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"EL RATONCITO PÉREZ": UN CUENTO MÁGICO QUE PERDURA EN EL TIEMPO
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El Ratón Pérez es un cuento infantil que perdura en el tiempo y sigue siendo amado por niños y adultos. Nos enseña la importancia de la solidaridad y nos transporta a un mundo mágico donde los sueños se hacen realidad.
Hoy en día, los amantes del Ratón Pérez pueden visitar su Casa-Museo en Madrid, una experiencia nostálgica para el público de cualquier edad.
Tradición oral
La tradición vinculada con la caída de los dientes de leche de los niños varía en diferentes partes del mundo. A lo largo de la historia, muchas culturas han desarrollado rituales y creencias en torno a este acontecimiento importante en la vida de los infantes.
Algunas de las tradiciones populares relacionadas con la caída de los dientes de leche en diferentes países son, por ejemplo:
- el Ratón Pérez se sitúa en España y varios países hispanohablantes: aquí, según la historia popular, los niños deben colocar sus dientes de leche debajo de la almohada antes de dormir. Durante la noche, el Ratón Pérez visita sus hogares, recoge el diente y lo reemplaza por un pequeño regalo o una moneda.
- el Hada de los dientes es popular en (Estados Unidos y varios países anglosajones: los niños colocan sus dientes de leche debajo de la almohada antes de acostarse, y el hada viene durante la noche, e igualmente, como en el caso anterior, recoge el diente y lo sustituye por una moneda o un regalo.
- el Trowulan está vinculado a la cultura javanesa de Indonesia: los niños que pierden sus dientes de leche deben lanzarlos al tejado de su casa. Se cree que esto traerá buena suerte y garantizará el crecimiento de nuevos dientes fuertes.
- En varios países de Asia, como China, Japón y Corea, la tradición es lanzar los dientes de leche perdidos hacia el cielo o darlos a los ratones o aves. Se cree que esto asegurará que los nuevos dientes crezcan fuertes y sanos, y también se asocia con el deseo de que el niño pueda tener dientes hermosos en el futuro.
Estos son solo algunos ejemplos de las tradiciones relacionadas con la caída de los dientes de leche en diferentes partes del mundo. Cada cultura tiene sus propias creencias y prácticas únicas para celebrar este acontecimiento y marcar el paso de la infancia a la etapa adulta. Estas tradiciones también suelen tener un elemento lúdico y mágico que ayuda a los niños a enfrentar la experiencia de perder sus dientes de leche de manera positiva y emocionante.
Luis Coloma |
El Ratón Pérez pues, como casi todos estos seres mágicos, tiene su origen en las creencias populares de las antiguas sociedades rurales. Su historia se remonta a la Edad Media y está inspirado en relatos orales. Pero en España, el jesuita Luis de Coloma, hizo algo más con el Ratoncito Pérez, lo transformó en un personaje de cuento.
El autor del cuento
Luis Coloma Roldán nació el 9 de enero de 1851 en Jerez de la Frontera. Su padre fue el reconocido médico Ramón Coloma Garcés, quien contrajo segundas nupcias con Concepción Roldán. A los doce años, ingresó a la Escuela Naval preparatoria de San Fernando en 1863, pero abandonó para estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla. Durante este tiempo, obtuvo su licenciatura coincidiendo con la trascendental revolución de 1868, hacia la cual mostró una actitud hostil reflejada en sus escritos.
Durante esta etapa, entabló amistad con la ya anciana escritora Fernán Caballero, sobre la cual escribiría algunos Recuerdos. Luego se trasladó a Madrid, donde trabajó brevemente como pasante en el bufete del abogado Hilario Pina. Comenzó a frecuentar tertulias elegantes y colaboró en varios periódicos defendiendo la Restauración de los Borbones, como El Tiempo y El Porvenir de Jerez.
En 1872, sufrió una grave herida de bala en el pecho como resultado al parecer no de un accidente sino de un intento de atentado contra su vida, lo cual fortaleció su decisión de dedicarse al sacerdocio en la Compañía de Jesús. Marchó a Francia con la intención de hacer allí su noviciado y se unió en 1873 al seminario de Châteaux de Poyanne en Las Landas, donde permaneció hasta 1877. Fue ordenado sacerdote en 1874 como miembro de la Compañía de Jesús. Al regresar a España, fue destinado a tareas educativas en diferentes lugares como Sevilla, Galicia, Murcia y Madrid. A pesar de esto, no abandonó el periodismo y se dedicó a la literatura casi a tiempo completo.
