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DESINDUSTRIALIZACIÓN DE ESPAÑA: TRANSFORMACIONES Y RETOS ECONÓMICOS DESDE LOS AÑOS 80
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La desindustrialización en España es un fenómeno que ha transformado significativamente la estructura económica del país a lo largo de las últimas décadas.
Durante los años 80 y principios de los 90, bajo los gobiernos de Felipe González, se produjo una notable reducción del tejido industrial nacional.
Empresas emblemáticas
Empresas emblemáticas como SEAT fueron vendidas a corporaciones extranjeras y sectores estratégicos, una vez revitalizados con fondos públicos, pasaron a manos internacionales.
Además de SEAT, otras empresas emblemáticas españolas que fueron vendidas a corporaciones extranjeras incluyen:
Endesa: Originalmente una empresa pública de electricidad, fue adquirida por la italiana Enel.
Telefónica: Aunque sigue siendo una empresa española, ha vendido participaciones significativas a inversores extranjeros.
Banco Santander: Ha realizado operaciones de venta de activos a inversores internacionales.
Ferrovial: una de las principales empresas de infraestructuras, también ha visto parte de su capital en manos extranjeras.
En cuanto a sectores estratégicos revitalizados con fondos públicos que pasaron a manos internacionales, podemos mencionar:
Sector energético: Incluyendo empresas de electricidad y gas que han sido privatizadas y vendidas a inversores extranjeros.
Infraestructuras de transporte: Como aeropuertos y autopistas, que han sido gestionados por empresas extranjeras tras su privatización.
Servicios de telecomunicaciones: Con la venta de participaciones de empresas nacionales a corporaciones internacionales.
Estos movimientos han sido parte de un proceso de liberalización y privatización que ha buscado aumentar la eficiencia y la competitividad, pero que también ha suscitado debate sobre la soberanía nacional y el control sobre sectores clave de la economía.
No solo España
Este proceso de desindustrialización no es exclusivo de España; es un patrón observado en muchos países de la OCDE. Sin embargo, desde el año 2000, España se cuenta entre los países que más han reducido el peso relativo de su industria en comparación con otros miembros de la OCDE.
Felipe González
Actualmente, la industria representa aproximadamente el 16% del total del PIB de España, una disminución significativa desde el 30% que representaba en 1975. Esta reducción ha tenido implicaciones profundas, no solo en términos económicos sino también sociales, afectando la creación de empleo y la distribución de la riqueza.
La crisis sanitaria global reciente ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad que conlleva esta dependencia de los mercados internacionales, especialmente en sectores críticos como el sanitario. La falta de capacidad para producir bienes esenciales como mascarillas sanitarias ha reavivado el debate sobre la necesidad de reindustrializar y de que el Estado asuma un papel más activo en la tutela de ciertos sectores clave.
En este contexto, la economía del País Vasco destaca como un ejemplo de resistencia gracias a su sólido sector industrial, lo que le ha permitido enfrentar mejor las crisis económicas pasadas y actuales.
La desindustrialización, por tanto, no solo es un desafío económico sino también una cuestión de soberanía y seguridad nacional.
Causas
Las principales causas de la desindustrialización en España son multifacéticas y pueden resumirse en los siguientes puntos:
Cambio estructural: la economía española ha experimentado un cambio estructural donde la productividad relativa del sector industrial ha crecido, llevando a menores precios relativos y, en consecuencia, a una menor participación de las manufacturas en el empleo y en el valor añadido.
Globalización y comercio internacional>: la apertura de los mercados y la globalización han llevado a una mayor competencia internacional, lo que ha afectado a la industria española, especialmente en sectores donde no puede competir en costes con países que tienen una mano de obra más barata.
Políticas económicas: las políticas económicas adoptadas durante los años 80 y principios de los 90, bajo los gobiernos de Felipe González, incluyeron la privatización de empresas públicas y la venta de sectores estratégicos a corporaciones internacionales, lo que contribuyó a la desindustrialización.
4. Inversión en otros sectores: ha habido un cambio en el patrón inversor empresarial hacia sectores como el inmobiliario, el turismo y los servicios privatizados, en detrimento de la inversión en el sector manufacturero.
5. Enfermedad holandesa: este término se refiere al desarrollo de actividades vinculadas a la exploración de recursos energéticos, mineros o turísticos, que pueden llevar a una apreciación de la moneda local y hacer que la industria manufacturera sea menos competitiva.
Estos factores, combinados, han llevado a una disminución significativa de la industria en el PIB de España y han planteado desafíos tanto para la economía como para la sociedad españolas.
Sectores Más Afectados
La desindustrialización en España ha impactado significativamente en varios sectores, particularmente aquellos que enfrentan una intensa competencia internacional y han tenido una menor inversión en innovación y desarrollo. Los sectores más afectados incluyen:
Servicios profesionales: La rigidez de los colegios profesionales ha limitado la capacidad de adaptación y modernización de estos servicios, afectando su competitividad y crecimiento.
Hostelería y restauración: Aunque representan una parte importante de la economía española, estos sectores suelen ofrecer servicios de bajo valor añadido y han experimentado baja productividad.
Industria manufacturera: Especialmente las que no pueden competir con la producción de bajo coste de otros países, como la fabricación de productos metálicos, excepto maquinaria y equipo.
