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LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA: UNA MARAVILLA PERDIDA
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Los jardines colgantes de Babilonia fueron una obra arquitectónica y botánica que se considera una de las siete maravillas del mundo antiguo. Se trataba de una serie de terrazas escalonadas que estaban cubiertas de plantas y árboles exóticos, y que se elevaban sobre la ciudad de Babilonia, en el actual Irak.
Los jardines colgantes de Babilonia eran una muestra del poder y la belleza del imperio babilónico, y una fuente de admiración y asombro para los visitantes.
Los jardines colgantes de Babilonia eran una construcción artificial que recreaba un paisaje natural en medio de la ciudad. Según las descripciones antiguas, los jardines consistían en una estructura de ladrillo y piedra que tenía varias plataformas o niveles, que se sostenían sobre columnas o pilares. Cada plataforma tenía un sistema de riego que llevaba agua desde el río Éufrates hasta las plantas y los árboles que crecían en ella. El conjunto formaba una especie de montaña verde que contrastaba con el entorno desértico.
Los jardines colgantes de Babilonia tenían una gran variedad de plantas y árboles, tanto locales como foráneos, que creaban un ambiente fresco y agradable. Entre las especies que se mencionan en las fuentes antiguas se encuentran palmeras, cipreses, pinos, olivos, higueras, granados, almendros, rosas, lirios, narcisos o azafranes. Los jardines también albergaban aves y animales, como pájaros, ardillas o monos.
Los jardines colgantes de Babilonia fueron una obra maestra de la ingeniería y la arquitectura antiguas. Su construcción requirió una gran cantidad de materiales, mano de obra y conocimientos técnicos. Según las fuentes antiguas, los jardines fueron construidos por el rey Nabuconodosor, que reinó entre el 605 a.C. y el 562 a,.C, como un regalo para su esposa Amytis, que era originaria de Media, una región montañosa y verde.
Los jardines se organizaron en varias terrazas o niveles, que se elevaban desde los 25 metros hasta unos 75 metros sobre el suelo. Cada terraza tenía un ancho variable según su altura desde unos 50 metros hasta unos 5 metros. Cada terraza tenía un sistema de riego que llevaba agua desde el río Éufrates hasta las plantas y los árboles que crecían en ella. El sistema de riego consistía en una serie de tuberías, bombas, norias y canales que distribuían el agua por gravedad o por presión.
Los jardines colgantes de Babilonia se decoraron con una gran variedad de plantas y árboles, tanto locales como foráneos, que creaban un ambiente fresco y agradable. Las plantas y los árboles se plantaron en macetas o en lechos de tierra que se colocaron sobre una capa de paja o de juntos, que a su vez se colocó sobre una capa de ladrillos o de plomo para evitar las filtraciones de agua. Las plantas y los árboles se podaban y se cuidaban con esmero, para mantener su forma y su color.
¿Qué función tenían los jardines colgantes de Babilonia?
Los jardines colgantes de Babilonia tenían una dimensión tanto estética como funcional. Por un lado, eran un símbolo del esplendor y la riqueza del rey babilónico, que podía crear un paraíso artificial en su ciudad. Los jardines colgantes de Babilonia eran una muestra del poder y la gloria del imperio babilónico, que dominaba gran parte de Mesopotamia y del Oriente Próximo. Por ello, eran también una forma de propaganda política y religiosa que exaltaba la figura del rey como representante del dios Marduk, el dios supremo de Babilonia.
¿Qué misterio rodea a los jardines colgantes de Babilonia?
Los jardines colgantes de Babilonia son una maravilla perdida. Su existencia está rodeada de misterio y controversia. A pesar de ser considerados una de las siete maravillas del mundo antiguo, no hay ninguna evidencia arqueológica que confirme su ubicación exacta, su aspecto real o su destino final.
Los jardines colgantes de Babilonia solo se conocen por las descripciones antiguas, que son escasas y contradictorias. La mayoría de estas descripciones proceden de autores griegos o romanos, que no visitaron personalmente los jardines, sino que se basaron en testimonios indirectos o en leyendas. Algunos de estos autores son Heródoto, Estrabón, Diodoro Sículo, Filón de Bizancio o Quinto Curcio Rufo.
Según los fuentes más aceptadas, los jardines se elevaban sobre una gran plataforma rectangular de unos 120 metros por unos 120 metros. Las terrazas estaban sostenidas por arcos y pilares de ladrillo cocido y cubiertas por una capa de asfalto, otra de cañas entrelazadas, otra de plomo fundido y otra de tierra. Sobre la tierra se plantaban árboles, arbustos y flores de diversas especies, que creaban un efecto de jardín suspendido en el aire.
Para regar las plantas se usaba un sistema hidráulico ingenioso que consistía en una noria accionada por esclavos que extraía agua del río Eufrates y la conducía por unos tubos hasta la terraza más alta. Desde allí, el agua se distribuía por las demás terrazas mediante unos canales o cascadas artificiales. El sistema también servía para refrescar el ambiente y crear un microclima agradable.
Los jardines colgantes de Babilonia eran una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería, que sorprendió y admiró a los visitantes antiguos, y finalmente, eran un símbolo del amor y la belleza, que inspiró leyendas y poemas.
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