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GUANCHES: LOS ANTIGUOS HABITANTES DE LAS ISLAS CANARIAS
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Los guanches fueron los antiguos habitantes de las islas Canarias, un archipiélago situado en el océano Atlántico frente a la costa africana.
Su origen y cultura son objeto de debate y misterio, ya que se trata de un pueblo que vivió aislado del resto del mundo hasta la llegada de los europeos en el siglo XV.
Un pueblo bereber
Los guanches eran un pueblo de origen bereber, es decir, descendiente de los antiguos pobladores del norte de África. Se cree que llegaron a las islas Canarias entre el siglo I a.C. y el siglo I d.C., aprovechando las corrientes marinas y las condiciones climáticas favorables. Se desconoce el motivo de su migración, pero se han propuesto varias hipótesis, como la búsqueda de nuevas tierras, la huida de la presión romana o la influencia de navegantes fenicios o cartagineses.
Los guanches se asentaron en las siete islas principales del archipiélago: Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro. Cada isla desarrolló su propia organización social, política y religiosa, aunque existían algunos rasgos comunes. Los guanches vivían en cuevas o en casas de piedra y barro, se dedicaban al pastoreo de cabras y ovejas, a la agricultura de cereales y tubérculos, y a la pesca y la recolección. Su alimentación se basaba en la carne, la leche, el gofio (harina tostada), las frutas y las verduras. Su vestimenta consistía en pieles de animales, tejidos de lana o algodón, y adornos de conchas, huesos o piedras. Su lengua era el guanche, una variedad del bereber, que se conserva en algunos topónimos, apellidos y palabras del español canario.
Islas Canarias |
Los guanches tenían una estructura social jerárquica, dividida en clases o estratos. La clase dominante era la de los nobles o menceyes, que eran los jefes de cada territorio o cantón, y que ejercían el poder político, militar y religioso. La clase intermedia era la de los achimenceyes, que eran los parientes o aliados de los menceyes, y que desempeñaban funciones de consejeros, guerreros o sacerdotes. La clase baja era la de los achicaxnas, que eran los campesinos, pastores o artesanos, y que constituían la mayoría de la población. Existía también una clase marginal, la de los guanartemes, que eran los esclavos, prisioneros o desterrados, y que carecían de derechos y libertades.
Bereberes |
Cultura y religión
Los guanches tenían una religión politeísta, es decir, que creían en varios dioses y diosas, que representaban las fuerzas de la naturaleza, los astros, los antepasados o los fenómenos sobrenaturales.
El dios principal era Achamán, el dios del cielo, el sol y la luz, que era el creador y el padre de los guanches. La diosa principal era Chaxiraxi, la diosa de la tierra, la fertilidad y la maternidad, que era la madre de los guanches. Otros dioses importantes eran Magec, el dios de la luna y las estrellas, Guayota, el dios del fuego y el mal, que habitaba en el volcán Teide, y Acorán, el dios del mar y la lluvia.
Los guanches rendían culto a sus dioses mediante rituales, ofrendas, sacrificios, fiestas y danzas. También practicaban la adivinación, la magia y la medicina natural, basadas en el conocimiento de las plantas, los animales y los elementos.
Asentamiento natural guanche |
Los guanches tenían una cultura rica y variada, que se expresaba en diversas manifestaciones artísticas, como la cerámica, la escultura, la pintura, la música, la poesía y la literatura oral. La cerámica guanche se caracterizaba por su sencillez, funcionalidad y variedad de formas y decoraciones. La escultura guanche se centraba en la representación de ídolos, animales y antepasados, tallados en piedra, madera o barro. La pintura guanche se plasmaba en las paredes de las cuevas o en las rocas, con motivos geométricos, antropomórficos o zoomórficos, realizados con pigmentos naturales. La música guanche se basaba en el uso de instrumentos de percusión, como el tambor, el silbo o las palmas, y de instrumentos de viento, como la flauta, el cuerno o la caracola. La poesía y la literatura oral guanche se transmitían de generación en generación, mediante cantos, cuentos, leyendas, mitos o proverbios, que reflejaban su historia, su cosmovisión y su sabiduría.
La momificación guanche
La momificación de los guanches era el proceso de conservación y embalsamamiento de los cadáveres, que se realizaba para preservar el cuerpo, el alma y la memoria de los difuntos, y para facilitar su viaje al más allá. La momificación de los guanches era diferente según la isla, el grupo o el individuo, pero en general consistía en los siguientes pasos:
Momia guanche |
- La preparación del cadáver, que consistía en lavar, rasurar, desangrar y eviscerar el cuerpo, y extraer los órganos internos, que se guardaban en vasijas o se devolvían a la naturaleza. El cadáver se secaba al sol, al humo o al fuego, y se rellenaba con plantas, resinas o arena, para darle forma y firmeza.
- La impregnación del cadáver, que consistía en untar, frotar o inyectar el cuerpo con sustancias balsámicas, aromáticas o antisépticas, como la resina de pino, el aceite de palma, la sal, el orín o la sangre, para evitar la putrefacción y el mal olor.
- La envoltura del cadáver, que consistía en cubrir, enrollar o coser el cuerpo con pieles, tejidos o fibras vegetales, que podían ser de diferentes colores, formas o tamaños, según el rango o el sexo del difunto. El cadáver se adornaba con collares, pulseras, pendientes o anillos, que tenían un valor simbólico, social o mágico.
- La colocación del cadáver, que consistía en depositar, enterrar o esconder el cuerpo en un lugar sagrado, seguro y accesible, que podía ser una cueva, una necrópolis, un túmulo o un santuario. El cadáver se orientaba hacia el este, el oeste, el norte o el sur, según la isla, el grupo o el individuo. El cadáver se acompañaba de objetos, alimentos, bebidas o animales, que servían como ofrendas, regalos o compañeros para el difunto.
La momificación de los guanches era una forma de expresar su respeto, su amor y su esperanza por los muertos, y de mantener su vínculo, su comunicación y su influencia con los vivos. La momificación de los guanches era una forma de arte, de ciencia y de religión, que reflejaba su cultura, su identidad y su cosmovisión.
La llegada de los españoles
Los guanches vivieron en las islas Canarias durante más de mil años, hasta que fueron conquistados por los españoles en el siglo XV.
Ídolo guanche |
El proceso de conquista fue largo y sangriento, y se inició en 1402 con la expedición de Jean de Béthencourt y Gadifer de la Salle, enviados por el rey de Castilla. La resistencia guanche fue desigual, según la isla y el momento, y se alternaron las batallas, las negociaciones, las alianzas y las traiciones.
La conquista se completó en 1496, con la rendición de Tenerife, la última isla en caer. La conquista supuso el fin de la independencia y la identidad guanche, que fueron sometidos a la dominación, la evangelización, la esclavitud, la explotación y la asimilación por parte de los españoles. Muchos guanches murieron a causa de las guerras, las enfermedades, el hambre o el exilio. Otros se mezclaron con los colonizadores, dando lugar a una nueva población mestiza, que heredó algunos rasgos genéticos, culturales y lingüísticos de los guanches.
Los guanches son un pueblo que ha despertado el interés y la admiración de muchos estudiosos, viajeros, escritores y artistas, que han intentado recuperar y difundir su legado. Los guanches son también un símbolo de la identidad y la memoria de los canarios, que reivindican su origen y su valor. Los guanches son, en definitiva, una parte de la historia y la cultura de las islas Canarias, que nos invita a conocerla y a respetarla.
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