Fabricación de vehículos de motor, remolques y semirremolques: Este sector, anteriormente un pilar de la industria española, también ha enfrentado desafíos significativos debido a la competencia global.
La transición hacia una economía de servicios ha impulsado el crecimiento económico en España, pero los servicios de bajo valor añadido que predominan han limitado el potencial de crecimiento y han creado empleos de baja productividad.
Estrategias de Recuperación
Para revertir la desindustrialización, se han implementado varias medidas estratégicas enfocadas en la reestructuración productiva y la adaptación a los nuevos retos económicos y tecnológicos. Algunas de estas medidas incluyen:
Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR): Estos planes buscan cambiar el modelo productivo hacia la sostenibilidad, digitalización y autonomía estratégica, frenando la desindustrialización.
Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE): Centrados en áreas clave como la sostenibilidad y la digitalización, estos proyectos buscan impulsar la reestructuración productiva de la economía española.
Nueva Ley de Industria: Se está desarrollando una nueva ley para adaptar el marco regulatorio a los desafíos de la digitalización y descarbonización, actualizando la regulación sobre calidad y seguridad industrial y reduciendo las cargas administrativas.
Plan de reindustrialización europea: Este plan ofrece a España la oportunidad de fortalecer su sector industrial mediante un plan estratégico nacional bien diseñado y con el apoyo de todas las partes involucradas.
Iniciativas para evitar la despoblación rural: Incluyen la instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos, la formación de jóvenes agricultores y ganaderos, y la universalización de la cobertura de la red de banda ancha.
Estas medidas representan un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado para avanzar hacia un futuro más sostenible y próspero, aprendiendo de modelos exitosos en otros países europeos.
Impacto en el Empleo
La desindustrialización ha tenido un impacto significativo en el empleo en España, reflejándose en varios aspectos clave:
Reducción de empleos industriales: La disminución de la industria manufacturera ha llevado a la pérdida de empleos estables y bien remunerados. La actividad industrial representa aproximadamente el 16% del PIB y emplea a 2,3 millones de personas, el 13% de la población ocupada.
Cambio en la naturaleza del empleo: La transición hacia una economía de servicios ha creado muchos empleos en sectores de bajo valor añadido, como la hostelería y el comercio, que son menos estables y peor remunerados.
Impacto en la productividad: La industria garantiza una producción elevada con menos empleo, lo que se traduce en mayores salarios. En contraste, los servicios generan poco valor añadido y requieren mucha mano de obra, a menudo precaria.
Efectos en el crecimiento económico: La desindustrialización y el auge de los servicios de bajo valor añadido han reducido el potencial de crecimiento de España, afectando la creación de empleo a largo plazo.
Aumento del desempleo: Durante periodos de crisis económica, como la pandemia de coronavirus, la destrucción de empleo ha sido significativa, con cientos de miles de puestos de trabajo perdidos y un aumento en la tasa de desempleo.
Sectores Resilientes
Algunos sectores han demostrado resiliencia frente al proceso de desindustrialización en España gracias a una fuerte base industrial, capacidad de innovación y adaptación a los cambios del mercado global. Estos sectores incluyen:
Industria del País Vasco: Gracias a su fortaleza industrial, la economía del País Vasco ha mostrado gran resiliencia, resistiendo mejor las crisis económicas.
Sector de la energía renovable: Ha ganado relevancia debido a la creciente demanda de energías limpias y sostenibles.
Tecnología y digitalización: Las empresas adaptadas a la digitalización y que ofrecen productos y servicios tecnológicos han prosperado en el nuevo entorno económico.
Industria farmacéutica y biotecnológica: La necesidad de medicamentos y soluciones sanitarias ha mantenido a este sector en una posición robusta.
Agroindustria: El sector agroalimentario sigue siendo un pilar fundamental de la economía española, adaptándose notablemente a los cambios en los hábitos de consumo y demandas del mercado.
Comparación Internacional
La desindustrialización en España, comparada con otros países europeos, muestra algunas particularidades. Aunque la pérdida de peso de la industria es común en los países de la OCDE, España ha experimentado una reducción más significativa del peso de su industria desde el año 2000.
Valor añadido: La industria de la UE ha disminuido su peso en el total mundial. España, aunque incrementó ligeramente su cuota dentro de la UE entre 1970 y 2012, ha perdido peso relativo dentro de la UE desde el año 2000.
Comparación internacional: La cuota de la industria en países como Francia, Italia, Alemania, Japón, Reino Unido y EE. UU. ha descendido en promedio 0,3 puntos porcentuales anuales desde 1980 hasta 2013, pasando del 28% al 17%.
Esta tendencia destaca la necesidad de políticas que impulsen la reindustrialización y adapten a España a los nuevos desafíos económicos y tecnológicos para mantener su competitividad en el contexto europeo y global.
La desindustrialización en España, pues, ha llevado a cambios significativos en la estructura del mercado laboral, afectando negativamente la calidad y estabilidad del empleo y la capacidad económica del país para generar empleo de alta calidad en el futuro. La implementación de estrategias de recuperación y la cooperación entre sectores públicos y privados son esenciales para revertir esta tendencia y asegurar un crecimiento económico sostenible.
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