección estuvieron artistas como Da Vinci o Miguel Ángel.
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Giovanni de Medici |
Usura y devoción
La extraña relación entre el arte y las grandes sumas de dinero que se pagan por él, si el artista está cotizado, no es algo nuevo sino que proviene del Renacimiento. Fue precisamente en esa época cuando las obras maestras y el mercado se dieron cordialmente la mano.
Los Medici fueron una familia florentina del Renacimiento que se hizo en poco tiempo espectacularmente rica y poderosa. Entre sus miembros más influyentes destacan cuatro papas (León V, Clemente VII, Pío IV y León XI), dos reinas de Francia (Catalina y María de Médici) y numerosos dirigentes florentinos.
Pero no sólo utilizaron el dinero para influencias políticas y de poder en Florencia, sino también para convertirse en grandes mecenas de los mejores pintores, escultores y arquitectos de su época no sólo de Florencia sino de Italia y de Europa.
La historia de los Medici se empieza a relacionar con los préstamos, origen de su fortuna, cuando Giovanni di Bicci de Medici creó el primer banco Medici en Florencia en 1397 y que tuvo gran éxito y prosperó enormemente gracias a sus reglas, especialmente la de no prestarle a la realeza, pues nunca devolvía el dinero.
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Puerta del Paraíso |
La Puerta del Paraiso
Pero sus miembros eran cristianos devotos sujetos a las leyes de la Iglesia, y eso presentaba un profundo dilema ya que según la Biblia la usura, el préstamo de dinero, era pecado mortal. A medida que crecían sus riquezas su temor crecía por la amenaza de la condenación eterna de los prestamistas. Sin embargo, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia del Renacimiento, podías salvarte del infierno patrocinando una gran obra de arte o arquitectura.
Para ello tuvieron una gran oportunidad cuando el gremio de los tejedores de Florencia organizó un concurso en 1401 para el Baptisterio, una basílica menor en la que hasta el siglo XIX todos los católicos de la ciudad eran bautizados, consistente en construir el mejor cuarterón para la puerta norte cuyo tema fue el sacrificio de Isaac por Abraham en el Antiguo Testamento.
El ganador fue el escultor y orfebre italiano Lorenzo Ghiberti quien tardó más de veinte años en realizar completamente el encargo. Fue la obra cumbre del autor y una de las producciones más destacadas del Renacimiento. Como era completamente dorado le fue puesto el sobrenombre de Puerta del Paraíso y adquirió gran popularidad entre la población y críticos como Vasari la calificarían como “la obra de arte más fina jamás creada”. Después de la inundación de Florencia en 1966, la puerta fue sustituida por una réplica y los paneles originales fueron restaurados y se conservan en el Museo dellOpera del Duomo.
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Cosme el Viejo |
La oportunidad para la salvación celestial de los Medici, y también de paso para lavar su nombre en la sociedad que les acusaba de codicia, vendría de la mano de esta Puerta del Paraíso ya que Giovanni di Bicci pertenecía al comité que patrocinó el concurso (la obra fue concluida cinco años antes de que él muriera).
Un monasterio
El hijo de Giovanni, Cosme el Viejo, expandió el banco Medici en toda Europa. Cosme fue un genio político que convirtió a los Medici en la familia más poderosa de Florencia, pero estaba también decidido a hacer todo lo posible para borrar definitivamente la mancha de la usura de la reputación de su familia.
Así, en la década de 1430, el Papa le prometió a Cosme la redención si financiaba la construcción del Monasterio de San Marco, una oportunidad que no desaprovechó. Era habitual que los extremadamente ricos donaran una capilla o unos frescos, pero en este caso, Cosme de Medici pagó por la construcción de todo un monasterio. Fue un acto de patrocinio privado sin precedentes y así Cosme el Viejo quiso salvar su alma eterna.
Cosme el Viejo incluso tuvo una celda propia en el monasterio donde encargó a Benozzo Gozzoli una pintura con los Reyes Magos llevándole regalos a Jesús, una metáfora que indicaría que también, como su familia, en la Biblia había hombres ricos buenos, los Magos de Oriente.
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Lorenzo el Magnífico |
Los Medici se obsesionaron tanto con sus nuevos héroes, que se unieron a una fraternidad que celebraba a los Tres Reyes Magos. Querían que toda Florencia compartiera su devoción y cada 6 de enero una gran procesión salía por las calles de Florencia. Cientos de personas vestidas con colores brillantes y llevando animales -monos, babuinos, tigres, guepardos- recreaban el viaje de los Reyes Magos a Belén.
