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NIETZSCHE Y WAGNER: UNA AMISTTAD APASIONADA Y TORMENTOSA
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Friedrich Nietzsche y Richard Wagner fueron dos de los genios más influyentes y polémicos de la cultura europea del siglo XIX.
Ambos compartieron una profunda admiración mutua, una intensa amistad y una aguda crítica. Su relación fue una de las más apasionadas y tormentosas de la historia intelectual, marcada por el amor, el odio, el respeto y el desprecio.
Nietzsche |
Nietzsche y Wagner se conocieron a finales del año 1868, cuando el joven Nietzsche tenía veinticuatro años, y su admirado Wagner pasaba los cincuenta. Fue la hermana del músico, Ottilie Brockhause, quien invitó a Nietzsche a la velada en la que se produjo el encuentro. Nietzsche era entonces profesor de filología clásica en la Universidad de Basilea y un apasionado de la música. Wagner era ya un compositor consagrado y controvertido, que había estrenado obras maestras como Tristán e Isolda o Los maestros cantores de Núremberg.
El encuentro fue un flechazo intelectual y artístico. Nietzsche quedó fascinado por la personalidad magnética y carismática de Wagner, por su genio musical y por su visión del arte como una forma de redención. Wagner quedó impresionado por la inteligencia, la sensibilidad y la erudición de Nietzsche, por su conocimiento de la cultura griega y por su entusiasmo por su música.
La amistad: 1869-1876
A partir de entonces, se inició una estrecha amistad entre ambos, que se plasmó en frecuentes visitas, cartas y conversaciones. Nietzsche fue invitado a la casa de Wagner en Tribschen, junto al lago de Lucerna, donde conoció a su esposa Cosima, hija del compositor Franz Liszt, y a sus hijos. Allí asistió al estreno privado de El anillo del nibelungo en 1870 y fue testigo del nacimiento del hijo ilegítimo de Wagner y Cosima, Siegfried.
Wagner |
Durante estos años, Nietzsche y Wagner se influyeron mutuamente en sus obras artísticas. Nietzsche dedicó su primer libro publicado, El nacimiento de la tragedia (1872), a Wagner, a quien consideraba el renovador del espíritu trágico griego. En este libro, Nietzsche defendía que el arte nacía de la tensión entre dos impulsos opuestos: el apolíneo, racional y ordenado, y el dionisíaco, irracional y extático. Según Nietzsche, el arte griego había alcanzado su cima con la tragedia ática, que combinaba ambos impulsos bajo la influencia de la música. Pero luego el arte había degenerado por el predominio del racionalismo socrático, que había sofocado el impulso dionisíaco. Lo que se necesitaba ahora era un nuevo arte dionisíaco que rescatara el sentido trágico de la vida. Y ese arte era el que encarnaba Wagner con su música.
Wagner, por su parte, también se inspiró en las ideas de Nietzsche para sus óperas. Aunque ya tenía concebida la idea general de El anillo del nibelungo antes de conocer a Nietzsche, es posible que incorporara algunos elementos de su filosofía, como el papel del destino, la voluntad de poder, el eterno retorno o el nihilismo. También se ha sugerido que el personaje de Parsifal, el héroe de su última ópera, tiene rasgos de Nietzsche, como su búsqueda de la verdad, su compasión por el sufrimiento o su renuncia al amor.
La ruptura: 1876-1888
Sin embargo, la amistad entre Nietzsche y Wagner no duró para siempre. A partir de 1876, se produjo un distanciamiento progresivo entre ambos, motivado por diferencias personales y filosóficas. Nietzsche empezó a sentirse decepcionado y traicionado por Wagner, a quien acusó de haberse vendido al público burgués, de haber renegado de su espíritu revolucionario y de haberse convertido en un falso profeta. También le reprochó su antisemitismo, su nacionalismo alemán y su conversión al cristianismo.
Cosima |
Wagner, por su parte, también se sintió herido y ofendido por Nietzsche, a quien consideraba un ingrato y un traidor. Le molestó que Nietzsche criticara sus óperas, que se burlara de sus ideas y que se alejara de su círculo. También le irritó que Nietzsche se hiciera amigo de algunos de sus enemigos, como el filósofo Paul Rée o la escritora Lou Salomé. Wagner no entendió ni apreció el cambio de rumbo que tomó Nietzsche en su obra posterior.
