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LAS BOMBAS ATÓMICAS SOBRE HIROSHIMA Y NAGASAKI: UN IMPACTO ÚNICO EN LA HISTORIA
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Las bombas nucleares que los norteamericanos tiraron en la Segunda Guerra Mundial sobre Hiroshima y Nagasaki fueron los primeros y únicos ataques nucleares de la historia, que causaron una devastación y una tragedia sin precedentes, y que marcaron un antes y un después en la guerra y en el mundo.
Un origen antinazi
El origen de las bombas nucleares se remonta a la década de 1930, cuando varios científicos descubrieron la fisión nuclear, que es el proceso por el cual el núcleo de un átomo se divide en dos o más partes, liberando una gran cantidad de energía. Entre estos científicos se encontraban Albert Einstein, Enrico Fermi, Niels Bohr y Leo Szilard, que eran judíos o antinazis, y que temían que Alemania pudiera desarrollar armas nucleares, que le darían una ventaja decisiva en la guerra. Estos científicos alertaron al presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, de este peligro, y le pidieron que iniciara un programa de investigación y desarrollo de armas nucleares, que se llamó Proyecto Manhattan, y que se realizó en secreto y con urgencia, bajo la dirección del general Leslie Groves y del físico Robert Oppenheimer.
El Proyecto Manhattan contó con la participación de miles de científicos, ingenieros, militares y trabajadores, que se distribuyeron en varios laboratorios y plantas, situados en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. El Proyecto Manhattan tuvo un coste de unos 2.000 millones de dólares, y logró diseñar y construir dos tipos de bombas nucleares: una de uranio, que se llamó Little Boy, y que tenía una potencia de unas 15 kilotones, equivalentes a 15.000 toneladas de dinamita; y otra de plutonio, que se llamó Fat Man, y que tenía una potencia de unas 21 kilotones, equivalentes a 21.000 toneladas de dinamita. El Proyecto Manhattan culminó con la prueba exitosa de la bomba de plutonio, que se realizó el 16 de julio de 1945, en el desierto de Nuevo México, y que se conoció como Trinity.
Little boy |
La decisión
La decisión de usar las bombas nucleares contra Japón fue tomada por el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, que había sucedido a Roosevelt tras su muerte, en abril de 1945. Truman tomó esta decisión basándose en varios argumentos y motivos, que se pueden resumir en los siguientes:
- Terminar la guerra lo antes posible, y evitar una invasión terrestre de Japón, que se estimaba que costaría cientos de miles de vidas de soldados y civiles, tanto estadounidenses como japoneses.
- Demostrar el poder y la superioridad de Estados Unidos, y disuadir a sus enemigos, especialmente a la Unión Soviética, de iniciar una nueva guerra o una expansión comunista.
- Justificar el enorme esfuerzo y gasto que había supuesto el Proyecto Manhattan, y aprovechar el resultado de su investigación y desarrollo.
- Vengar el ataque sorpresa de Japón a Pearl Harbor, que había provocado la entrada de Estados Unidos en la guerra, y los crímenes y atrocidades que había cometido Japón contra los prisioneros y los civiles aliados.
Hiroshima cantes del bombardeo |
Hiroshima después del bombardeo |
La elección de los objetivos de las bombas nucleares fue realizada por un comité de expertos, que seleccionó cuatro ciudades japonesas, que reunían las siguientes condiciones:
- Ser ciudades industriales, militares o políticas, que tuvieran una importancia estratégica para la guerra.
- Ser ciudades que no hubieran sido bombardeadas previamente, o que lo hubieran sido poco, para que el efecto de las bombas nucleares fuera más visible y demostrable.
- Ser ciudades que tuvieran una forma circular o rectangular, y que estuvieran rodeadas de montañas o de agua, para que el daño de las bombas nucleares fuera más concentrado y limitado.
- Ser ciudades que tuvieran una población de al menos 250.000 habitantes, para que el impacto de las bombas nucleares fuera más impresionante y aterrador.
Las cuatro ciudades elegidas fueron Hiroshima, Kokura, Nagasaki y Kioto, que se ordenaron según su prioridad. Sin embargo, Kioto fue excluida por el secretario de guerra, Henry Stimson, que la consideraba una ciudad de gran valor histórico y cultural, y que la sustituyó por Niigata. El comité de expertos también recomendó que se lanzara una sola bomba nuclear, y que se advirtiera previamente a Japón de sus consecuencias, para que tuviera la oportunidad de rendirse.
Fat man |
El lanzamiento de la primera bomba
El lanzamiento de las bombas nucleares fue realizado por el 509º Grupo de Operaciones Compuestas, que era una unidad especial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que se había entrenado y preparado para esta misión, y que se había trasladado a la isla de Tinian, en el Pacífico, desde donde despegaron los aviones que transportaban las bombas. El lanzamiento de las bombas nucleares fue autorizado por el presidente Truman, que dio la orden final el 31 de julio de 1945, y que declaró que las bombas eran “el arma más terrible jamás conocida en la historia de la humanidad”.
