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RAFAEL GUASTAVINO: EL ARQUITECTO ESPAÑOL QUE DEJÓ SU HUELLA EN ESTADOS UNIDOS
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Rafael Guastavino fue un arquitecto español que emigró a Estados Unidos en 1881 y que con talento, innovación y adaptación a su nuevo entorno se convirtió en uno de los constructores más influyentes y admirados de su época.
Su legado se puede apreciar en más de mil edificios de todo el país, muchos de ellos emblemáticos de la ciudad de Nueva York, donde dejó su huella con sus impresionantes bóvedas de ladrillo, que combinaban belleza, funcionalidad y resistencia al fuego.
Rafael Guastavino nació en Valencia el 1 de marzo de 1842, en el seno de una familia con tradición musical y artística. Su abuelo materno era constructor de pianos y su tatarabuelo paterno era Juan José Nadal, el arquitecto que diseñó la iglesia arciprestal de San Jaime de Villarreal.
Desde niño mostró interés por la arquitectura y la construcción, y tuvo la oportunidad de observar el rico patrimonio histórico y artístico de su ciudad natal, especialmente la catedral, donde se celebraban las fiestas del Corpus Christi, que le impresionaron por su espectacularidad.
A los trece años empezó a trabajar como aprendiz en un despacho de arquitectura local, donde adquirió los conocimientos básicos del oficio. A los dieciocho años se trasladó a Barcelona para estudiar en la escuela de maestros de obras, donde se formó en las técnicas y los estilos arquitectónicos del momento, desde el neoclásico al ecléctico.
En Barcelona inició su actividad profesional como maestro de obras y constructor, realizando diversos proyectos tanto públicos como privados. Entre ellos destacan la fábrica Batlló (1875), un edificio industrial con una fachada ornamentada con ladrillo visto y cerámica; el Teatro La Massa (1881), una sala circular con una bóveda autoportante de 17 metros de diámetro; o la Escuela Industrial (1883), un complejo educativo con varios pabellones conectados por galerías acristaladas.
En esta época también se interesó por los problemas sociales y sanitarios derivados del crecimiento urbano e industrial, y publicó varios artículos sobre higiene urbana en la revista El Porvenir de la Industria. Asimismo, participó en la Exposición Universal de Filadelfia de 1876, donde presentó algunos planos de sus edificios y el proyecto «Mejora de las condiciones sanitarias en las ciudades industriales», por el que obtuvo una medalla de bronce.
Fábrica Batlló |
Ante estas dificultades, decidió emprender una nueva vida en Estados Unidos, donde esperaba encontrar mejores oportunidades y reconocimiento. En 1881, partió hacia Nueva York con Paulina, su hijo Rafael y las dos hijas de ella. Así comenzó la segunda y más exitosa etapa de su carrera.
Consolidación y reconocimiento
Rafael Guastavino llegó a Estados Unidos con la ilusión de triunfar como arquitecto y constructor, pero pronto se dio cuenta de que no iba a ser fácil. Se encontró con un país en plena expansión y transformación, donde la demanda de edificios era enorme, pero también la competencia y la regulación. Además, tuvo que enfrentarse a las barreras del idioma, la cultura y el clima, así como a las crisis sanitarias, como la epidemia de fiebre amarilla que azotó Nueva York en 1882.
Oyster Bar Estación Central de Trenes de N. York |
Este sistema consistía en la construcción de arcos y bóvedas mediante la superposición de capas de ladrillos o baldosas unidas por una fina capa de mortero. Este método permitía crear estructuras ligeras, resistentes y económicas, que además tenían propiedades aislantes y acústicas. Guastavino había aprendido esta técnica en España, donde se había usado desde la antigüedad, pero la perfeccionó y la adaptó a las necesidades y los gustos estadounidenses. 8
En 1885, patentó su sistema bajo el nombre de Guastavino system o Guastavino fireproof construction, y fundó su propia empresa: la Guastavino Fireproof Construction Company. A partir de entonces, empezó a recibir encargos cada vez más importantes y prestigiosos, tanto públicos como privados, que le permitieron demostrar las ventajas y la belleza de su sistema.
Cúpula Biblioteca Pública de Boston |
Su fama se extendió por todo el país y recibió elogios tanto de la crítica como del público. Se le consideraba un maestro de la construcción, un artista del ladrillo y un genio de la ingeniería. Su sistema se convirtió en un referente para otros arquitectos e ingenieros, que lo adoptaron o lo imitaron en sus proyectos. Incluso se publicaron libros y artículos sobre su método, como The Art of Constructive Architecture (1909) de William R. Ware o The Tiled Arch System of Construction (1910) de William B. Mundell.
Guastavino no sólo trabajaba por encargo, sino que también diseñaba sus propios edificios, como la Iglesia Episcopal de San Pablo (1897) en Cambridge o la Casa Club del Country Club (1902) en Brookline. Además, participaba activamente en la vida social y cultural de su entorno, siendo miembro de varias asociaciones profesionales y artísticas, como el American Institute of Architects o el National Arts Club. También mantenía contacto con sus compatriotas españoles e hispanoamericanos residentes en Estados Unidos, apoyando sus iniciativas culturales y benéficas.
Bóveda del Puente de Queensboro |
Rafael Guastavino murió el 1 de febrero de 1908, a los 65 años, en su casa de Long Island. Fue enterrado en la capilla que él mismo había construido en Asheville, junto a su esposa Paulina, que había fallecido dos años antes. Su hijo Rafael le sucedió al frente de la empresa familiar, que siguió realizando obras con el sistema Guastavino hasta 1962.