La ruptura entre Nietzsche y Wagner se consumó con la publicación de dos libros polémicos: El caso Wagner (1888) y Nietzsche contra Wagner (1889). En ellos, Nietzsche atacaba sin piedad a Wagner y a su música, acusándolos de decadentes, enfermizos, falsos, reaccionarios y peligrosos. Nietzsche contraponía su propia filosofía, basada en el vitalismo, el individualismo y el superhombre, a la de Wagner, basada en el pesimismo, el colectivismo y el redentor.
Nietzsche y Wagner se vieron por última vez el 5 de noviembre de 1876. En los años que siguieron, se distanciaron tanto personal como filosóficamente, aunque su hermana Elisabeth mantuvo relaciones amistosas con los Wagner y su círculo. Nietzsche dedicó su próximo trabajo, Humano, demasiado humano (1878), a Voltaire, un ícono del racionalismo francés.
El final: 1888-1900
Nietzsche y Wagner murieron con pocos años de diferencia, pero en circunstancias muy distintas. Wagner murió en 1883 en Venecia, rodeado de fama y gloria. Su funeral fue multitudinario y emotivo. Su música siguió siendo admirada y venerada por millones de personas. Su teatro de Bayreuth se convirtió en un lugar de peregrinación para los amantes de la ópera.
Nietzsche, Paul Ree y Lou Salome |
No obstante, la influencia de ambos sigue siendo palpable en el arte, la filosofía y la historia del siglo XX y su legado aún es objeto de estudio y debate por su relevancia y su complejidad. Su relación fue una de las más ricas y turbulentas de la historia de la cultura, que refleja las tensiones y los desafíos de su época.
Cosima Wagner
Un factor que influyó en la relación de Nietzsche y Wagner fue la figura de Cosima Wagner, la esposa del compositor y la hija del también músico Franz Liszt. Cosima fue una mujer culta, inteligente y ambiciosa, que ejerció una gran influencia sobre Wagner y sobre su obra. También fue una amiga y una confidente de Nietzsche, con quien mantuvo una correspondencia y una complicidad que algunos han interpretado como un amor platónico o incluso como un romance secreto.
Cosima conoció a Nietzsche en 1869, cuando este visitó a Wagner en Tribschen. Desde el principio, se estableció una buena sintonía entre ellos, basada en su admiración por Wagner, su interés por la música y la cultura griega, y su afinidad por Schopenhauer. Cosima apreciaba la inteligencia, la sensibilidad y la originalidad de Nietzsche, y le animaba a seguir sus propios caminos filosóficos. Nietzsche, por su parte, veía en Cosima a una mujer excepcional, a una musa y a una cómplice. Le dedicó sus primeros escritos, como El nacimiento de la tragedia o La filosofía en la época trágica de los griegos, y le confió sus proyectos y sus dudas.
Cosima también fue testigo de los momentos más importantes de la amistad entre Nietzsche y Wagner, como el estreno privado de El anillo del nibelungo o el primer festival de Bayreuth. En sus diarios, que llevó desde 1869 hasta 1930, dejó constancia de las impresiones que le causaba Nietzsche, tanto en lo personal como en lo intelectual. En ellos se puede apreciar el paso del afecto al desdén, del elogio a la crítica, del interés al rechazo.
Wagner y Cosima |
Lo cierto es que Cosima fue una de las personas que más influyó en el cambio de actitud de Wagner hacia Nietzsche. Cosima compartía con Wagner su antisemitismo, su nacionalismo alemán y su conversión al cristianismo. Estas ideas chocaban con las de Nietzsche, que se mostraba crítico con el antisemitismo, el nacionalismo y el cristianismo. Cosima también apoyaba a Wagner en su búsqueda de éxito y reconocimiento social, algo que Nietzsche despreciaba como una forma de decadencia. Cosima también se encargó de difundir entre el círculo wagneriano las burlas y los rumores sobre Nietzsche, como el de su supuesta masturbación excesiva.
Fue, en fin, una mujer que vivió entre dos genios y que marcó sus destinos.
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