CLEOPATRA VII: ENTRE LA HISTORIA Y EL MITO

No hay evidencia histórica confiable que sugiera que Cleopatra VII fuera de raza negra. Por el contrario, si es más preciso decir que era de ascendencia griega puesto que gobernó Egipto como parte de la dinastía ptolemaica.  

Los relatos históricos describen a Cleopatra como una mujer atractiva y carismática, pero no se hacen menciones específicas sobre su raza o etnia, no obstante, también es posible que tuviera ancensros egipcios, sin que eso signifique que fuera negra.

Cleopatra VII

Fisionomía

Cleopatra VII fue el último gobernante de la dinastía ptolemaica que gobernó Egipto desde el 51 aC - 30 aC. La historia la ha hecho famosa por su belleza y sus amoríos con los líderes romanos Julio César y Marco Antonio. Sin embargo, ella fue mucho más, inteligente y muy astuta políticamente.

Se calcula que Cleopatra nació en el 69 aC - 68 aC. Era hija del rey Ptolomeo XII Auletes y probablemente de la reina Cleopatra V Trifena, pero de esta última no con total seguridad, ya que pudo haberlo sido de una esposa secundaria de su padre.

No existe una descripción física precisa de Cleopatra basada en datos históricos o fuentes contemporáneas. La mayoría de las representaciones de Cleopatra que han llegado hasta nuestros días son obras de arte creadas mucho después de su muerte y pueden haber sido idealizadas o estilizadas para enfatizar ciertas características o cualidades. 

Algunas fuentes antiguas describen a Cleopatra como hermosa e inteligente, pero no proporcionan detalles específicos sobre su apariencia física exacta. Según las monedas y estatuas que se han encontrado de Cleopatra, esta está representa con rasgos faciales griegos, como la nariz recta y afilada, los pómulos altos y una frente amplia. También se la muestra con el cabello recogido en un estilo griego y con una vestimenta típica helenística. Algunas monedas incluso muestran su perfil, lo que permite ver con más detalle sus rasgos faciales. No obstante, es importante tener en cuenta que estas representaciones pueden haber sido idealizadas o modificadas por razones políticas o culturales.

A Cleopatra se le ha atribuido tradicionalmente una belleza excepcional; sin embargo, los más recientes grabados, monedas y dibujos hallados dan testimonio de que su encanto debía radicar más en su personalidad que en su aspecto físico puesto que en ellos aparece como una mujer pequeña, sobre el metro cincuenta de estatura, de complexión gruesa, una nariz prominente y con una cara no muy agraciada.

Cleopatra VII

Así pues, el mito de una reina que deslumbraba a sus súbditos por su belleza parece estar en desacuerdo con estas recientes investigaciones y casi con seguridad debido a las actrices que le dieron vida en las mega-producciones de Hollywood como Elizabeth Taylor, Vivien Leigh o Sofía Loren. 

Pero también esa imagen de mujer fatal puede deberse a varias obras interesadas, y por descontado negativas, de la historiografía romana por sus amores con el poderoso emperador romano Julio César, y luego con su general Marco Antonio, que pervivió en la literatura medieval y renacentista posterior. 

Un Marco Antonio que tampoco sale muy bien parado físicamente en estos hallazgos. Un pequeño denario de plata romano, del año 32 aC, perteneciente a una colección de la Sociedad de Anticuarios de Newcastle en el Reino Unido, muestra a la reina egipcia con mentón puntiagudo, labios finos y una nariz prominente mientras Marco Antonio aparece en el reverso de la moneda con ojos saltones, cuello grueso y nariz aguileña.

Además, para alimentar aún más la polémica sobre Cleopatra, un equipo de arqueólogos de la Academia Austriaca de las Ciencias, que cree haber hallado la tumba de su hermana Arsínoe en Éfeso (Turquía) indican que su madre debía tener un esqueleto "africano", ya que no su padre, por lo que también la última reina de Egipto, en caso de haber sido hija de esta reina, tendría también una mitad africana, que no necesariamente negra.

Cleopatra VII

Personalidad

A parte de los mitos, Cleopatra VII fue una figura histórica interesante y compleja. Se dice que tenía una personalidad muy carismática y se sabe que era una persona muy inteligente, astuta y ambiciosa, además de tener una gran habilidad para la política y la diplomacia. También era muy culta y hablaba varios idiomas. 

