DESEMBARCO DE ALHUCEMAS (1925): EL PRIMER DESEMBARCO ANFIBIO MODERNO DE LA HISTORIA

La colisión tuvo lugar a una altitud de 10.690 metros y provocó la caída de cuatro bombas termonucleares B28 que transportaba el B-52. En el accidente murieron siete de los once tripulantes de ambas aeronaves.
Las bombas termonucleares Mark 28, implicadas en el incidente, tenían una potencia de 1,1 megatones cada una. Dos de ellas quedaron intactas, la tercera fue hallada en tierra y la cuarta en el mar Mediterráneo. Afortunadamente, ninguna de las bombas detonó, evitando una catástrofe nuclear.
El incidente de Palomares tuvo varias repercusiones importantes: la tercera de las bombas se rompió al impactar con el suelo y liberó material radiactivo; la bomba que cayó al mar (rescatada 80 días después a 5 millas de la costa y a 869 metros de profundidad) requirió una compleja operación de recuperación, que involucró al submarino de rescate USS Petrel; generó tensiones diplomáticas entre España y Estados Unidos. España exigió a Estados Unidos que se hiciera cargo de la limpieza de la contaminación radiactiva y que retirara las tierras contaminadas; el incidente planteó cuestiones de soberanía y control sobre el territorio español, ya que las bombas termonucleares estadounidenses cayeron en suelo español sin autorización previa.
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Tras el incidente, se acordó llevar a cabo varias medidas para descontaminar la zona afectada por la caída de las bombas termonucleares y la liberación de material radiactivo: una limpieza de la tierra en las áreas afectadas para eliminar los residuos radiactivos visibles; extracción de grandes cantidades de tierra contaminada para luego transportarlas a Estados Unidos y allí procesarla y almacenarla de forma segura; mediciones de radiactividad en la zona para identificar los niveles de contaminación y determinar las áreas que requerían atención prioritaria; establecimiento de un programa de vigilancia radiológica ambiental para monitorear continuamente los niveles de radiactividad y asegurar que no representaran un riesgo para la salud pública; e igualmente implementar un proyecto para supervisar la salud de los lugareños, conocido como programa Indalo, con el objetivo de no estigmatizar a Palomares y sus habitantes.
Impacto ambiental
La contaminación radiactiva resultante del accidente afectó al suelo y las aguas subterráneas de la región.
Las evaluaciones posteriores al incidente indicaron que la contaminación radiactiva en el suelo de Palomares podría haber afectado la salud de las personas a través de la inhalación, la ingestión o la absorción de partículas radiactivas por heridas en la piel.
Según un informe del Consejo de Seguridad Nuclear español (CSN) menciona que la contaminación radiactiva derivada del accidente de 1966 no tuvo una incidencia notable en la salud de los residentes, aunque algunas personas que estuvieron expuestas directamente a los aerosoles radiactivos en los momentos iniciales y durante las operaciones de limpieza recibieron una cierta dosis interna de radiación.
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Sin embargo, estudios posteriores han documentado casos de cáncer y otros problemas de salud entre aquellos que estuvieron expuestos a la radiación en el momento del accidente. Esto sugiere que, aunque el impacto general en la salud pública puede no haber sido amplio, ha habido efectos adversos en individuos específicos que estuvieron en contacto directo con la radiación dispersada tras el accidente. Es importante tener en cuenta que la situación puede variar según la fuente y que la investigación sobre los efectos continúa evolucionando con el tiempo.
Además según las últimas investigaciones, se ha descubierto que durante el programa Indalo se ocultó información sobre los riesgos radiológicos a los habitantes de la zona, quienes estuvieron expuestos a niveles de radiación sin ser plenamente conscientes de ello. También se ha encontrado evidencia de que las autoridades españolas sabían de la situación y consintieron que no se eliminara todo el plutonio disperso tras el accidente.
2. Compromiso de Estados Unidos y Primer Acuerdo Político (2015): En 2015, casi 50 años después del accidente, Estados Unidos se comprometió a negociar la limpieza de la contaminación nuclear. Este compromiso formó parte de un acuerdo político entre Madrid y Washington, estableciendo que España llevaría a cabo la limpieza y Estados Unidos se encargaría del traslado de la tierra radiactiva. Aunque significativo, este acuerdo no tenía fuerza legal, lo que complicó su implementación.
