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CRISTIANOS EN ORIENTE: RESILENCIA EN ESTADO PURO

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El cristianismo en Oriente Próximo, Oriente Medio y Extremo Oriente tiene una larga y rica historia que se remonta a los primeros siglos de la era cristiana. A pesar de ser la cuna de esta fe, la presencia de los cristianos en estas regiones ha disminuido considerablemente con el tiempo debido a las migraciones, la persecución, la guerra y la inestabilidad política. Aun así, las comunidades cristianas en estas áreas mantienen una importante relevancia cultural y religiosa, aunque enfrentan desafíos significativos en su lucha por la supervivencia. El Cristianismo en Oriente Próximo y Medio: Cuna de la Fe El Oriente Próximo es el lugar donde surgió el cristianismo, una región que abarca los actuales territorios de Israel, Palestina, Líbano, Siria, Jordania, Egipto e Irak. Esta zona fue testigo de la vida de Jesús y de los primeros apóstoles, siendo Jerusalén, Antioquía y Alejandría importantes centros del cristianismo temprano. 1. Las Comunidades Cristianas Históricas Iglesia Ortodoxa Co...

DESASTRE DE ANNUAL: LA GRAN DERROTA POR LA QUE A ALFONSO XIII SE LE ACUSÓ DE ALTA TRAICIÓN

La Guerra del Rif, también conocida como la Segunda Guerra de Marruecos, fue un conflicto bélico que se desarrolló entre 1920 y 1927 en la región montañosa del Rif, en el norte de Marruecos. 

Este conflicto, que enfrentó a las tribus rifeñas, lideradas por Abd el-Krim, contra las fuerzas coloniales de España y, más tarde, de Francia, dio lugar al desastre de Annual, una de las derrotas militares más significativas de España en el siglo XX.





Contexto histórico

La Guerra del Rif se desarrolló en un contexto histórico marcado por la competencia colonial en el norte de África durante la primera mitad del siglo XX. 


A principios del siglo pasado, Marruecos se convirtió en un objetivo estratégico para las potencias coloniales europeas, especialmente España y Francia, que buscaban expandir su influencia en la región.





La región montañosa del Rif, habitada principalmente por la tribu bereber, había mantenido su independencia durante siglos. Sin embargo, comenzó a ser objeto de interés por parte de las potencias europeas. 

Las tribus rifeñas lideradas por Abdelkrim el.Jattabi se resistían a la colonización extranjera y luchaban por mantener su autonomía frente a los intentos de dominio español y francés.

Las potencias coloniales competían por el control de Marruecos debido a su ubicación geográfica y a sus recursos naturales, lo que generaba tensiones y conflictos con la población local.




La guerra se caracterizó por la guerrilla y la utilización de tácticas de guerra de montaña por parte de los rifeños, lo que dificultó el avance de las fuerzas coloniales.

Los rifeños recibieron apoyo de la resistencia marroquí y de algunos países vecinos, lo que contribuyó a la prolongación del conflicto.

Antecedente e inicio de la guerra


La guerra se originó por la sublevación de las tribus del Rif contra la administración colonial hispano-francesa, establecida por los Tratados de Tetuán, Madrid, Algeciras y Fez, que delimitaron los protectorados español y francés en Marruecos.


En 1909, las tribus rifeñas atacaron a los trabajadores españoles en las minas de hierro del Rif, cerca de Melilla, lo que llevó a la intervención del Ejército español. Las operaciones militares en Yebala, al oeste de Marruecos, comenzaron en 1911 con el desembarco de Larache.

La Batalla de Annual (1921) fue un punto de inflexión en la guerra, donde las fuerzas españolas sufrieron una grave derrota ante los rifeños. Este evento es conocido como el "Desastre de Annual".

Tras el Desastre de Annual, España revisó su estrategia militar y llevó a cabo varias operaciones para recuperar el control de la región.




A partir de 1925, Francia intervino de lleno en el conflicto, estableciendo una colaboración con España que culminó con el Desembarco de Alhucemas, una operación anfibia que supuso la derrota de las fuerzas de Abd el.-Krim.

Durante las últimas fases de la guerra, se asegura que se utilizaron armas químicas contra las poblaciones civiles y las fuerzas rifeñas. Estas acciones han sido objeto de críticas y condenas históricas.

La guerra terminó con una victoria hispano-francesa, la pacificación de la zona y la disolución de la República del Rif. Sin embargo, el conflicto tuvo profundas consecuencias políticas, sociales y económicas tanto para Marruecos como para España.