Pero en el Palazzo Medici, en la capilla privada, lejos de las miradas indiscretas, había un espectacular fresco adornando la capilla, obra del mismo artista Benozzo Gozzol, cuyo tema era el mismo que en San Marco, el viaje de los Reyes Magos, pero en este caso sin asomo de austeridad ni de culpa por sus riquezas.. Era un resplandor de color y llena de oro.
Cosme el Viejo patrocinó a notables artistas como Donatello y Fra Angélico. Pero su mayor patrocinio fue a Brunelleschi para realizar la obra más importante de la época, la cúpula de la catedral de Santa María del Fiore.
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La batalla de los centauros |
Una Academia
El nieto de Cosme el Viejo, Lorenzo el Magnífico, desterraría para siempre cualquier rastro de culpa de los Medici por ser y parecer el hombre más rico y poderoso de Florencia.
Bajo su mecenazgo trabajaron artistas como Sandro Botticelli, Andre Verrocchio, Domenico Ghirladaio y Leonardo Da Vinci. También patrocinó y apoyó a poetas y humanistas de la talla de Marsilio Ficino, Cristoforo Landino, Angelo Poliziano y Giovanni Pico dela Mirandola, todos ellos miembros de la Academia Platónica Florentina fundada por Cosme de Médici.
Pero la principal “adquisición” de los Médici a través de la historia fue Miguel Ángel, un arquitecto, escultor y pintor —considerado uno de los mejores en los tres campos—, quien produjo una serie de obras para distintos miembros de la familia, comenzando con Lorenzo el Magnífico.
Lorenzo de Medici, que tuvo una esmerada educación clásica y era un gran amante del , preocupado por la caída de los estándares del arte florentino del Renacimiento, se le ocurrió de fundar una academia de arte moderno (pagano en lugar de religioso) en su propio jardín. Allí fue donde tomó bajo su ala a Miguel Ángel, entonces un joven genio de 15 años. De esa época es una de las únicas dos esculturas que hizo Miguel Ángel, "La Batalla de los Centauros", que no tiene ninguna referencia religiosa.
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Savonarola |
Lorenzo de Medici había dado lugar al nacimiento del arte secular de Europa occidental reviviendo la antigua Roma en una Florencia cristiana con sus propios dioses del arte..
La caída de los “dioses”
Después de la muerte de Lorenzo “el Magnífico”, en 1492, los Medici tuvieron su particular “bestia negra” en la forma de un monje fanático llamado Girolamo Savonarola que hizo todo lo posible para derribar y destruir todo el arte pagano que los Medici habían creado.
Savonarola organizó inmensas y casi frenéticas fiestas religiosas, conocidas como las hogueras de las vanidades, donde alentaba a todos los habitantes de Florencia a traer sus posesiones más valiosas, incluidas las obras de arte, y quemarlas para la gloria de Dios.
Un sentimiento de terror apocalíptico se apoderó de Florencia, y la gente se volvió contra los Medici que se vieron obligados a huir de la ciudad. Las posesiones y palacios de la familia fueron saqueados, sus obras de arte fueron incautadas o destruidas.
La familia permaneció en el exilio de Florencia durante casi dos décadas, durante las que redirigieron sus energías y fortuna para urdir su poder dentro de la Iglesia. Giovanni se convirtió en el primer Papa Medici -León X- y, en 1512, la familia pudo recurrir al músculo militar papal para volver al poder en Florencia.
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Escudo de los papa Medici |
Pero también quisieron volver para restaurar un poder absoluto de los Medici como dueños y señores de la ciudad destruyendo el sueño de la república florentina. En la década de 1530, Alejandro de Medici llegó al poder para gobernar como un auténtico “reyezuelo” gracias a su fortuna y en 1532 se convirtió en el primer duque de Florencia. Desde entonces gobernaron Florencia como una dinastía aristocrática. Por fin lo habían logrado: habían dejado de ser unos usureros innobles que vivían bajo la amenaza de la condenación eterna.
El apoteosis artístico
Además de contratistas de obras de arquitectura y mecenas artísticos, los Médici fueron prolíficos coleccionistas, reuniendo multitud de obras que hoy forman la colección central de la Galeria Uffizi en Florencia. En arquitectura, los Médici son responsables de varios edificios notables en Florencia, incluyendo la Galeria Uffizi, el Palacio Pitti, los Jardines de Boboli, el Velvedere y el Palacio Medici.
Florencia fue pues en el Renacimiento el laboratorio de un gran experimento en el que el arte se hizo más precioso que el oro. Con ello, los Medici revolucionaron el arte y cambiaron el curso de la civilización. La mayor ironía es que lo hicieron para alejarse de sus sucias raíces en el dinero. Pero al final crearon una moneda suprema: la moneda del arte.
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