Obras más destacadas y representativas
Rafael Guastavino dejó un legado arquitectónico impresionante, que se puede admirar en más de mil edificios de todo Estados Unidos, especialmente en la ciudad de Nueva York, donde realizó más de doscientas obras. Entre ellas se encuentran algunos de los edificios más emblemáticos y visitados de la ciudad, como la Estación Central de Trenes, el Museo Americano de Historia Natural, la Catedral de San Juan el Divino o el Puente de Queensboro. A continuación se describen algunas de sus obras más destacadas y representativas, tanto por su valor histórico como por su belleza artística.
- La Estación Central de Trenes (Grand Central Terminal) es una de las estaciones ferroviarias más famosas y concurridas del mundo, situada en el corazón de Manhattan. Fue inaugurada en 1913 y es un ejemplo de la arquitectura Beaux-Arts, con una fachada monumental y un interior majestuoso. Rafael Guastavino participó en la construcción de la estación, realizando las bóvedas del vestíbulo principal y del comedor Oyster Bar. Estas bóvedas son de forma elíptica y están decoradas con motivos geométricos en tonos verdes y amarillos. Su diseño permite crear un efecto acústico curioso: si dos personas se sitúan en los extremos opuestos de la bóveda y hablan en voz baja, pueden escucharse perfectamente.
- El Museo Americano de Historia Natural (American Museum of Natural History) es uno de los museos más importantes y visitados del mundo, dedicado a la exploración y la divulgación de la naturaleza y la cultura. Fue fundado en 1869 y ocupa un complejo de varios edificios conectados entre sí. Rafael Guastavino participó en la construcción del museo, realizando las bóvedas del auditorio Theodore Roosevelt Memorial Hall y del vestíbulo del ala sur. Estas bóvedas son de forma semiesférica y están decoradas con motivos florales y animales en tonos rojos y azules. Su diseño permite crear un ambiente acogedor y elegante, que contrasta con la magnitud y la diversidad de las colecciones expuestas.
- La Catedral de San Juan el Divino (Cathedral of St. John the Divine) es la catedral episcopal más grande del mundo y una de las iglesias más impresionantes de Nueva York. Su construcción comenzó en 1892 y aún no ha terminado, por lo que presenta una mezcla de estilos arquitectónicos, desde el románico al gótico. Rafael Guastavino participó en la construcción de la catedral, realizando las bóvedas del crucero y del coro. Estas bóvedas son de forma ojival y están decoradas con mosaicos dorados que representan escenas bíblicas y símbolos cristianos. Su diseño permite crear un efecto luminoso y espiritual, que invita a la contemplación y al recogimiento. 16
- El Puente de Queensboro (Queensboro Bridge) es uno de los puentes más emblemáticos y fotografiados de Nueva York, que une Manhattan con Queens sobre el río East. Fue inaugurado en 1909 y es un ejemplo de la ingeniería civil, con una estructura metálica suspendida por cables sobre dos pilares. Rafael Guastavino participó en la construcción del puente, realizando las bóvedas que cubren los accesos al puente desde ambos lados del río. Estas bóvedas son de forma circular y están decoradas con ladrillos rojos y blancos que forman patrones geométricos. Su diseño permite crear un contraste entre lo antiguo y lo moderno, entre lo sólido y lo ligero, entre lo terrenal y lo celestial.
El sistema constructivo de Rafael Guastavino se basa en el uso del arco de baldosas o bóveda catalana, una técnica milenaria que se originó en el Mediterráneo y que se difundió por Europa y América. Consiste en la construcción de arcos y bóvedas mediante la superposición de capas de ladrillos o baldosas unidas por una fina capa de mortero. Este método tiene varias ventajas y características que lo hacen único y valioso:
- Es un sistema ligero, que reduce el peso de la estructura y permite crear espacios amplios y diáfanos, sin necesidad de columnas o vigas intermedias. Esto facilita la distribución y la iluminación de los espacios, así como la ventilación y la acústica.
- Es un sistema resistente, que soporta grandes cargas y presiones, tanto verticales como horizontales. Esto permite crear formas variadas y complejas, desde arcos planos hasta bóvedas esféricas, pasando por cúpulas, casetones o nervios. Además, es un sistema resistente al fuego, ya que el ladrillo y el mortero no se queman ni se deforman con el calor.
- Es un sistema económico, que ahorra materiales y mano de obra, ya que se utiliza poco ladrillo y mortero, y se requiere poca habilidad para colocarlos. Además, es un sistema ecológico, ya que utiliza materiales naturales y reciclables, que no generan residuos ni contaminación.
- Es un sistema estético, que aporta belleza y personalidad a los edificios, ya que el ladrillo y la baldosa ofrecen una gran variedad de colores, texturas y formas. Además, el sistema permite crear motivos decorativos con los propios ladrillos o baldosas, o con la incorporación de otros elementos como la cerámica, el vidrio o el metal.
El sistema constructivo de Rafael Guastavino es un legado arquitectónico de gran valor histórico, artístico y cultural, que merece ser conservado y difundido. Por ello, existen varias iniciativas e instituciones que se dedican a estudiar, documentar y proteger su obra, como el Proyecto Guastavino de la Universidad de Columbia o la Fundación Rafael Guastavino. Asimismo, existen varias rutas y visitas guiadas que permiten conocer y admirar sus edificios en distintas ciudades de Estados Unidos.
Rafael Guastavino fue un arquitecto excepcional cuya obra es una muestra de la diversidad y la riqueza del patrimonio arquitectónico estadounidense así como del intercambio cultural entre España y Estados Unidos. Por ello, su nombre merece ser recordado como el arquitecto de las bóvedas.
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