Una significativa derrota

El Desastre de Annual fue una de las derrotas militares más significativas de España en el siglo XX en el contexto de la Guerra del Rif. Entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, las fuerzas españolas habrían de sufrir una serie de reveses catastróficos a manos de los rebeldes rifeños liderados por Abd el-Krim.

Ante la situación de acoso local, el general Manuel Fernández Silvestre había ocupado posiciones avanzadas en el territorio rifeño pero sin asegurar adecuadamente las líneas de comunicación y suministro, lo que dejó a las tropas españolas vulnerables.

La situación se agravó cuando las fuerzas rifeñas asediaron la posición española en Igueriben. La guarnición españolas, aislada y sin suficientes suministros, cayó ante los rifeños.  





Tras la caída de Igueriben, las tropas españolas en Annual se vieron obligadas a retirarse en condiciones desastrosas, sufriendo numerosas bajas y dejando atrás material y posiciones estratégicas. La retirada se convirtió en una desbandada debido a la falta de preparación y al pánico entre las tropas.


Después de la retirada de Annual, los supervivientes se refugiaron en Monte Arruit, donde fueron asediados y finalmente se rindieron a los rifeños cuyo resultado fue masacres y capturas. 

El Desastre de Annual, se caracterizó por el elevado número de bajas en las filas del ejército español y sus aliados rifeños. Se estima que más de 8,500 soldados españoles perdieron la vida en este trágico suceso. Además, aproximadamente 2,500 combatientes rifeños, que habían decidido apoyar al gobierno español en el conflicto, también cayeron en combate.

Profundo impacto

La batalla de Annual no solo fue una tragedia por el alto costo humano, sino que supuso un auténtico desastre desde el punto de vista estratégico y táctico, por lo que habría de tener un profundo impacto emocional y psicológico en la sociedad española de la época. Las noticias sobre la cantidad de vidas perdidas y las condiciones en las que se encontraban los soldados y sus aliados rifeños en el momento de su muerte, causaron conmoción y luto nacional.





El elevado número de bajas también puso de manifiesto las deficiencias en la planificación y ejecución de la campaña por parte de los mandos militares españoles. La falta de preparación adecuada, la subestimación de la capacidad de resistencia de las tribus rifeñas y la insuficiente atención a las necesidades logísticas y de apoyo de las tropas en el terreno fueron factores que contribuyeron al desenlace fatal.

El impacto de estas pérdidas fue tal que provocó una crisis de confianza en las instituciones militares y políticas de la época, y desencadenó una serie de cuestionamientos que llevaron a la realización del Expediente Picasso, una investigación para esclarecer las responsabilidades del desastre. Este episodio marcó un antes y un después en la historia militar de España y dejó una huella imborrable en la memoria colectiva del país.

El "Expediente Picasso"


La investigación del Expediente Picasso fue un proceso complejo y politizado que buscaba esclarecer las responsabilidades militares tras el Desastre de Annual. El general Juan Picasso fue el encargado de redactar el informe, que se presentó al Consejo Supremo de Guerra y Marina, el máximo órgano de la jurisdicción militar en España.




La investigación fue ordenada por el ministro de la Guerra y se llevó a cabo bajo una gran presión política, mediática y social. El objetivo era determinar las responsabilidades por los sucesos ocurridos en la Comandancia General de Melilla entre julio y agosto de 1921.

El proceso se llevó a cabo de manera acelerada y la conclusiones del "Expediente Picasso" se remitieron al fiscal militar del Consejo Supremo de Guerra y Marina y al Congreso de los Diputados con la intención de abrir los procesos judiciales, políticos y militares que la investigación determinase. 

Se formaron comisiones parlamentarias para evaluar el informe y sus conclusiones. Sin embargo, el golpe de Estado de Primo de Rivera, en septiembre de 1923, interrumpió el proceso y cerró las Cortes, dando carpetazo al Expediente. 

A pesar de los esfuerzos, la investigación de responsabilidades políticas quedó inconclusa, y únicamente se expedientó a los cuadros militares. El general Manuel Fernández Silvestre, comandante General de Melilla, quedó históricamente como el principal responsable de la tragedia.

Sin embargo, informaciones posteriores han permitido revisar la labor del juez instructor y poner en tela de juicio las conclusiones de su investigación, sugiriendo que el análisis del fiscal militar difirió de las conclusiones del "Expediente Picasso".

