Que Picasso era un mujeriego impertérrito, es bien sabido. Que eclipsaba y anulaba a sus esposas y amantes, también. Sus relaciones siempre fueron tormentosas, tiranas y en ocasiones, se asegura, con maltrato, mental y físico, incluido.
Una de estas relaciones tormentosas y tortuosas fue la que tuvo con la fotógrafa francesa Dora Maar durante casi una década.
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Dora Maar
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La etapa de Dora
Cuando Picasso iniciaba una nueva relación amorosa, casi invariablemente, comenzaba una nueva etapa artística en su obra.
A sus esposas (dos) y amantes conocidas (cinco) las plasmó en algunos de sus mejores cuadros reflejando su fuerza creadora y lo que le inspiraban.
Picasso era un torbellino arrollador, tierno y romántico, cuando quería ganarse a una mujer. Pero también era capaz de destruir sus relaciones cuando se cansaba de ellas con desprecio y olvido absoluto hundiéndolas. Muchas de sus parejas acabaron suicidándose o con problemas psicológicos.
El pintor malagueño podía ser también tirano y maltratador mientras vivían juntos, como pasó, al parecer, con Dora Maar.
Dora (Tours, 22 de noviembre de 1907 - París, 16 de julio de 1997) y Picasso se conocieron cuando ella tenía 29 años y él 55.
Su padre, Joseph Markovitch (Marković), era un arquitecto croata y su madre, Julie Voisin, una violinista francesa.
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Dora y Picasso
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Era una familia culta y cosmopolita que viaja mucho, de hecho, Dora vivió en Argentina desde los tres a los veintitrés años. Y por eso también, hablaban en francés y español.
Dora era una persona callada, orgullosa, muy inteligente y de una ironía fina a veces teñida de cierta maldad, indican los expertos en su vida. Le gustaba disfrazarse de épocas pasadas, algo que se hace patente en muchos de sus “collages”.
Pronto se emancipó, pero a la vez, se convirtió en un referente de la sociedad parisina.
Cuando Dora Maar conoció a Pablo Picasso en 1935, él era ya un artista mundialmente famoso, pero ella también era conocida en Francia por su trabajo fotográfico. Pronto conectaron.
Ella vivía cerca de él y colaboraban en ocasiones. Al final se convirtieron en amantes. Cuando los padres de Dora se enteraron, se opusieron fervientemente a su relación con Picasso.
Según algunos biógrafos, Dora Maar fue la más intelectual e influyente de las musas de Picasso y que este no sólo se sintió atraído por su belleza, sino también por su chispa dramática.
Durante los siguientes ocho años formaron pareja y colaboraron en algunos proyectos, aunque Picasso continuó su relación con Marie-Thérèse Walter.
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Dora Maar
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Picasso pintó a Dora Maar como a sus otras musas. La inmortalizó en “La Mujer que Llora”, obra de 1937. Algunos describen este cuadro como un retrato de Maar, pero ella siempre insistió en que nunca había posado para Picasso para ningún cuadro, aunque reconoció que él usó elementos de su apariencia en este.
El final de Dora
En 1945 a Picasso ya no le interesaba Dora Maar. Ella empezó a mostrar un comportamiento extraño y paranoico (tenía ataques de histeria e imaginaba que perdía cosas). Además, Françoise Gilot había aparecido en la vida del pintor malagueño dos años antes.
La separación provocó a Dora una profunda depresión y una crisis nerviosa. Ingresó en el hospital de Sainte-Anne y le aplicaron electroshock. Paul Éluard, en aquel momento el mejor amigo de Dora, acusó a Picasso de hacerla sufrir demasiado y le pidió que la sacara de allí.
Varios testimonios, al parecer, confirman que Dora Maar era maltratada por Picasso tanto psicológicamente como físicamente, entre ellos, un chófer que relata como el pintor subió un día a Maar al coche ya inconsciente.
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Trabajos fotográficos de Dora Maar
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A pesar de todo, los biógrafos aseguran que, a pesar de la larga lista de mujeres en la vida de Picasso, ella fue una de las que más le importó.
Cuando todo acabó entre ellos, Dora Maar se fue a vivir a Menébes, en la Provenza francesa. Sin embargo, Dora no aceptó la separación con resignación. Gritaba y estaba furiosa. Toda esa rabia la encauzó pintando. Durante años se encerró en su estudio.
Murió a los 89 años (1997) completamente sola. A su entierro solo acudieron siete personas. En su testamento dejó todos sus bienes a su padre y a un monje. Estos se componían de 130 Picassos y la mayoría de sus fotografías. Ella había vendido algún Picasso cuando se había sentido en apuros económicos, pero siempre con el permiso de éste.
Dora Maar, la artista
Aunque Dora Maar fue por derecho propio una gran fotógrafa y pintora, como ocurre en muchos otros casos, ella ha sido siempre más conocida por su relación romántica con Pablo Picasso. Hoy se la reconoce un talento notable.
Gran parte de sus primeros trabajos en Francia fueron fotografías de moda. Sus mejores imágenes son muy dramáticas. Las yuxtaposiciones son a menudo peculiares y también lo es la forma en que usaba la luz y la oscuridad. Pero otras tienen un halo bastante divertido.
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Pintura de Dora Maar
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Las imágenes de moda fueron solo una parte del trabajo de Dora Maar. En Barcelona hizo fotos de personas hambrientas en circunstancias desesperadas. También fotografió a algunos de los 30.000 habitantes de "la Zone", un barrio marginal alrededor de París.
Dora se situaba políticamente a la izquierda y en la Gran Depresión su trabajo documental sobre la difícil situación de los pobres era importante para ella: tenía vínculos con la radical Asociación de escritores y artistas revolucionarios.
En la década de 1930, en el apogeo de las revistas ilustradas semanales y mensuales, le proporcionó a Dora un medio de ganarse la vida. Le permitió jugar con imágenes vanguardistas y experimentales. Estaba involucrada con el surrealismo. También circulaba en varias revistas de arte y eróticas.
Dora se sentía atraída por la muerte y así, experimenta con los objetos desproporcionados como un recurso que desestabilizaba nuestra realidad.
Como fotógrafa, grabó a Picasso trabajando en varias fases del "Guernica" (1937).
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