La reina María Cristina y su hijo Alfonso XIII |
Coloma pasó de escribir costumbrismo evolucionado y relatos cortos en sus Lecturas recreativas (1884) a la sátira social de su novela Pequeñeces (1891), considerada su obra maestra. La publicación de esta obra, primero por entregas en la revista El Mensajero del Sagrado Corazón de Jesús durante los meses de enero de 1890 a marzo de 1891 y luego en dos volúmenes ese mismo año, generó gran revuelo.
Algunos personajes de la novela se asociaron con personas reales. Pintó un retrato de una alta sociedad viciosa y mundana y de una nobleza colaboracionista con el régimen liberal de la Restauración. El Heraldo de Madrid abrió un concurso de opiniones sobre Pequeñeces y durante quince días publicó críticas e interpretaciones erróneas que molestaron al autor y a la Compañía de Jesús, lo que lo llevó a cultivar temas menos polémicos desde entonces. Entre los que se declararon a favor del autor se encontraban destacados intelectuales como Emilia Pardo Bazán, quien elogió el realismo naturalista de su texto pero criticó la visión moralista del autor. Por otro lado, Juan Valera hizo una crítica adversa señalando supuestas contradicciones en la moralización del padre Luis Coloma.
A pesar de las críticas, las opiniones favorables de autores y críticos de la época como la ya mencionada Emilia Pardo Bazán, Fernán Caballero, José María de Pereda, José Echegaray e incluso Benito Pérez Galdós, quien destacó la habilidad innata de Coloma para crear ambientes y perfilar personajes, fueron mucho más numerosas e importantes que las negativas.
En 1908 Luis Coloma fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua. Falleció en Madrid siete años más tarde.
Como curiosidad cabe mencionar que durante la era franquista, el cine español adaptó numerosas obras de Coloma, demostrando su prolífica influencia en la cultura y la literatura del país de la época.
Placa conmemorativa del Ratón Pérez |
El cuento
A finales del siglo XIX, desde la corte de Madrid, concretamente la reina regente María Cristina, le solicitó al padre Coloma que escribiera un cuento para su hijo, el futuro rey Alfonso XIII, quien entonces tenía ocho años y se le acababa de caer su primer diente de leche. A Coloma se le ocurrió recurrir a la historia del Ratoncito Pérez.
El cuento narra el viaje del pequeño rey Buby, como cariñosamente llamaba María Cristina a su hijo, junto al Ratón Pérez para conocer a sus pequeños súbditos y aprender valores importantes como la valentía, el cuidado de los demás y la generosidad. La aventura se desarrolla en lugares específicos de la villa de Madrid de esa época, como la calle del Arenal y la calle Jacometrezo, entre otros. Desde entonces, el Ratoncito Pérez se convirtió en un personaje muy popular entre los niños españoles.
El texto original de este cuento de Coloma, escrito a mano y encuadernado en piel verde, se encuentra en la Cámara de seguridad de la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid. Fue publicado por primera vez en 1902 y posteriormente se realizaron diversas ediciones y adaptaciones en diferentes países, como Estados Unidos, Japón, Argentina, Colombia, México, Inglaterra, Francia, Italia o China, entre otros, cada uno con su propia versión y tradición.
Una Casita_Museo para conocer a Ratón Pérez
En 2008, se abrieron las puertas de la Casita-Museo de Ratón Pérez, en el edificio de la calle Arenal número 8, donde según el cuento de Coloma nació y vivía este entrañable roedor. Sin duda, un lugar muy especial para aquellos que desean saber más sobre este singular personaje y captar su esencia.
Debido al creciente interés del público, en 2011 la Casita-Museo se amplió significativamente para dar cabida a todos los objetos y recuerdos que Ratón Pérez posee, generando ilusiones en todos los visitantes tanto niños como mayores.
Un lugar mágico, sin duda.
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