Aunque el Expediente Picasso fue un intento de hacer justicia y establecer responsabilidades por uno de los episodios más trágicos de la historia militar española, su desarrollo estuvo marcado por la turbulencia política de la época.




La sociedad española reaccionó con gran escándalo e indignación ante las conclusiones del Expediente Picasso. El informe provocó intensos debates parlamentarios y una fuerte demanda pública de depuración de responsabilidades ante la magnitud de la derrota y el elevado número de bajas.  Además, puso en tela de juicio la competencia de los líderes militares y políticos de la época.

El Expediente se convirtió en el problema político más importante del país, y su contenido fue objeto de un intenso escrutinio público. Las conclusiones del Expediente Picasso tuvieron un profundo impacto en la sociedad española, desencadenando una crisis de confianza en las instituciones y forzando cambios políticos significativos en el país.


Alfonso XIII

La derrota de Annual desencadenó una grave crisis política que socavó también la monarquía de Alfonso XIII y contribuyó al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera. 

Las conclusiones del Expediente Picasso respecto a Alfonso XIII revelaron una serie de implicaciones que afectaron profundamente a su imagen y a la percepción de su reinado. 

Aunque el Expediente no se conserva completo, la información disponible indica que, de forma evidente, Alfonso XIII había intervenido directamente en los planes militares, apoyando las acciones de generales como Manuel Fernández Silvestre, lo que fue considerado una injerencia indebida en asuntos militares.

Alfonso XIII


La estrecha relación entre Alfonso XIII y el general Silvestre, quien murió durante el Desastre de Annual, fue vista como un factor que contribuyó a la decisiones militares desastrosas que llevaron a la derrota. 

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Cuando se filtraron detalles y conclusiones del Expediente a la prensa y al Parlamento, la situación se volvió insostenible para Alfonso XIII, ya que se hizo público su papel en los desastres militares, lo que exacerbó la inestabilidad política y aumentó la presión sobre la monarquía. 

Estas conclusiones y la percepción de que Alfonso XIII había favorecido a sus allegados en el ejército, sin tener en cuenta las consecuencias para el país y sus fuerzas armadas, contribuyeron al deterioro de la imagen de la monarquía y a su eventual caída.

En este contexto de crisis y descontento, el general Miguel Primo de Rivera llevó a cabo un golpe de Estado en 1923, con el apoyo tácito del rey. Esto marcó el inicio de una dictadura que suspendió la constitución y disolvió el parlamento, poniendo fin al sistema de la Restauración y estableciendo un régimen autoritario.

La dictadura de Primo de Rivera no resolvió los problemas fundamentales de España y, tras su caída, la crisis política continuó. La falta de apoyo popular y la incapacidad de la monarquía para adaptarse a los nuevos tiempos llevaron a la proclamación de la Segunda República en 1931, y al exilio de Alfonso XIII.


Con la proclamación de la Segunda República Española, se formó una nueva Comisión de Responsabilidades que se centró en la actuación del entonces ya exrey Alfonso XIII, quien fue condenado "in absentia" por "alta traición" en noviembre de 1931.




Grave crisis política

La crisis política en España que siguió al Desastre de Annual fue profunda y tuvo consecuencias duraderas para la estructura política del país. La derrota militar en Annual no solo fue un golpe devastador para el ejército español, sino que también desencadenó una serie de eventos que socavaron la monarquía de Alfonso XIII y pusieron en evidencia las debilidades del sistema político de la Restauración.

La noticia de la derrota y las altas bajas sufridas por el ejército español generaron un gran descontento entre la población y las fuerzas armadas. Este descontento se vio agravado por la percepción de que la monarquía y los líderes militares habían manejado mal la situación en Marruecos.

Alfonso XIII, que había mostrado un interés personal en los asuntos militares y había apoyado las campañas en Marruecos, fue directamente asociado con el fracaso. Esto erosionó su prestigio y el de la institución monárquica, llevando a un cuestionamiento de su capacidad para liderar el país.

En respuesta a la crisis, surgieron movimientos que pedían reformas políticas y sociales. Estos movimientos ganaron fuerza y comenzaron a desafiar el statu quo, exigiendo un cambio en la dirección del país.

Aunque el Expediente Picasso no logró llevar a cabo todas sus recomendaciones debido a la situación política, sus hallazgos aumentaron la presión sobre la monarquía.

El Desastre de Annual, pues, es recordado como un momento de gran impacto en la historia de España, que no solo afectó a la política y la sociedad de la época, sino que también dejó una huella duradera en la memoria colectiva del país.

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