Cleopatra tenía varios hermanos: Berenice IV y Cleopatra VI, mayores que ella, y otros tres menores: Arsínoe IV y Ptolomeo XIII y XIV (con estos dos últimos se casaría sucesivamente ya que la ley ptolemaica permitía el matrimonio regio entre hermanos). A todos ellos se les dio una educación puramente griega, según costumbre de la dinastía a la que pertenecían.

Los historiadores mantienen que Cleopatra fue la primera de esta dinastía que aprendió a hablar el idioma egipcio, aunque también conocía el griego (por la procedencia de su familia), el hebreo, el sirio, el arameo y posiblemente el latín. Su aprendizaje consistió en la enseñanza de literatura, música, ciencias políticas, matemáticas, astronomía y medicina. Además tenía fama de poseer modales dulces y refinados y una sugerente voz, cosas que hacían de ella una mujer muy seductora según Plutarco.

Aunque efectivamente a Cleopatra también se le ha descrito como una mujer muy seductora y apasionada, y se dice que utilizó sus encantos para manipular a hombres poderosos y conseguir lo que quería, también esta imagen popular de Cleopatra puede ser una exageración o una invención posterior.

La última reina ptolemaica

Cleopatra VII es una de las figuras más importantes en la historia del antiguo Egipto. Como última reina de la dinastía ptolemaica, su reinado fue un momento de gran turbulencia política en el que se enfrentó a las ambiciones de Roma y al declive del poder egipcio.

A pesar de las controversias que rodean su vida, Cleopatra ha de ser estudiada bajo el prisma de su inteligencia, su habilidad política y su ambición, que la llevaron a luchar por el poder y la independencia de su país hasta el final. 

En cuanto a su legado histórico, Cleopatra es vista como un símbolo del esplendor y la grandeza de la civilización egipcia, pero también como una figura controvertida y enigmática, que sigue fascinando a historiadores, artistas y escritores de todo el mundo. Su reinado y su muerte marcaron el final de la dinastía ptolemaica y el comienzo de una nueva era en la historia de Egipto, en la que el país se convirtió en una provincia del Imperio romano.

A pesar de los esfuerzos de arqueólogos e historiadores, la tumba de Cleopatra y su amante Marco Antonio sigue sin ser encontrada. Hay varias teorías sobre su ubicación, pero ninguna ha sido confirmada. Según la leyenda, Cleopatra fue enterrada junto a Marco Antonio en un mausoleo en Alejandría, Egipto, pero la ubicación exacta de este mausoleo sigue siendo desconocida. A lo largo de los años, se han llevado a cabo diversas búsquedas y excavaciones en Alejandría en busca de la tumba de Cleopatra, pero hasta el momento no ha habido éxito.

Sabhitko, uno de los faraones negros

Los "faraones negros"

Pero efectivamente, aunque es bastante improbable que Cleopatra VII fuera de raza negra,  durante la época del Imperio Nuevo (c. 1550-1069 a.C.) en el antiguo Egipto, hubo faraones que se consideraban a sí mismos de origen nubio, una región que actualmente se encuentra en Sudán. Estos faraones son conocidos como los "faraones negros" (o también reyes de Nubia o Kush) debido a ese origen nubio.

Los "Faraones Negros" gobernaron en el sur de Egipto y en Nubia desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo IV d.C. En el año 730 a.C., el rey de Nubia, Piankhi, invadió y conquistó el Alto Egipto, estableciendo así la 25ª Dinastía, también conocida como la Dinastía Napata. 

Durante los siguientes 100 años, los faraones nubios gobernaron sobre todo Egipto, llegando incluso a conquistar el Delta del Nilo y expandir su territorio hasta el sur de Palestina.

 Los faraones más famosos de este período son probablemente Piye y Taharqa, quienes gobernaron durante la dinastía XXV y expandieron el imperio hacia el sur del río Nilo.

Sin embargo, la dinastía Napata y su sucesora, la dinastía Meroítica, desaparecieron misteriosamente en el siglo IV d.C. No se sabe con certeza qué sucedió, pero se cree que pudieron haber sido invadidos y conquistados por pueblos vecinos, como los axumitas de Etiopía o los romanos. La influencia cultural y política de los "faraones negros" en la historia de Egipto y de la región del Nilo en general, sin embargo, se ha mantenido presente hasta nuestros días.