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3. Desafíos y Obstáculos en la Asunción de Responsabilidades (2015-2022): La demora en que Estados Unidos asuma la responsabilidad completa para la limpieza de Palomares ha sido justificada por las interrupciones debido a cambios en las administraciones y prioridades políticas. También porque el proceso de limpieza es complejo y requiere planificación detallada y consideraciones de seguridad como la contaminación por americio y plutonio, la extensión de la contaminación en unas 40 hectáreas, y la necesidad de transportar los materiales contaminados de manera segura a Estados Unidos. Además, hay procedimientos judiciales y desacuerdos sobre la competencia para decidir el plan de rehabilitación de la zona, lo que ha complicado la definición de un plazo claro para la finalización de la limpieza.
4. Avance Reciente en las Negociaciones (2023-2024): En mayo de 2023, se reanudaron las negociaciones entre España y Estados Unidos para abordar la limpieza de Palomares. El gobierno de Estados Unidos ha informado recientemente a España sobre su disposición a negociar la retirada de las tierras contaminadas, pero no se han revelado detalles específicos sobre las condiciones del acuerdo, aunque sí que la operación tendrá un coste significativo. Pero a pesar de los avances recientes en las negociaciones, parece que la limpieza tendrá que esperar a la próxima administración estadounidense, que se elegirá en las elecciones de noviembre de 2024. La situación sigue siendo dinámica y sujeta a cambios según las decisiones políticas y técnicas futuras.
Tierra contaminada
En el momento del incidente, los norteamericanos transportó 4,810 bidones de tierra contaminada desde Palomares hasta Estados Unidos , pero se quedaron sin recoger otros 50,000 metros cúbicos de tierra contaminada, lo que no se reveló hasta después de la llegada de la democracia en España. Esto indica que una cantidad significativa de tierra contaminada sigue en Palomares, pendiente de tratamiento y traslado según los acuerdos internacionales.
En 2015, Estados Unidos acordó también con España retirar las tierras contaminadas en Palomares, afectadas por la caída de bombas nucleares en un accidente aéreo en 1966, sin embargo aún siguen sin especificarse las condiciones o plazos.
Probabilidades y Seguridad en Operaciones Nucleares
El término "Broken Arrow" se refiere, en la terminología militar estadounidense, a accidentes que involucran armas nucleares, sin implicar necesariamente la posibilidad de una guerra nuclear. Estos accidentes pueden incluir la pérdida, la destrucción o la dispersión de materiales radiactivos, y representan una seria preocupación por las posibles consecuencias para la seguridad pública y ambiental. En este sentido, el incidente de Palomares en 1966 es uno de los más graves de su tipo.
La probabilidad de un accidente específico como el de Palomares es extremadamente baja, ya que los aparatos y el personal involucrado están altamente especializados y están sujetos a estrictas medidas de seguridad. No obstante; desde 1950, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha informado de 32 incidentes de Broken Arrow. Estos incidentes abarcan una amplia gama de situaciones que van desde la pérdida de bombas nucleares hasta accidentes en los que se han liberado materiales radiactivos. La gravedad y las consecuencias de estos incidentes varían, pero todos reflejan los riesgos inherentes asociados con el manejo de armas nucleares.
Accidente de Goldsboro, Carolina del Norte (1961)
Accidente de Thule, Groenlandia (1968)
Controversias sobre la gestión del incidente
El manejo del incidente de Palomares por parte de las autoridades españolas, bajo el régimen franquista, ha persistido a lo largo del tiempo y abarca varios aspectos:
Secreto y Censura: La gestión inicial del incidente tanto por parte del régimen franquista como por parte de las autoridades estadounidenses, estuvo marcada por un alto grado de secreto y censura. La información disponible al público fue restringida y se minimizó la gravedad del accidente.
Restricción informativa: Los medios de comunicación enfrentaron restricciones para informar sobre el accidente, limitando la cobertura periodística y manipulando la narrativa pública para presentar una imagen de control y normalidad.
Limpieza Incompleta: se ha criticado que no se retiró todo el plutonio de la zona y que las autoridades españolas estaban al tanto desde el principio que Estados Unidos no limpiaría completamente la contaminación de plutonio en la zona afectada, pero ocultaron esta información al público, dando la falsa impresión de una limpieza completa y efectiva .
Responsabilidad de EE.UU.: Se ha criticado la lentitud de Estados Unidos para asumir su responsabilidad en la limpieza completa de la zona y la retirada de las tierras contaminadas, a pesar de que haber pasado más de medio siglo desde el accidente.
Transparencia en la Descontaminación: Hay controversias sobre la transparencia y la efectividad de las medidas de descontaminación llevadas a cabo, y sobre si la zona está completamente libre de contaminación radiactiva.
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