DESEMBARCO DE ALHUCEMAS (1925): EL PRIMER DESEMBARCO ANFIBIO MODERNO DE LA HISTORIA

Sobre la Tierra, dicen los científicos, han sucedido cinco extinciones masivas biológicas. La última, hace más de sesenta millones de años por el impacto de un enorme meteorito que acabó con las 3/4 partes de la vida en el planeta, incluidos los dinosaurios.
Sin embargo, los investigadores que estiman que se producirá otra nueva extinción masiva, la sexta, consideran que esta no ocurrirá por un meteorito o un fenómeno natural (vulcanismo, cambios en la configuración de los mares, etc) sino que tendrá como único responsable al ser humano y su degradación del medio ambiente.
Precisamente, el cambio profundo en el medio ambiente del planeta (cambio del clima, de la química del suelo, derretimiento de los polos, contaminación del aire, deforestación, desaparición de especies....) es algo que tuvieron en común y por lo que se produjeron todas las extinciones pasadas.
Se habla, pues, de extinción masiva no como algo lejano por venir, sino como un fenómeno que se está produciendo desde hace ya tiempo y a un ritmo 10.000 veces más rápido de lo normal.
Por ejemplo, con respecto a la desaparición de especies biológicas (unas mueren y otras surgen), este es un proceso totalmente natural que se lleva a cabo a lo largo de periodos de millones de años. Es lo que los científicos llaman una "extinción normal".
Sin embargo, en las extinciones masivas, plantas y animales desaparecen de manera catastrófica.
Existen investigaciones que parece que han demostrado que sólo en el último siglo desaparecieron casi 200 especies de vertebrados, cuando ese mismo número, en situaciones normales, habrían tardado en extinguirse 10.000 años.
Además, en el mismo periodo de tiempo, casi 9.000 de esas especies perdieron tanto población como distribución geográfica.
Según los cálculos de esas investigaciones, la sexta extinción masiva, acabará con entre el 70 y 90% de los animales y plantas del planeta.
No todos los científicos están de acuerdo en que haya comenzado ya la sexta extinción, pero creen que “estamos en el borde”. Para los que la dan por empezada, advierten que el periodo de maniobra para emprender acciones que impidan que esta tenga lugar irremediablemente está en torno a las dos o tres décadas próximas.
Las consecuencias de esta nueva extinción son obvias si se siguen perdiendo especies a este ritmo, se colapsará la cadena biológica, por lo que a largo plazo amenazará la existencia del propio ser humano.
Nuestra existencia, aseguran, está claramente en peligro, sin embargo, por extraño que nos suene, eso no significa que sea el fin del planeta Tierra ya que este ya existió muchos miles de millones de años antes de que apareciera la especie humana.
Además, dicen los ecologistas, que si los humanos desapareciéramos estarían desapareciendo los mayores depredadores de la historia (cuando nosotros llegamos se perdió el rol en el ecosistema), por lo cual, posiblemente la vida en la Tierra se reactivaría de forma exponencial.
Si nosotros nos extinguiésemos, los científicos hablan de que habría otra especie dominante, aunque no todos coinciden en apuntar cual.
Por número podrían ser los insectos, sin embargo, no son menos numerosos los microbios. Estos último no sólo seria por su número y biomasa, sino porque se adaptan y viven en cualquier tipo de hábitat y llevan poblando la Tierra hace unos 3.500 millones de años.
No obstante, más allá de teorías, parece que la evolución es algo muy difícil de predecir.
Algunos investigadores más atrevidos se aventuran a ir más allá sobre qué le ocurrirá a la raza humana en un periodo de unos 100-200 años aproximadamente.
Piensan que las de ahora tal vez seamos de las últimas generaciones Homo Sapiens como consecuencia del avance de la tecnología y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Nos tocaría, por tanto, morir o evolucionar en el nuevo escenario donde se impondrán unas nuevas reglas porque las máquinas nos superarán.
Es decir, la vida que se avecina romperá con el reino orgánico para dar paso a la creación de la primera generación de vida inorgánica.
No obstante, a los humanos, explican estos científicos, les quedará su tesoro más preciado: el cerebro.
Habrá pues vida humana (orgánica) sobre la Tierra, pero muy diferente a la de ahora. Más que evolución humana, nos hablan de que habrá un paso evolutivo en la raza humana.
El cerebro, aseguran, será el brazo ejecutor de esa inteligencia humana, pero sin necesidad de que le asista el cuerpo ya que este no sólo no le será útil en ese nuevo escenario, sino que ha demostrado que de por sí necesita constantemente de mantenimiento y reparaciones para sobrevivir (prótesis, gafas, audífonos, operaciones, medicamentos, etc).
Quien manda en nuestro organismo es el cerebro, el cuerpo sólo le sirve, pero serán cada vez más débiles, por tanto sustituibles. Por ende, si desaparece nuestro cuerpo, y por tanto no muere, llegaríamos a ser inmortales.
De ello habla precisamente la Teoría de la Singularidad, la cual establece que una máquina muy potente y capaz de superarse a sí misma, sin necesidad de la intervención humana, es decir, la Inteligencia Artificial, disparará su mejoramiento en las próximas décadas y superará al ser humano ampliamente.
Los seguidores de esta corriente dicen que este camino ya ha empezado gracias a la red global y a los ordenadores personales, lo cual ha propiciado desde los inicios del siglo XXI otra revolución industrial.
La “singularidad” será pues el punto en el que todo convergerá, y se atreven a dar una fecha, a partir del año 2030.
Afirman que para entonces los ordenadores estarán a la altura de la inteligencia humana puesto que habrá asimilado y dominarán el lenguaje natural y otros tipos de inteligencia, algo en lo que ya se trabaja desde hace tiempo.
Estas máquinas, nos dicen, no sólo harán las cosas que hacen los humanos, sino que lo harán mejor y al final nos fusionaremos con ellas, entrarán en nuestros cuerpos y nuestros cerebros y nos harán más sanos y, más inteligentes.
Con ello, podremos multiplicar nuestra capacidad intelectual por mil millones, según sus cálculos. Y esto será así porque se añadirá inteligencia no biológica a nuestro cerebro.
¿Sexta extinción?
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