El lanzamiento de la primera bomba nuclear, la de uranio, se realizó el 6 de agosto de 1945, sobre la ciudad de Hiroshima, que era la sede del Segundo Ejército General de Japón, y que tenía una población de unos 350.000 habitantes. El avión que transportaba la bomba se llamaba Enola Gay, y estaba pilotado por el coronel Paul Tibbets, que bautizó el avión con el nombre de su madre. El avión despegó a las 2:45 de la madrugada, y voló durante unas seis horas, acompañado de otros dos aviones, que llevaban instrumentos y cámaras. El avión llegó a las 8:15 de la mañana, y soltó la bomba, que pesaba unas cuatro toneladas, y que tenía el tamaño de una pelota de baloncesto. La bomba cayó durante 43 segundos, y explotó a unos 600 metros de altura, sobre el centro de la ciudad, liberando una energía equivalente a 15 kilotones de dinamita. La bomba provocó una bola de fuego de unos 300 metros de diámetro, que alcanzó una temperatura de unos 4.000 grados centígrados, y que incineró todo lo que encontró a su paso. La bomba también provocó una onda de choque de unos 10 kilómetros de diámetro, que arrasó edificios, vehículos y personas, y que generó un viento de unos 1.000 kilómetros por hora, que arrastró escombros y cadáveres. La bomba también provocó una nube de hongo de unos 15 kilómetros de altura, que esparció polvo y cenizas, y que creó una lluvia radiactiva, que contaminó el aire, el agua y el suelo. La bomba también provocó una radiación de unos 200 metros de diámetro, que mató o enfermó a las personas que la recibieron, y que causó efectos a largo plazo, como cáncer, leucemia, malformaciones o esterilidad. La bomba mató al instante a unas 80.000 personas, y dejó heridas a unas 70.000 más, que murieron en los días o meses siguientes. La bomba destruyó el 90% de la ciudad, y dejó un paisaje de ruinas, humo y silencio.
Nagasaki después de la bomba |
Nagasaki antes de la bomba |
El lanzamiento de la segunda bomba
El lanzamiento de la segunda bomba nuclear, la de plutonio, se realizó el 9 de agosto de 1945, sobre la ciudad de Nagasaki, que era un importante puerto y centro industrial, y que tenía una población de unos 270.000 habitantes. El avión que transportaba la bomba se llamaba Bockscar, y estaba pilotado por el mayor Charles Sweeney, que había participado en el ataque a Hiroshima. El avión despegó a las 3:49 de la madrugada, y voló durante unas seis horas, acompañado de otros dos aviones, que llevaban instrumentos y cámaras. El avión tenía como objetivo principal la ciudad de Kokura, pero al llegar se encontró con una densa nube de humo, que impedía la visibilidad, y que se debía al bombardeo de una ciudad cercana, que había tenido lugar el día anterior. El avión intentó esperar a que se disipara el humo, pero al ver que no lo hacía, y que se le acababa el combustible, decidió dirigirse a su objetivo secundario, la ciudad de Nagasaki. El avión llegó a las 11:02 de la mañana, y soltó la bomba, que pesaba unas cinco toneladas, y que tenía el tamaño de una sandía. La bomba cayó durante 43 segundos, y explotó a unos 500 metros de altura, sobre el valle de Urakami, donde se encontraba la mayor parte de la industria de la ciudad, y también la catedral católica más grande de Asia. La bomba liberó una energía equivalente a 21 kilotones de dinamita. La bomba provocó una bola de fuego de unos 300 metros de diámetro, que alcanzó una temperatura de unos 4.000 grados centígrados, y que incineró todo lo que encontró a su paso. La bomba también provocó una onda de choque de unos 10 kilómetros de diámetro, que arrasó edificios, vehículos y personas, y que generó un viento de unos 1.000 kilómetros por hora, que arrastró escombros y cadáveres. La bomba también provocó una nube de hongo de unos 15 kilómetros de altura, que esparció polvo y cenizas, y que creó una lluvia radiactiva, que contaminó el aire, el agua y el suelo. La bomba también provocó una radiación de unos 200 metros de diámetro, que mató o enfermó a las personas que la recibieron, y que causó efectos a largo plazo, como cáncer, leucemia, malformaciones o esterilidad. La bomba mató al instante a unas 40.000 personas, y dejó heridas a unas 60.000 más, que murieron en los días o meses siguientes. La bomba destruyó el 80% de la ciudad, y dejó un paisaje de ruinas, humo y silencio.
Impacto
El lanzamiento de las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki tuvo un impacto y unas consecuencias enormes, tanto para Japón como para el mundo. Para Japón, significó el fin de la guerra, y el inicio de una nueva era, marcada por la derrota, la ocupación, la reconstrucción y la modernización. Para el mundo, significó el inicio de la era nuclear, y el surgimiento de una nueva amenaza, que podía destruir la vida y la civilización. Las bombas nucleares plantearon nuevos dilemas y desafíos, tanto éticos como políticos, que siguen vigentes hoy en día. Las bombas nucleares también generaron nuevas voces y movimientos, tanto pacifistas como antinucleares, que reclaman el desarme y la abolición de las armas nucleares. Las bombas nucleares son un testimonio y un recordatorio de la capacidad humana para crear y para destruir, para el bien y para el mal, que nos interpela y nos responsabiliza.
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